La rivalidad entre los gigantes sudamericanos cumple un siglo, pero los estadísticos de ambos países no coinciden sobre cual ha vencido más veces.
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En el Estadio Nacional de Beijing -el famoso "Nido de Pájaros" de los Juegos Olímpicos del 2008-, Brasil y Argentina se enfrentarán una vez más. Ambos están comenzando nuevos procesos técnicos tras el Mundial, con Dunga y Gerardo Martino, y por eso presentarán sus planteles estelares, liderados por Neymar y Lionel Messi, quienes aunque compañeros y amigos en el Barcelona español, tienen prohibido fraternizar en el marco de un choque que va más allá de lo deportivo.
Hay un hecho de la causa: ambos países no se ponen de acuerdo sobre el total de partidos entre ellos, ya que suelen considerar el total que más les acomoda.
Según la FIFA, desde que jugaron por primera vez hace casi un siglo, en septiembre de 1914 en Buenos Aires, se han enfrentado 95 veces con un equilibrio casi total: 24 empates, 36 triunfos de la "albiceleste" y 35 del "Scratch".
Sin embargo, existe una serie de duelos no reconocidos formalmente, o partidos que se jugaron a comienzos de siglo de los que se tienen registros incompletos, que los estadísticos de cada lado de las cataratas del Iguazú consideran o no como válidos, dependiendo lógicamente de lo que más les convenga.
Pero eso no es todo. Los brasileños destacan su ventaja de 5 a 2 en títulos Mundiales y que tienen registro favorable en los duelos cara a cara en la máxima cita. Los trasandinos, en cambio, apuntan a sus 14 Copas América (contra 8) y que poseen dos medallas de oro olímpicas, el único logro que la "Canarinha" no ha ganado.
La rivalidad, por cierto, también se traspasa a las competencias juveniles e incluso a los torneos internacionales de clubes, con la Copa Libertadores como el principal campo de batalla.
"La envidia es mutua", reconoció hace unos años el ex seleccionado argentino Roberto Perfumo.
Por cierto, el eterno debate entre Pelé y Maradona para determinar quién es el mejor jugador de la historia tiene tanto que ver con sus habilidades y logros individuales como con los colores que representaban.
"Ganarle a Brasil es como un orgasmo", dijo alguna vez Diego, muy en su estilo.
En el mundo hipertecnologizado del siglo XXI, a veces la imagen de las rivalidades sin cuartel parece más testimonio de épocas pasadas que reflejo de la realidad.
Pero eso no pasa con Brasil y Argentina.
El último ejemplo fue en el Mundial, cuando ambas hinchadas se enrostraban las victorias propias y, sobre todo, las derrotas ajenas.
"Es el clásico más importante que se puede dar a nivel de selecciones", apuntó Martino en la previa. "Se juegue donde se juegue, tiene una gran trascendencia por la historia y, ahora, por los jugadores".
El análisis del "Tata" va más allá de Messi y Neymar, las estrellas más mediáticas, ya que se trata de planteles de lujo con figuras que copan las principales ligas del mundo; según el portal especializado 'Transfermarkt', el valor combinado de los dos equipos supera los 700 millones de dólares.
Su presencia en China, de hecho, ha desatado histeria colectiva, al punto que en el centro de Beijing se erigieron estatuas de los jugadores principales y los poco futbolizados hinchas locales agotaron las entradas en cuestión de horas.
Sólo serán 80 mil los privilegiados que podrán presenciar este espectáculo en vivo y en directo, pero varios millones lo harán por televisión (10:00 de la mañana de nuestro país). Aunque, tanto en Brasil como en Argentina, no habrá espacio para disfrutar... solo tensión por el temor de caer ante el enemigo eterno.
Los comicios del fin de semana en Brasil arrojaron un claro ganador; no en la carrera presidencial, que pasó a segunda rueda, sino que en la senatorial, donde Romario obtuvo el 63% de las preferencias en el estado de Río de Janeiro, con una campaña que profitó mucho de las redes sociales y, como siempre, atacando a los más poderosos. Y su eterno compañero en la delantera de la selección, Bebeto, también arrasó en las votaciones cariocas, en su caso por un puesto como diputado.
Mientras, en Argentina aún buscan cómo llenar el vacío que dejó Julio Grondona en la AFA, y hay dos nombres que han surgido con fuerza. Uno es Marcelo Tinelli , el famoso conductor de TV que nominalmente es el vicepresidente de San Lorenzo, pero tras bambalinas es quien maneja los hilos del actual campeón de la Libertadores. El otro, Juan Sebastián Verón , quien hoy asume como nuevo mandamás de Estudiantes de La Plata. "Es una posibilidad", dijo 'La Bruja', quien desde sus tiempos como jugador siempre se mostró muy activo y opinante en materias dirigenciales.
