El imperio que ha construido el magnate brasilero Eike Batista abarca desde la explotación de recursos naturales hasta negocios tan diversos como la gastronomía. En ésta última es donde recibe a sus potenciales socios, en Mr.Lam, un restaurant chino que abrió en uno de los barrios más lujosos de Río de Jainero, junto al jardín botánico y con vista a la laguna Rodrigo de Freitas.

La excentricidad del octavo hombre más rico del mundo, según la revista Forbes, lo impulsó a traer el estilo del chef Lam a su país, luego de comer 28 brochetas de pollo en su local neoyorkino.

En la mayoría de los proyectos de Batista, el símbolo del sol está presente. Está en las oficinas corporativas de su holding, llamado EBX, y también en todas las empresas del grupo, cuyo headquarter está ubicado en una de las avenidas más grandes de Río-Praia do Flamengo.

En Chile, ya tiene licencia para que “el imperio del sol” se ponga a 80 kilómetros de Copiapó, a través del proyecto termoeléctrico Castilla, que requiere una inversión de US$?5.000 millones. La iniciativa se aprobó a fines de febrero, con bastante oposición de por medio, aunque, hasta ahora, no caló en la opinión pública como la fallida central Barrancones de GDF Suez en la IV región.

“Como empresa cumplimos con lo que tiene que cumplirse. La gente no tiene que estar nerviosa”, afirmó hoy Batista en su primera conferencia de prensa con varios medios chilenos.

Junto con defender su proyecto termoeléctrico, aseguró que las soluciones para captar emisiones se demorarán entre tres y cinco año, porque están desarrollando tecnologías en base a micro y macroalgas, que al captar carbono pueden generar biodisel.

El proyecto Castilla subió su monto de inversión en casi US$?600 millones desde su planificación inicial. Según el gerente general de la iniciativa, Pedro Litsek, esto se debió a la publicación de la normativa para termoeléctricas de Chile, que es más restrictiva que la que sugiere el Banco Mundial. “Hoy un proyecto mejor”, aseguró el ejecutivo. De hecho indicó que ocuparán la misma tecnología que tiene una planta en Alemania de la empresa Evonik, que es socia de Batista en algunos proyectos en Brasil.

El proyecto Castilla generará 2.227 MW, con tres unidades a carbón y una a diésel. También contempla un puerto multipropósito que también podría ser usado por mineras, y la instalación de una planta desaladora que producirá 740 litros por segundo, donde la mayoría va a ser consumida por proyectos mineros, dijo Litsek.

En su encuentro con la prensa, Eike Batista hizo una fuerte crítica a la política energética chilena. “Encuentro impresionante cómo no hay un plan de 10, 20, 30 años a futuro para la energía. Se vive en crisis constantes desde los ’90”, dijo enfático.

En ese sentido, destacó que Castilla generará más movimiento en el “poco competitivo mercado chileno”, cuyos precios alcanzan hoy los US$ 200 por MWh, que calificó como “una locura”.

“Nos interesa la generación hidro”

Las inversiones de Batista no sólo se limitan al proyecto Castilla, sino que también incluyen un proyecto minero llamado Patricia, que produciría hierro en la III región y un también un proyecto inmobiliaria. Este último va de la mano de la señal de Real State de Batista, llamada REX, esta iniciativa busca construir un proyecto de segunda vivienda dentro de la Hacienda Castilla, donde se ubicara también el proyecto termoeléctrico.

Hoy, Batista aseguró que, además de estos emprendimientos, le interesa la generación hidroeléctrica en Chile. Consultado si se uniría al proyecto Hidroaysén, que hoy desarrollan las eléctricas Endesa y Colbún, señaló que “nos gustaría participar si ellos aceptaran nuestra visión” aunque aclaró que no han sido invitados.