Economía
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Bernardo Larraín, Porter y el nuevo “poder” ciudadano: “La empresa debe adaptarse”

Larraín admitió que el escenario de mayores demandas ciudadanas ha implicado, entre otras cosas, “que hoy sea más difícil desarrollar nuevos emprendimientos y proyectos.

por:  La Segunda
viernes, 20 de mayo de 2011
Porter, Kast, Larrain

Michael Porter, Felipe Kast y Bernardo Larraín en el encuentro organizado por Fosis, Icare y Colbún.


Foto La Segunda

Han sido semanas intensas para Bernardo Larraín, gerente general de Colbún, la eléctrica del grupo Matte. Apenas la Comisión de Evaluación Ambiental de Aysén aprobó la construcción del proyecto HidroAysén, —propiedad de Endesa y Colbún— se han sucedido protestas en varias ciudades del país.

En este contexto, el martes pasado Larraín compartió escenario con el gurú de la innovación y académico de Harvard, Michael Porter, en un seminario del Fosis, Icare y Colbún. Frente a un selecto grupo empresarial y sin nombrar las polémicas centrales en Aysén, Larraín abordó el desafío de hacer empresa en este nuevo escenario ciudadano.

Tras repasar el rol del libre mercado y del capital privado en el crecimiento de Chile, Larraín dijo estar “consciente que la empresa enfrenta un nuevo contexto: Mayores demandas ciudadanas. Mayor empoderamiento de las personas: indirectamente a través de organizaciones como las ONGs o directamente por las facilidades de los medios digitales. Los proyectos están permanentemente bajo una lupa ciudadana. Los impactos locales de una operación, hoy tienen interés global”.

¿Cómo enfrentarlo? “Las empresas deben poner en el centro de sus estrategias la creación de valor para sus stakeholders convenciéndose de que, uno, no es contradictorio con la maximización del valor para sus accionistas y, segundo, es fundamental que la empresa privada goce de confianza pública y de legitimación”, afirmó.

Admitió que esto ha implicado, entre otras cosas, “que hoy sea más difícil desarrollar nuevos emprendimientos y proyectos. Ello se refleja, entre otras cosas, en extensos e inciertos procesos de tramitación de permisos y en elevadas exigencias para lograr la llamada licencia social para operar. A qué se debe esto? ¿Sólo a una repentina politización y des-tecnificación de las tramitaciones de permisos ambientales? Es innegable que hay mucho de esto y que se requiere una acción decidida del Estado para objetivizar, tecnificar y agilizar las tramitaciones de permisos ambientales y otros, sin bajar una ápice los estándares ambientales”.

Larraín señaló que ha aumentado “la visibilización de demandas ciudadanas y de comunidades que están más empoderadas. Incluso detrás del movimiento ambientalista, no sólo hay una legítima y necesaria preocupación por el medio ambiente, sino que también se esconde una velada protesta por demandas sociales insatisfechas. Esto ha generado un espacio que lo han tomado líderes e instituciones regionales, algunos políticos, y ONGs, lo que ha representado un desafío complejo y nuevo para la empresa privada”. El desafío: ganarse un espacio “demostrando cómo su existencia, sus proyectos, sus iniciativas de RSE, y su convivencia con su entorno generan valor para el país, para la comunidad y para las empresas. La empresa privada debe adaptarse”.

En este nuevo contexto, continuó, es fundamental evolucionar desde la filantropía, a la RSE que genera valor para el entorno y para la empresa. “En Colbún hemos experimentado la complejidad del contexto en los proyectos que hemos y estamos desarrollando. Hemos pasado por la secuencia que describí. Y en este proceso hemos aprendido de manera empírica, desde nuestros problemas, crisis y errores”, dijo.

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