“Hoy los precios están buenos, y cualquiera que tenga una operación minera está ganando mucha plata. No sabemos hasta cuándo durará”, dice Cristián Thiele, gerente general del proyecto ubicado en la II Región.
Cristián Thiele, gerente general del nuevo proyecto minero del grupo Luksic, se siente hoy como anfitrión de un bautizo con invitados “vip” que parten por el propio Presidente Piñera y el ministro Laurence Golborne, y abarcan a lo más connotado de la minería chilena.
Y es que el proyecto minero que Thiele tuvo bajo su alero por casi 10 años hoy hizo su “estreno en sociedad”: la mina Esperanza, controlada por Antofagasta Minerals.
Cuenta que su gestación fue larga, ya que se trata de los pocos “greenfield” que por estos días se inauguran en Chile. Esto significa que la mina partió desde cero.
El nacimiento fue a comienzos de febrero, cuando la minera en su marcha blanca realizó su primer embarque de cobre a Japón. A los pocos días de que el primer barco de la firma recalara, la nación fue devastada por el megaterremoto de 8,9 grados.
Justamente la demanda de ese país podría ser un impulso para el precio del cobre, dice Thiele, considerando la rapidez con que está enfrentando el proceso de reconstrucción, que requiere de metales como el cobre. “Las posibilidades que aumente la demanda por la reconstrucción es fuerte”, asegura.
Los clientes que recibirán cobre del proyecto, ubicado en Sierra Gorda, II Región, no sólo son japoneses, sino también chinos, coreanos y de distintos países de Europa. Los contratos de entrega ya están firmados.
La inversión en Esperanza fue de US$ 2.600 millones, constituyéndose en la más grande que ha hecho Antofagasta Minerals —presidida por Jean Paul Luksic— en su historia.
Thiele, que ha estado ligado a la minería por más de 20 años, afirma que el desafío de hacer nuevos proyectos en Chile es cada día más complejo. “Está siendo más difícil desarrollar proyectos para las empresas mineras, y para los bancos, financiarlas, porque hay menos disponibles. Como las leyes son más bajas, primero uno tiene que ver que desde el punto de vista económico funcione. Hoy uno ve que no hay proyectos de menos de US$ 3.000 millones”.
De hecho, esta mina tiene una ley de mineral baja, de 0,5%, dice el ejecutivo. La producción estimada para este año son 159.000 toneladas de cobre fino y 286.000 onzas de oro. Con esto, el grupo aumentará su producción de 500 mil toneladas de cobre fino a 700 mil, un alza de 40%.
“Hoy los precios del cobre están buenos, y cualquiera que tenga una operación minera está ganando mucha plata. Pero no sabemos hasta cuándo durará”, anticipa Thiele, sin hacer proyecciones para el metal.
No obstante, advierte que uno de los principales escollos que hoy enfrenta la industria minera es el alto precio de la electricidad. “La energía es el gran desafío del país. No sólo para nosotros como industria minera, que somos fuertes consumidores. Ahí nos aprieta el zapato”, asegura.
Minera Esperanza ya tiene contratos de abastecimiento eléctricos con la Central Térmica Hornitos de GDF Suez. El valor de la energía pone barreras a la competitividad de la industria, asegura.
“Estamos dentro de los países con precios de energía más altos. Y con precios altos del cobre como hoy, todo el mundo puede sobrevivir. El desafío es cuando salgamos de este ciclo de buenos precios”, explica.
Respecto de las preocupaciones de la industria minera por altos costos, afirma que “la solución no está en nuestras manos. Este tema está en manos de los generadores”.
A la vez plantea que, para el largo plazo, ven con buenos ojos “una señal muy clara de que el Ministerio de Energía y Minería es uno sólo. Ahí están puestas las esperanzas, porque el tema va amarrado, y la idea es que Chile no pierda competitividad”.
12% de mujeres en la mina
Uno de los desafíos de este nuevo proyecto de Antofagasta Minerals estuvo en el reclutamiento de personal. Dos años antes de entrar en producción comenzaron a formar a jóvenes que en IV medio pudieron hacer un curso extra en su currículum para ser operarios de la planta concentradora de la mina. Se inscribieron 300 jóvenes para 70 cupos disponibles. “Son tremendos, y ya nos están levantando estos operadores”.
La incorporación de mujeres también fue clave. Thiele sostiene que esta operación tiene 12% de dotación femenina, “el doble del promedio nacional, que está en torno a 6%”. Cuando abrieron las postulaciones a la mina, se presentaron dueñas de casa sin licencia para conducir un auto.
“Hoy las tenemos operando camiones mineros, con licencia clase D”, dice entusiasmado.
“Queremos que más mujeres se interesen en la minería. Es una fuente de trabajo de alta calidad, nivel técnico, buenas condiciones económicas”, dice el gerente.
La mina, alcanzó un peak de 14.000 trabajadores durante su construcción. Ahora, en operación, la dotación propia —que ya está toda contratada— alcanza a las 1.300 personas: 750 trabajadores propios y 500 contratistas, la mitad asociados a labores de transporte y alimentación, y el resto a mantenimiento.
Entre las innovaciones también está, ser uno de los primeros yacimientos del mundo en operar 100% con agua de mar. Su consumo equivale a 600 litros por segundo, lo mismo que demanda al día la ciudad de Antofagasta.