Ratings, millones en apuestas, comerciales y el show de Katy Perry, entre otros, lo hicieron un espectáculo inolvidable.
Pero, como siempre, el impacto del Super Bowl disputado anoche en el majestuoso Estadio de la Universidad de Phoenix, en Arizona, va más allá.
La cadena NBC, que tenía los derechos televisivos, aún está sacando las cuentas de la transmisión, pero todas las estimaciones de los especialistas apuntan a que se superó el récord de audiencia impuesto el año pasado, con más de 115 millones de telespectadores.
Lo mismo ocurre con el flujo de apuestas, que tuvo la ventaja de beneficiarse con un partido que no se definió sino hasta los últimos segundos; cálculos preliminares hablan de un flujo que bordeó los 7 mil millones de dólares.
Pero hay marcas que ya se sabe fueron rotas. Una fue en redes sociales, ya que se registraron más de 28 millones de tuiteos durante el juego.
Otra fue la de valor de entradas, ya que la expectación era tal que los fanáticos cancelaron hasta 7 mil dólares en la reventa... casi 4 millones y medio de pesos chilenos.
Como es habitual, el espectáculo del medio tiempo estuvo entre lo más comentado. Sumando y restando, el colorido espectáculo que dio Katy Perry, quien incluso voló colgando de una estrella fugas, e incluso las participaciones de Lenny Kravitz y Missy Elliott fueron bien recibidas.
Más le vale, porque se calcula que Bruno Mars incrementó las ventas de su álbum en 92% tras su presentación el año pasado.
Además, la locura alrededor del Super Bowl es la panacea para las grandes compañías. Durante el partido hubo más de 40 comerciales, cuyo valor fue de 4,5 millones de dólares por sólo treinta segundos de emisión.
Sin embargo, el mayor impacto se generó con los 16 trailers que se exhibieron, y que fueron desde películas infantiles ('Los Minions' y 'Bob Esponja') hasta superproducciones ('Terminator Genesis', 'Mundo Jurásico', 'Los Vengadores 2'), pasando por producciones controversiales como la adaptación de 'Las 50 Sombras de Grey'.
Incluso el Presidente Barack Obama, apasionado por los deportes, aprovechó la vorágine del Super Bowl. Minutos antes del juego dio una entrevista, donde habló de todo, desde sus disputas con el Partido Republicano hasta los conflictos con Medio Oriente.