La semana pasada el Comité de Ministros para la Innovación se reunió para afinar la agenda de medidas que tendrá el gobierno en 2013, año que fue denominado como el de la innovación.

En la reunión participaron el ministro de Economía, Pablo Longueira; de Educación Harald Beyer; la ministra del Trabajo Evelyn Matthei; el titular de minería Hernán de Solminihac y los subsecretarios Juan Carlos Jobet (Vivienda), Tomás Flores (Economía), Sergio del Campo (Energía), Julio Dittborn (Hacienda), Álvaro Cruzat (Agricultura) y Jorge Díaz (Salud).

El jefe de la división de Innovación del Ministerio de Economía, Juan Manuel Santa Cruz, cuenta que "el año de la innovación es consecuencia de las prioridades que tenemos como ministerio, que son: competitividad, emprendimiento e innovación, y para cada una se ha generado una política pública asociada emblemática".

En el caso de la innovación, Santa Cruz afirma que hay dos ámbitos que se quieren abarcar: la primera arista se enfocará en realizar "cambios estructurales", con medidas concretas como la ley de I+D que entrará en vigencia en septiembre y que busca incentivar que las empresas inviertan en investigación y desarrollo.

Para eso, ya realizaron foros regionales "donde convocamos gente del sector privado, de la academia y del sector público y les planteamos cuáles son las trabas que el Estado les está poniendo para que pueda innovar", afirma Santa Cruz, y agrega que con este tipo de iniciativas "estamos tratando de llegar donde el tipo que no está ni ahí con el gobierno, pero que quieren emprender no más". Estas mesas acaban de concluir su trabajo y los datos obtenidos están siendo procesados por Corfo.

Cambiar el switch hacia innovación

La segunda arista se refiere a generar cambios culturales para promover la cultura de la innovación. En ese sentido, uno de los focos es adaptar políticas exitosas en otros países "y en esa adaptación tu te das cuenta que hay ciertos sesgos que lo hacen muy difícil. Por ejemplo, en Estados Unidos un emprendedor es bien visto y valorado por la sociedad, e incluso el que ha fracasado es mejor visto que el que le achuntó a la primera. En Chile por el contrario, tu tratas de emprender y te va mal y quedas estigmatizado", señala Santa Cruz.

Para planificar la agenda de innovación se organizó el trabajo de manera similar a la que ha funcionado el Impulso Competitivo: "cada ministerio designa un encargado sobre la medida particular de ese sector y el equipo del año de la innovación va a tener que trabajar en ese sector", afirma. Así, esperan que dentro de cuatro semanas el presidente revise la agenda que se propone y después de eso "tengamos humo blanco".

Alianzas internacionales

"Una de las falencias que hemos visto en el sistema chileno de innovación es la transferencia tecnológica desde la ciencia a la empresa. Hoy los empresarios y los centros de investigación no conversan. Hay que crear vínculos y puentes. Una de las cosas que queremos hacer es traer esas experiencias que tienen otros países a nuestro país, importarlas de alguna manera y que vaya permeando y aprendamos cómo hacer eso. Eso te da luces de que estamos pensando en la conexión con otros países", afirma.

"Queremos que abarque todo el país y que sea transversal con os actores que hay detrás, una mezcla de Estado, mundo privado y la academia", agrega.

"No hay ningún país que pueda crecer sostenidamente y sustentablemente si no es a través de la innovación. Todos los países tienen un techo que en el caso de Chile está definido que nos permitirá crecer más o menos hasta US$20.000. Y eso al menos significa empezar a hacer cosas nuevas", afirma.