Economía
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Mario Chamorro repasa cómo fue ser banquero en la Venezuela de Hugo Chávez

El actual director ejecutivo de proyectos estratégicos de Corpgroup -holding del grupo Saieh- arribó en 2003 a Caracas con la misión de liderar la expansión internacional de Corpbanca. Durante su estadía lidió con la intervención estatal, secuestros y una industria financiera muy distinta a la chilena. Este es su relato en primera persona.  

por:  Nicolás Cáceres E.
viernes, 08 de marzo de 2013
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"Trabajé en Venezuela entre febrero del 2003 y agosto del 2006. Llegué sólo un par de meses después del paro nacional y me tocó vivir el referéndum revocatorio del 2005. Si bien el país estaba dividido, los niveles de división estaban aún muy distantes de lo que me había tocado conocer en el período 1970-1973 en Chile.

Tenía chofer y un guardaespaldas, al igual que todos los gerentes generales de bancos, pero yo tenía menos que ellos, solo uno.

Me tocó estar también allá cuando se reimplementó -por que anteriormente también había existido- el esquema de control de divisas que buscaba evitar los ataques especulativos contra, en esa época, el bolívar (moneda local).

La industria bancaria en la que me desempeñé tenía características bastante distintas a las que a nosotros nos parecen habituales. Quizás la principal de ellas es que se trata de un mercado con represión financiera, característica que ha mantenido por más de 70 años y que explica los bajísimos niveles de bancarización del país. Se llama represión cuando las tasas de interés de los depósitos y los préstamos son superadas por la tasa de inflación. En otras palabras, se opera con tasas de interés reales negativas.

También se caracterizaba por ser altamente transaccional. La baja remuneración al ahorro, la falta de seguridad, el temor permanente por la nacionalización de los depósitos y la inestabilidad económica hace que la mayoría de las personas y empresas manejen sólo recursos líquidos, por lo que las sucursales de los bancos se distinguen por la enorme cantidad de cajas en cada una de ellas y la imperiosa necesidad de estacionamientos.

Sin embargo, los niveles de intervención gubernamental en la industria se hicieron cada vez más evidentes. La muestra más clara eran las "gavetas", denominación que se da a la obligatoriedad de invertir determinados porcentajes de la cartera de préstamos en distintos sectores de la economía. Cuando llegué, estaba la obligatoriedad histórica de tener el 17% del portfolio de préstamos en el sector agrícola.

Préstamos obligados

Cuando me vine, ya cerca de 50% de los préstamos debían destinarse obligatoriamente a distintos sectores, productos o segmentos de la economía, entre los cuales recuerdo el turismo, los préstamos hipotecarios (discriminados según el precio de la vivienda) y los créditos a los microempresarios. Se fijaron tasas mínimas a pagar por algunos tipos de depósitos y tasas máximas para algunos tipos de colocaciones. A pesar de ello, la actividad bancaria bien administrada era bastante rentable.

La gran tarea era predecir las devaluaciones, toda vez que los bancos extranjeros no teníamos la opción de proteger completamente el capital en dólares. El valor del tipo de cambio en Venezuela se mueve más con el comportamiento del gasto de gobierno que con el comportamiento de las cuentas externas, toda vez que los gastos son en moneda local y los ingresos son en su mayoría en moneda extranjera. Una devaluación resuelve, entonces, estos desequilibrios.

El resto de las actividades económicas del país también comenzó a sufrir por la llegada de la revolución bolivariana. Comenzó hacia fines de mi estadía una agresiva política de nacionalizaciones tanto de predios agrícolas como de empresas.

"Me tocó negociar un secuestro"

En un plano más anecdótico pero no por ello menos representativo me tocó, a poco de llegar, negociar el secuestro de uno de nuestros trabajadores. Si bien fue telefónico, me llamó mucho la atención la certeza de la suma pedida por los secuestradores respecto de lo que había en la bóveda. A pesar de negar el pago, el trabajador fue liberado. La hipótesis del autosecuestro se confirmó, pero la tensión del momento no se la doy a nadie.

También tuve una orden de arraigo por un juicio en contra de los gerentes generales de los principales bancos, autoridades regulatorias y del Banco Central por préstamos entregados en 1998 y 1999, que en el caso de nuestro banco no había entregado.

Los venezolanos son toda alegría y tienen una especial forma de ver la vida. Extrovertidos, de hablar fuerte y divertidos, hacen grata cualquier estadía.

No he vuelto a Venezuela hasta el día de hoy, pero la experiencia de trabajar en un país con esas características y en ese momento histórico fue, sin dudas, un gran desafío profesional. Mirado en perspectiva, y si bien los momentos de tensión fueron múltiples y frecuentes creo que, si volviera atrás, volvería a tomar la decisión de ir".

 Los diez años de Corpbanca en Venezuela

Fue en diciembre de 1996 cuando a través de un remate público, Corpgroup se hizo de las acciones del ex Banco Consolidado Venezuela que había caído en crisis y que había sido transferido al Fondo de Garantía de Depósito y Protección Bancaria (Fogade).

Durante los diez años de participación en el mercado financiero venezolano Corpbanca alcanzó a tener una participación de mercado de 2%, más de 600 mil clientes, 1.734 empleados, activos por US$932 millones, depósitos por US$727 millones y una rentabilidad superior al 35%.

El banco llegó a tener 110 sucursales, más de 300 cajeros automáticos y participó activamente del negocio de personas, en especial en tarjetas de crédito, donde alcanzó una cuota de 9%.

Pese a los buenos resultados, poco a poco las políticas económicas que aplicó desde 1999 el gobierno de Hugo Chávez fueron alejando al grupo Saieh de las tierras caribeñas, que finalmente optó por vender el banco para concentrar sus esfuerzos en mejorar el rendimiento de la matriz chilena.

A mediados de 2006, Corpbanca Venezuela fue vendido a Cartera de Inversiones Venezolanas, propietaria del Banco Occidental de Descuento.

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