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Las repercusiones deportivas de la independencia escocesa

Los británicos perderían a figuras como Andy Murray y se produciría un lío enorme a nivel olímpico.  

por:  La Segunda
miércoles, 17 de septiembre de 2014
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Desde que Andy Murray asomó como gran figura del tenis, en el Reino Unido circula un dicho: "cuando gana es británico, pero cuando pierde... escocés".

Para los ingleses, el nacido en Dunblane siempre ha sido tema de debate. Al principio no lo apoyaban demasiado, pero a medida que se fue consolidando lo adoptaron, al punto de celebrar como propia su medalla dorada en Londres 2012 y el histórico título el año pasado en Wimbledon, que terminó con una sequía "local" de 77 años en la Catedral.

Murray, salvo por un par de desafortunadas declaraciones en su juventud, siempre se ha declarado orgulloso de sus dos nacionalidades, pero desde mañana tal vez no necesite tomar más partido, cuando Escocia vote un referéndum para determinar si se independizan o no del Reino Unido.

Una decisión con pronóstico reservado que puede tener enormes repercusiones en el ámbito deportivo.

Fuga de talento y burocracia


En los últimos Juegos Olímpicos de Londres, el "Equipo GB" terminó tercero en el medallero, tras Estados Unidos y China. Y aunque los nacidos en suelo escocés sólo representaban el 10% de la delegación, contribuyeron a un quinto de la cosecha total.

Además de Murray, el otro héroe fue el ciclista Chris Hoy, nacido en Edimburgo, quien se consagró como el máximo medallista británico de la historia, además de haber sido el abanderado local. Y si mañana se aprueba la escisión en Río 2016 ambos podrían desfilar bajo la cruz de San Andrés.

El proceso de independencia recién se oficializaría en marzo de 2016, poco antes de la gran cita. El nuevo Comité Olímpico estaría contra el tiempo para inscribir a sus atletas. Y, además, tendría que ser aprobado por las Naciones Unidas.

Claro, podrían competir bajo la bandera del COI -como los ex soviéticos en Barcelona 92- pero, ¿cómo clasificarían? La mayoría de los deportes olímpicos tienen cupos muy específicos para cada país. Sin una nación soberana, estos "apátridas" deberían apelar a una invitación de los británicos, que no verán con buenos ojos apoyar a quienes no defenderán sus colores. De paso, los mejores deportistas escoceses entrenan en Londres, donde están las mejores instalaciones.

Y aunque los dos deportes más populares en la isla -fútbol y rugby- tienen a sus selecciones bien diferenciadas, el mismo Murray protagonizaría otro conflicto: sin él, el equipo británico de Copa Davis quedará en ruinas, sin ningún tenista que esté hoy en el "top 100" del ránking ATP.

Rory se declaró en "rebeldía": Representará a Irlanda


Cuando se supo que el golf volvería a ser un deporte olímpico tras más de un siglo de espera, los británicos se sobaron las manos, ya que daban por segura una medalla con Rory McIlroy, el mejor del mundo y que llegará a Río en plenitud, con 27 años.

Sin embargo, el norirlandés anunció que no defenderá al Reino Unido, sino que a Irlanda (conocida como Eire), la única nación en las islas de la Gran Bretaña que no pertenece a la corona.

La decisión, recibida en Londres con una mezcla de pena y rabia, no es una falta de respeto, sino que su manera de agradecer al país que lo apoyó cuando recién comenzaba.

"Representé a Irlanda como juvenil y amateur, y sólo porque ahora me estén pagando por practicar este deporte no significa que eso deba cambiar", fue su justificación.

Y aunque Rory -criado en una familia católica- siempre ha sido cauto respecto a los temas políticos, la medida también es una forma de apelar al viejo sueño de los irlandeses por ser, alguna vez, un país unificado.

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