Los aztecas son la selección "no sudamericana" con la que la Roja más ha jugado.
El primero de abril de 1991 se dio un hecho insólito. México recibió a Chile en el estadio "Luis Pirata Fuentes" de Veracruz y los locales ganaron por la cuenta mínima, con tanto de Missael Espinoza.
Pero el tema verdaderamente relevante es que, en ese momento, ambas selecciones estaban castigadas por la FIFA.
Por un lado, la Roja purgaba la sanción que lo marginó de los Mundiales de 1990 y 1994 tras el "Bengalazo" que protagonizó Roberto Rojas en el Maracaná. Por el otro, el Tri cargaba la sanción que se le impuso en 1988, cuando se descubrió que en un campeonato juvenil había usado cuatro jugadores sobre el límite de edad permitido, un escándalo que se conoció como el de los "Cachirules".
A la selección chilena la entrenaba Arturo Salah (en la foto), quien empleó una mezcla de jugadores consagrados que luego usaría en la Copa América de ese año -como Patricio Toledo y Fabián Estay- y otros que recién hacían sus primeras armas, como Ronald Fuentes, Marcelo Vega y José Luis Sierra.
A comienzos de 1995, Iván Zamorano cumplía su mejor campaña en el Real Madrid y, en paralelo, Marcelo Salas brillaba cada vez más con la camiseta de la U.
Y aunque el "Matador" ya había jugado un par de partidos con la selección, fue en marzo de ese año, ante México, cuando jugó por primera vez como titular al lado de "Bam Bam".
Respondiendo al clamor popular que ya avizoraba una dupla que marcaría historia en nuestro fútbol, el por entonces técnico Xavier Azkargorta los alineó desde el comienzo y ambos, como sería costumbre, respondieron: Chile ganó por 2-1, con un gol anotado por cada uno.
Aunque el DT vasco no duró demasiado en el cargo, el fiato de los Sa-Za fue aumentando en los años posteriores y terminarían siendo la clave de la clasificación al Mundial de Francia 98, con Nelson Acosta en la banca.
Una historia que, por distintas razones, luego los distanciaría, pero que comenzó ante la misma selección a la que la Roja enfrentará este sábado.
Chile y México han jugado 27 veces; el balance arroja 10 triunfos nacionales, 14 aztecas y, llamativamente, sólo 3 empates.
La mayoría han sido amistosos, pero en partidos oficiales lo han hecho casi en todas las instancias imaginables.
De hecho, el primer registro se remonta a 1928, en los JJ.OO. de Amsterdam (aunque el partido se jugó en Arnhem) y lo ganó Chile 3-1, con tripleta de Guillermo "Chato" Subiabre.
El segundo capítulo fue nada menos que en el primer Mundial de la historia, en Uruguay 1930; volvió a triunfar la Roja (que entonces jugaba de blanco, como se ve en la imagen).
Dos décadas después se volvieron a encontrar, en el marco de los primeros Campeonatos Panamericanos, en Santiago en 1952. Y, desde que en los 90 México se integró a la Copa América, jugaron otras cinco veces.
En total, se han visto las caras en diez países diferentes; el del sábado será el cuarto juego en Estados Unidos, siempre con California de escenario.
La última vez que ambas selecciones se encontraron con puntos en juego fue en la Copa América 2011 de Argentina. Esa vez, la Roja ganó 2-1 -goles de Esteban Paredes y Arturo Vidal- en una gélida noche en el Estadio Bicentenario de San Juan.
Fue un partido extraño, ya que el equipo de Claudio Borghi enfrentó a un rival que presentaba una nómina Sub 23, que se prepara para los Juegos Olímpicos de Londres del año siguiente.
Pero lo que en ese momento muchos vieron como una falta de respeto hacia el torneo de selecciones más antiguo en el mundo, al final terminó rindiendo frutos: en Inglaterra, el equipo entrenado por Luis Fernando Tena ganó la medalla de oro, incluso superando al Brasil de Neymar en la final.
Hoy, muchos de esos muchachos están plenamente integrados en la selección adulta y, de hecho, cuatro de los que enfrentaron a Chile en suelo trasandino son parte de la nómina actual de Miguel Herrera: Paul Aguilar, Hiram Mier, Javier Aquino y Giovani dos Santos (en la foto).
