Santiago. - Chile eligió hoy a su capitán, Claudio Bravo, para lanzar un mensaje de firmeza y tranquilidad dos días antes de jugar ante Argentina la final de la Copa América.
"Nosotros jamás tenemos miedo a ningún equipo", dijo Bravo. "Sí tenemos el máximo respeto a todas las selecciones. La palabra miedo no la ha pronunciado ningún compañero".
Chile juega en casa, en el Estadio Nacional de Santiago, pero la historia es abrumadoramente favorable a Argentina, bicampeona mundial y 14 veces ganadora del torneo continental.
La "Roja", por el contrario, nunca ganó un título con la selección mayor. Sus mejores resultados fueron cuatro subcampeonatos en Copa América y un tercer puesto en el Mundial que el país organizó en 1962.
En los duelos directos la estadística tampoco habla en favor de los chilenos, cuyo único triunfo en partido oficial ante Argentina fue en octubre de 2008 durante las clasificatorias para el Mundial de Sudáfrica 2010, cuando Marcelo Bielsa dirigía el equipo.
No obstante, Bravo insistió en que tanto él como sus compañeros viven las horas previas al partido con "tranquilidad" y aseguró que el equipo no renunciará a su estilo de juego ofensivo pese a enfrentarse a un combinado en el que juega Lionel Messi, cuatro veces ganador del Balón de Oro, y que en semifinales trituró a Paraguay por 6-1.
"Si renunciamos a nuestra identidad sería regalar la final", dijo el arquero del Barcelona. "Tenemos que hacer lo que hicimos en aquel partido de la clasificación (de 2008), que se vio a un Chile muy aguerrido, que quiere jugar de igual a igual con cualquier selección. Tenemos una bonita posibilidad jugando en casa ante nuestro público", agregó.
"Así es como el equipo se siente más cómodo, no vamos a salir a jugar de otra forma. Sería regalar un partido que queremos ganar", dijo Bravo. "Me preocuparía si estuviéramos todos metidos atrás, nos hicieran goles y no llegáramos a su arco".
Para contrarrestar a Messi, el arquero cree que su equipo debe hacer una defensa escalonada, sin una marca individual, porque Argentina no sólo tiene al crack del Barcelona como arma desestabilizadora.
"No es fácil (marcarlo), viendo la calidad de Leo, pero el fuerte de nuestro equipo es el grupo. No vamos a poner una marca que lo siga los 90 minutos, sino que cada uno tiene que hacer su papel para tratar de neutralizar a Leo", dijo.
"En realidad, tenemos que ocuparnos de Argentina en completo. Argentina destacó por cómo rindió en grupo, no solo en lo individual", explicó el arquero del Barcelona.
Según el capitán, que desmintió también que el delantero Alexis Sánchez esté lesionado, el equipo chileno está "tranquilo" porque muchos de sus jugadores han tenido "experiencias similares" con sus clubes.
"Estamos preparados, sabemos la forma en la que tenemos que jugar. En ningún partido, sea en clasificatorias, en el Mundial o en Copa América, hemos sido una selección que haya entregado el balón o se haya metido los 90 minutos atrás dependiendo a lo mejor de un saque de esquina o balón parado. Siempre ha tratado de jugar, de meter al otro equipo en su campo, de hacer una presión asfixiante. Ese tiene que ser el Chile que vamos a seguir viendo", aseguró.
Bravo admitió que la final tiene "emocionalmente un plus extra" y reveló que el plantel se enfadó cuando tras la semifinal ante Perú, por motivos de seguridad, el autobús que los trasladaba a Juan Pinto Durán, su lugar de concentración, modificó su trayecto habitual.
"Estábamos supermolestos", señaló. "Estamos habituados a ver la gente que nos espera, que sale de sus casas a saludarnos".
Con sus palabras, Bravo demostró también ser consciente de la importancia que el partido tiene para la moral de un país que en los últimos meses vivió turbulencias políticas y sociales, con huelgas estudiantiles y escándalos de corrupción en la política.
"Nosotros no jugamos para ser la mejor selección de la historia de nuestro fútbol, sino que jugamos para que de una vez por todas logremos algo como país, logremos tener un título", dijo Bravo. "Para muchos jugar una final ya es sinónimo de sentirse pagados, para nosotros no, no nos compensa. Nos genera felicidad estar en una final, pero queremos ganar".
"Tenemos sumamente claro que con 90 minutos de fútbol podemos transmitir una alegría inmensa a mucha gente, que olvide sus problemas. Qué mejor que lograr una Copa América jugando en casa, donde como país hemos tenido situaciones complejas", concluyó.
