El nuevo representante de la corporación en el directorio de la concesionaria espera imponer sus ideas en una mesa controlada por los grandes accionistas. Critica a Vial y a Mosa, y advierte: "el club no es un juguete".
Carola, la mesera de "Donde Maxito" -la mejor picada para comer acá en la Vega, según Alejandro- le tiene lista la mesa y la sopa de entrada. "Trabajo cerca y de verdad es que no hay como almorzar en la Vega, que además es un lugar intrínsecamente colocolino, popular", cuenta Zúñiga, vicepresidente de la corporación alba que renovó su plana directiva en diciembre de 2014, quedando el abogado Fernando Monsalve como timonel en lugar de Raúl Labán.
-¿Se imagina al Vial, Mosa y al resto de los directores de Blanco y Negro almorzando en la Vega?
-Difícil, ellos tienen su estilo de vida y no creo que lo cambien para tratar de enganchar con el colocolino, ya que para eso hay que hacer otras cosas.
Alejandro Zúñiga proviene de una familia colocolina de Cerro Navia, donde la abuela era la voz cantante, la que motivaba a sus nietos a seguir la bandera del Cacique. "Ella fue la que me impulsó a seguir al equipo, pero en la casa nadie iba al estadio. A los 14 años fui por primera vez a una final de Copa Chile que perdimos ante Unión Española", recuerda.
En 1992 se hizo socio de Colo Colo, pero comenzó a interesarse en la política interna del club luego de la bullada quiebra de la institución a fines de 2001: "Eso nos abrió los ojos y el deseo a muchos hinchas por conocer más de cerca la situación administrativa del club".
Ese interés se transformó en oposición. Hinchas molestos y ex dirigentes se agruparon y formaron movimientos sociales para enarbolar la bandera de lucha contra la llegada de Blanco y Negro, que se hizo cargo del club el 2005
Así fue como Zúñiga lideró en 2010 la creación de Colo Colo de Todos, organización que logró instalarse en la testera de la corporación (son 18 integrantes) y junto a Richard Franjola acceder a la mesa de Blanco y Negro, a nueve meses de la renuncia de Carlos Caszely y Walter Oliva.
Ambos comparten ahora directorio con Leonidas Vial, Alfonso Gómez, Arturo Salah, Aníbal Mosa, Paul Fontaine, Pedro Grau y Leonardo Battaglia, estos dos últimos representantes de Hernán Levy.
-¿Significa algo para usted estar en ByN?
-No tengo ningún interés personal con esta asignación y tampoco me representa algo especial. Solo representar a los socios. Ahora estamos iniciando un proceso de coaching con unos abogados para saber manejarnos de buena manera en un directorio de una sociedad anónima. La idea es poder entender bien nuestros derechos y deberes.
-Tuvo su primer cara a cara con el directorio el miércoles 21 de enero, ¿les pudo decir lo que piensa de la concesionaria?
-Fue una reunión más bien para conocernos. Les manifesté que no somos afines al modelo y que tenemos la legítima aspiración de recuperar el club para los socios, pero que sin embargo, durante este periodo de convivencia con ellos actuaríamos dentro del marco institucional.
Tanto Zúñiga como Franjola se encontrarán con el problema que han tenido siempre los dos representantes de la fallida mesa alba en la concesionaria: chocar de frente contra el incontrarrestable poder accionario.
El directorio de ByN está integrado por nueve directores, de los cuales siete representan el 79,5% de la propiedad del club (según las acciones suscritas en la última Junta de Accionistas). Los directores de la corporación, como ahora Zúñiga y Franjola, nunca han podido imponer sus criterios o afectar en la toma de decisiones al verse siempre en desventaja de votos.
Los bloques Vial, Mosa y Levy controlan y marcan su distancia respecto de estos dos directores, quienes finalmente ven reducido su campo de acción, hasta ahora, a una inoficiosa lucha por defender los intereses de los socios bajo la consigna de querer recuperar el club.
"Eso es lo que buscamos, que el club vuelva a sus hinchas. Por el momento queremos beneficios en las entradas. Hoy el socio paga la misma cantidad que cualquier hincha, pese a tener un compromiso con el club al cancelar su cuota social", dice.
-¿Tiene claro que sus dos votos en la mesa difícilmente doblegarán a los siete de los accionistas controladores?
-No siempre se ha dado un cruce de ideas de verdad. Nuestro primer representante fue Cristián Varela, ex presidente de Blanco y Negro y con ideas afines con los accionistas, lo mismo pasó con Carlos Tapia. No había intereses contrapuestos. Caszely y Oliva alcanzaron a estar en apenas una reunión. Nosotros planteamos nuestras inquietudes a Arturo Salah y al directorio y advertimos la voluntad de abrirse a nuestras peticiones respecto de los socios, lo que es una buena señal.
-¿Puede el Club Social administrar Colo Colo?
-Hoy no es fácil para una corporación administrar un club, ya que la ley impide su existencia a menos que tenga números azules, por eso todos se transformaron en sociedades anónimas. Nosotros nos planteamos hacer una buena gestión y demostrarle a la gente que sí podemos manejar un club.
-¿Qué pasó con los dineros recaudados en la campaña realizada el 2013 que reclutó a más de 35 mil socios?
-Creemos que una buena parte se fue al básquetbol, pero hemos solicitado una auditoría para tener claridad sobre esos dineros. No queremos acusar a nadie, primero veremos qué arroja el informe.
-¿Cuál es el argumento fuerza de la crítica que le hacen a Blanco y Negro y qué espera representar como director del club social?
-Blanco y Negro no ha entendido lo que significa Colo Colo. Este club no es un juguete. En su historia ha vivido muchos periodos de inestabilidad financiera, pero eso nunca impidió que siguiera desarrollándose y creciendo. Se ganaron títulos, se construyó un estadio y se ganó la Libertadores. Esto no es una inversión más. Hoy el club está cerrado, lo tienen tapizado de letreros publicitarios que impiden a la gente ver las prácticas desde la calle, como antes. Para pagar una cuota social, entramos de a uno al estadio. Ese no es el trato. Todo esto el directorio no ha sabido captarlo.
-¿Qué opinión tiene de Leonidas Vial?
-Entiendo que no es hincha de Colo Colo. La verdad es que no lo conozco y hoy lo veo involucrado a un tema muy complejo como lo es el caso Cascadas, que involucra los ahorros previsionales de millones de chilenos, donde seguramente debe haber muchos colocolinos.
-¿Y de Aníbal Mosa?
-Lo conocí hace poco. Es bastante espontáneo. Parece ser hincha, pero una vez dijo que los que deciden deben estar revueltos con el proletariado, una frase desafortunada que cuesta olvidar. En Colo Colo siempre hubo un sistema presidencial muy fuerte, pero nunca fue un fundo. Ellos pueden querer manejar el club como acostumbran en sus empresas, pero jamás habrá una relación patrón-empleado con un colocolino, porque no se lo va a aguantar.
-¿Qué percepción tiene de Arturo Salah y de su continuidad como presidente para un siguiente periodo?
-Se le cuestionó porque estuvo vinculado al archirrival, pero como entrenador los únicos títulos que tiene son con Colo Colo. Creo que fue una apuesta arriesgada ubicarlo en ese cargo. Aún no hemos discutido sobre su continuidad.
-¿No parece algo contradictorio integrar un mesa que tanto han criticado?
-Mi hija me dijo que ahora cuando canten contra Blanco y Negro me va a cantar a mí también. Lo que pasa es que no podemos restarnos de un espacio donde es posible dar la pelea. Pueden haber críticas, pero los socios nos conocen y cuando ellos digan que no vayamos más al directorio, no iremos, así de simple.
