Cambió la TV por el mundo de los negocios. La ex conductora del “Buenos Días a Todos” e ingeniera comercial de la U. de Chile, Margot Kahl, pasó de lidiar con las cámaras al mundo gerencial, primero como gerente de Asuntos Corporativos de Sonda y hoy, de Mc Donalds.

Con esa experiencia, Margot ha vivido la lucha femenina por abrirse espacios. Aunque en Mc Donalds, el 50% de los gerentes son mujeres y el 57% de los jóvenes que trabajan en sus restaurantes son mujeres, tiene claro que les sigue costando llegar a cargos importantes.

Una situación que no se resuelve sólo con leyes, dice, sino con que los hombres tomen también conciencia.

—¿Cómo dejar la TV y entrar al mundo de los negocios?
—No es distinto a cualquier otro trabajo. Siempre estuve en la parte estratégica del programa, que es un producto. Esa experiencia fue una base bien sólida para lo que estoy haciendo ahora. La imagen de una marca no difiere de la de un programa o incluso de una persona. Por otro lado está mi estructura de ingeniera comercial que probablemente hizo que, incluso en la TV, yo fuera distinta.

—¿Qué dificultades encontró en un mundo tan masculino?
—No me gusta hacer diferencias. Fui a colegio mixto, entré a una carrera con mayoría de hombres en esa época y hay algunas diferencias de cómo tratan a las mujeres, pero son sutilezas. En el mundo laboral también, pero como me crié en un mundo parejo, no es un tema. Eso no quita que me de lata, por ejemplo, que todo el tema de los niños esté sobre los hombros de las mujeres.

Un posnatal de 6 meses es una ayuda, pero el real tema es con quién dejo a mis hijos después. Es tremendo que una mujer sea más cara para una Isapre en su edad fértil, porque el hombre también tiene edad fértil, nuevamente es cargarle los hijos a la mujer. Debiera compartirse. Sería justo que el hombre tuviera foro maternal y no se le pudiera despedir con un hijo chico.

“Había un profesor que todas las clases decía “Y la modelito sabrá?”

—¿Ha sufrido machismo?
—Cuando estudiaba en la Universidad de Chile, también trabajaba, vivía sola porque soy de Puerto Varas y no era nada de fácil. Uno de esos trabajos era de modelo y a veces debía faltar a clases. Había un profesor que todas las clases decía “¿Y la modelito sabrá?”, para mala suerte suya fui la mejor alumna del curso.

—¿Y le ha pasado algo parecido en el mundo de los negocios?
—Es cosa de ir a las estadísticas y ver qué cargos ocupan las mujeres. Eso no se vive en Mc Donalds, aquí somos la mitad mujeres y la mitad hombres.

—Pero muchos dicen que contratar a una mujer es más caro: si queda embarazada, estará 9 meses fuera.
—Nos guste o no es una realidad. La mujer se ha tenido que ir abriendo espacios, no porque nos los regalaran, sino que porque hemos luchado a brazo partido.
Tenemos siglos para atrás, no es fácil sacarse la culpa, el deber ser de estar siempre estupenda, el gimnasio, la ropa, que los niños sean los mejores en el colegio y tener la casa impecable. Sería bien grato que los hombres agarraran algunas de las pegas que son ingratas para nosotras.

—¿Eso ha ido cambiando?
—Sí, ya la mujer carga con mucha menos culpa, ni se cuestionan si trabajar o no y la situación económica no lo permite, porque vivir con un sueldo es difícil.

—Aun así, entre un hombre y una mujer, las empresas siguen prefiriendo al primero.
—Esa decisión en general la toma un hombre.

—¿Qué cambios legislativos son necesarios para aumentar la contratación de mujeres?
—Es algo mucho más profundo que una ley, tiene que ver con una toma de conciencia de los hombres, que no les de vergüenza decir que en la tarde no pueden ir porque el hijo está enfermo, “y mi señora no puede”.