Compite con prótesis pues a los 12 años perdió sus extremidades en un accidente.
A los 12 años perdió sus piernas, pero no la confianza. El bus que lo trasladaba a él y su equipo de básquetbol escolar hacia Argentina venía de regreso cuando el conductor perdió el control de la máquina y volcó. Tres compañeros de Adolfo Almarza (26 años), perdieron la vida. La de él, tomó otro rumbo que lo llevaría a practicar profesionalmente el descenso en bicicleta desde las montañas, también conocido como downhill bike.
"Primero me quería morir. Luego pensé que estar triste todo el día no servía de nada. Tenía que volver a caminar de alguna forma. Al final me motivé porque me decían que existían personas con el mismo problema y que han salido adelante", aclara el "Parafina", apodo que surgió por el excesivo entusiasmo que mostraba ante cualquier cosa que le decían cuando era niño.
-¿El amor por la bicicleta ya lo sentías antes del accidente?
-Me vino después. Yo era más de jugar básquetbol o ir al rodeo. El amor llegó más tarde porque la bicicleta era mi principal apoyo porque me servía de terapia.
-Y no paraste más...
-Mi papá me regaló una y empecé a andar solo y descubrí que cuando andaba triste me subía y me olvidaba de todo lo malo. Comprendí que era una parte fundamental para alcanzar la felicidad.
-¿Qué riesgos tiene para ti practicar downhill a tan alto nivel?
-Todo deporte tiene su riesgo. De hecho vengo saliendo de una lesión a la cadera que me hice al caer de una cantera en Iquique. Estuve ocho meses parado y hace un mes retomé el ritmo de carrera. Tengo la suerte ahora de tener un doctor que también es ciclista y entiende la pasión por este deporte. Gracias a esto soy feliz. Lo que siento al subirme a una bicicleta y practicar este deporte es impagable.
Alfonso participará en el downhill Crankworx, en Whistler, Canadá. El evento parte el 8 de agosto y es uno de los más exigentes del mundo. Es probable que extienda su gira al torneo de Parksville en el mismo país, y en una etapa de descenso urbano en España en septiembre.
"Soy el único chileno y discapacitado en el mundo que está corriendo en la categoría profesional. Físicamente aún no estoy bien, pero sicológicamente estoy perfecto", apunta el rider .
-¿Cuáles son tus objetivos?
-Recuperar la forma física más que nada. El año pasado no pude establecer un récord mundial y tengo pensado intentarlo este año. Se trata de un salto que ningún chileno -ni discapacitado- ha hecho: tirarme por una tarima de 15 metros para caer en una de 6 y alcanzar unos 9 metros de altura. Pero primero debo ponerme a tono físicamente.
-¿Cómo financias todo esto?
-Gracias a Dios no gasto ni un peso. Tengo mis propios auspiciadores. En Chile las marcas están dispuestas a invertir y uno simplemente tiene que ser profesional y tomarse el deporte en serio. Cuesta vivir de esto, pero se puede. No puedes competir y después salir a carretear y desperfilarte como deportista. Debes demostrar que eres completamente profesional. Lo mismo ocurre con mis prótesis, donde Ottobock me las facilita para competir y llevar una vida normal. Ten en cuenta que valen alrededor de 20 millones de pesos.