Solicitud de quiebra presentada por la misma empresa asegura que la deuda es de unos US$50 millones. Tres principales acreedores serían los socios de Aconex, Fernando y Alejandro Barros, además de Banco Estado.
El 17 juzgado civil de Santiago decretó hoy la quiebra de una de las empresas exportadoras más tradicionales del país, Aconex, propiedad de la familia Barros, fundada en 1976.
Tras profundas diferencias familiares y societarias entre el presidente y fundador Fernando Barros y su hijo y gerente general, Alejandro, la semana pasada la misma compañía solicitó su quiebra. Cómo síndico a cargo de la fallida fue designado Patricio Jamarne.
Según señala la solicitud de quiebra presentada por Aconex, los tres mayores acreedores de la empresa son los siguientes: el presidente y socio de Aconex, Fernando Barros Freire, a quien se le deben unos $4.700 millones; el Banco Estado a quien se le deben $3.400 millones y Agrícola Campusano, a la que adeudan $ 1.700 millones. Esta última sociedad es propiedad del gerente general y socio de Aconex, Alejandro Barros.
Según el mismo texto —presentado por los abogados Nelson Contador y Luis Felipe Castañeda—, el total de pasivos de Aconex alcanza $24 mil millones, unos US$50 millones.
La fallida negociación con los bancos
Fuentes que conocen el proceso aseguran que la estrategia inicial de Aconex fue negociar con los bancos con el objetivo de solicitar un convenio judicial preventivo y así poder llevar a cabo una liquidación ordenada de los bienes.
Todas las instituciones financieras visitaron la empresa el lunes 7 de marzo y se les habría explicado que, según las estimaciones de la empresa, a través de un convenio era posible pagar el 100% de los créditos laborales, el 100% de los créditos con garantía y algo más del 52% de los créditos valistas, situación que ellos consideran inviable en un escenario de quiebra.
Los bancos habrían rechazado la posibilidad. Consultado el abogado Luis Felipe Castañeda sobre la determinación de los bancos de no apoyar el convenio propuesto por Aconex, dijo que “respetamos el análisis y la determinación a la cual llegaron los bancos pero no la compartimos; ahora bien, si no contábamos con el apoyo de las entidades financieras, necesariamente tuvimos que pedir la propia quiebra”.
Dentro de los documentos presentados en la solicitud de quiebra, Alejandro Barros expone las razones por las cuales se llegó a esta situación. “Hasta enero del año en curso, la operación de la compañía se desarrollaba normalmente (…); sin embargo, con fecha 14 del mismo mes del año en curso y ante el 20° Juzgado Civil de Santiago, el socio de esta Compañía, Fernando Barros Freire, dedujo cuatro demandas ejecutivas en contra de su propia sociedad, la Exportadora Aconcagua, reclamando el pago de $4.897 millones”, dice el texto firmado por Alejandro Barros.
A raíz de dicha acción, dice la misiva, “el ejecutante trabó embargos sobre las cuentas corrientes con las cuales opera la Compañía y sobre el crédito Fiscal, que emanan de los procesos de exportación que normalmente se desarrollan, con lo cual se produjo una paralización automática de sus operaciones”.
Fernando Barros tiene una opinión diferente. Niega que la situación que vive la empresa sea su culpa. Asegura que la deuda que mantiene la empresa con él se debe a un crédito que mantenía Aconex con el Banco de Chile y que él pagó.
"La Segunda" consultó a Luis Felipe Castañeda acerca de versiones del sector agrícola, que afirman que Alejandro Barros habría formado una nueva sociedad llamada exportadora Farms, a través de la cual estaría exportando fruta. “Como Aconex estaba paralizada a raíz del embargo, era imposible comercializar la fruta. Por esta razón, se creó un canal de exportación llamado Farms, para así poder continuar comercializando la fruta de Agrícola Campusano y de otras empresas. En todo caso esta situación fue puesta en conocimiento de todos los acreedores financieros”, explicó Castañeda.