Podrían reducir hasta en 30% el valor de la comida fresca en grandes ciudades donde transportarla, comprarla o cultivarla en granjas verticales dentro de edificios aumenta su costo considerablemente.
Este emprendimiento, nacido de la mano de un chileno, llegó con el propósito declarado de revolucionar el mundo de la agricultura. Y es que el gerente general de Patagonia Sur y fundador y director ejecutivo de la campaña Reforestemos Patagonia de la misma empresa, Matías Rivera, es un emprendedor innato, que vio en la escasez de alimento una oportunidad para crear una tecnología que cambiará la manera de cosechar productos en el mundo.
Todo surgió cuando Rivera estudiaba en Singularity University (una universidad creada por Google y la Nasa en Silicon Valley, California), la que, como él explica, "tiene como objetivo apalancar las tecnologías que evolucionan de manera exponencial para generar impacto positivo en el mundo", entre las que se encuentran la inteligencia artificial y robótica, nanotecnología, la medicina y neurociencia y estudios del futuro, entre otras, así como los grandes problemas de la humanidad como el agua, la comida y el medio ambiente.
Sólo 80 fueron los seleccionados de entre jóvenes de todo el mundo para estudiar durante diez semanas y crear un proyecto que solucione algún problema social y que tenga la capacidad de impactar a mil millones de personas en diez años.
En este contexto, junto con dos compañeros brasileños -Oren Pinsky, ingeniero químico y MBA de Columbia, y Erico Mattos, ingeniero agrónomo PhD en ingeniería en la Universidad de Georgia- decidieron solucionar el problema de la escasez de comida fresca en las grandes ciudades alejadas de predios agrícolas, donde este insumo es hasta un 70% más caro, principalmente por los costos del traslado.
"Pensábamos cómo puede ser que abunde comida en algunas partes y en otras sea tan escasa. Nos dimos cuenta de que el problema es que es muy cara o no hay poder adquisitivo para comprarla", explica Rivera. Según estimaciones de esta universidad, para el 2050 la población mundial crecerá otros 3 billones y el 80% vivirá en grandes ciudades.
Aunque en algunos países ya encontraron una solución a este problema, tiene un alto costo. En Singapur, Corea, Chicago, Japón y Suecia ya encontraron una respuesta: las llamadas granjas verticales, plantaciones hidropónicas o acuapónicas dentro de edificios construidos con espacios especiales para estos cultivos y que utilizan luz artificial para hacer crecer la comida. "El problema es que es caro en términos inmobiliarios y de la luz", comenta el emprendedor.
"Nos dimos cuenta también que muchas de las grandes ciudades están cerca del mar que no se está usando casi nada , sólo para transportar barcos como una gran carretera", agrega Rivera, quien enfatiza que "buscamos aprovechar esa área desocupada para cultivar comida sin tener los precios caros de los edificios y ganando los ahorros en distribución".
Aprovechar la luz y el agua del mar para solucionar un problema de la humanidad
Así llegó la solución: invernaderos flotantes que aprovechan el agua de donde se ubican para generar cultivos hidropónicos y abaratar los altos costos inmobiliarios y de energía, dado que funcionan con energía solar.
"Una de las cosas que hacemos es poner un estanque de peces abajo del cultivo. Los peces defecan y esa agua con nutrientes permite hacer un circuito cerrado donde los desechos biológicos de las plantas quedan en el agua, a la vez alimentan a los peces, los peces defecan y eso genera nutrientes a las plantas".
El sistema incluye la desalinización del agua, en caso de situarse en el mar, y su huella medioambiental es más baja, dado que "no genera residuos al entorno", explica Rivera.
Estos invernaderos se ubicarían en las costas de las ciudades, y el tiempo de cosecha sería el mismo que el de los cultivos en tierra . Según estimaciones hechas por sus creadores, con sólo una hectárea (10.000 m {+2} ) se podría satisfacer el 10% de la demanda anual de tomates frescos de la ciudad de Chicago (15 libras por persona; 2,7 millones de habitantes totales). Los invernaderos comenzarían cultivando principalmente lechugas y tomates y podrían abaratar los costos de las verduras hasta en 30%.
Otro de los beneficios de este sistema es que contribuye a paliar problemas como la mala alimentación de la población -y la obesidad- y la escasez de comida. Según estimaciones de la FAO, la producción agrícola necesita duplicarse de aquí al 2050 para satisfacer la demanda de población creciente, "por lo que hay que ponerse creativos para solucionar este problema", afirma Rivera.
Barco de emprendedores de California interesado
Actualmente los emprendedores se encuentran patentando el sistema de los invernaderos en Estados Unidos y, según cuenta uno de sus creadores, lo están testeando en una alianza con la Universidad de Georgia.
Además ya cuentan con su primer cliente en la costa de San Francisco: un barco llamado Blue Seed. "Como en Estados Unidos tienen los problemas de inmigración con los emprendedores, lo que hicieron es crear un barco ciudad a 18 millas náuticas que es donde se termina el territorio nacional. Así, la gente no necesita visa, trabaja al lado de San Francisco y puede viajar por el día y volver".
También están en conversaciones con los operadores de las granjas verticales de Chicago, ciudad junto al lago Michigan que posee agua fresca donde no está el problema de la desalinización. "Ellos ya están produciendo y vendiendo comida a través de estas granjas verticales y están interesados en trabajar juntos para aplicar algo similar a esto en Chicago", cuenta.
El proyecto fue votado entre todos los del programa de Singularity University (más de 17) como uno de los con más probabilidades de impactar a un billón de personas y ya cuenta con inversionistas interesados tanto en Estados Unidos como en Chile.
