Este fin de semana regresa a las canchas chilenas, donde dirigirá Colo Colo-Huachipato.
Foto FABIAN ORTIZ
Aunque por edad (40 años) el árbitro Enrique Osses podría aspirar a estar en cuatro años más en el Mundial de Rusia, admite que "no es una decisión fácil". Mal que mal haber llegado a dirigir dos partidos en Brasil fue el fruto de cuatro años de un intenso entrenamiento y trabajo formativo que le significó "muchas renuncias personales y familiares".
"Brasil fue el resultado de un proceso largo que nunca es fácil. De 100 árbitros que fuimos seleccionados al Mundial llegamos 25, y pensemos que a nivel FIFA en el mundo deben ser unos diez mil los árbitros. Entonces, haber estado en este selecto grupo es una satisfacción muy grande del equipo que me tocó encabezar", dice.
"Mi propósito es seguir arbitrando un par de temporadas más. Yo era hasta hoy el único árbitro profesional que había en Chile, ahora se sumarán cuatro más. La competencia es mayor y son cuatro años de mucho sacrificio y hay que evaluarlo para cuando llegue el momento de tomar esa decisión", sostiene.
"Si bien por mi edad podría ir a Rusia y no lo descarto, tampoco es seguro que yo vaya a estar en esa lista de los 100 árbitros que ingrese al proceso", remata.
Por ahora, Osses opta por metas más inmediatas, "está la posibilidad de la final de la Copa Libertadores para un árbitro chileno, la Copa Sudamericana y la Copa América el próximo año en Chile y ese sí que es un objetivo para mí arbitrarla, y un poco más lejos la Copa Centenario 2016".
Este domingo se apresta a debutar en en Talcahuano en el partido que jugarán Colo Colo y Huachipato. Aterrizará en la realidad del fútbol chileno muy distante a un Mundial, donde estuvo desde el 1 de junio al 14 de julio y dirigió los partidos de Japón-Costa de Marfil y Costa Rica-Italia.
"Será distinto pero creo que los profesionales del fútbol debemos hacer el switch , hacer el cambio y para quienes nos encanta el fútbol y arbitrar, como es mi caso, no va a ser un desagrado volver a hacerlo".
Durante el mes y medio en Brasil, su lugar de residencia fue un hotel en Barra de Tijuca, Río de Janeiro. Desde allí se desplazó a Recife, donde arbitró los dos partidos y da a conocer los criterios utilizados.
"En este Mundial el estilo del arbitraje fue dejar jugar mucho en la mitad de la cancha. Se dieron arbitrajes con un muy buen sentido del espectáculo. En eso los jugadores fueron fundamentales en entender el mensaje que quisieron dar los árbitros".
-¿Pero tienen que haber recibido algún tipo de recomendaciones del Comité de Arbitrajes de la FIFA?
-Que fuera un arbitraje muy físico, con desplazamientos muy rápidos, sobre todo, en las áreas donde se producen los conflictos mayores. Diría que fueron los dos conceptos más importantes, un arbitraje que dejara jugar, no cobrar faltas insignificantes y muy encima de donde estaba la acción.
Osses fue uno de los dos árbitros del Mundial a los que les correspondió "debutar" con el sistema tecnológico que se aplicó para validar cuando el balón cruza la línea de gol ( goal control ).
El primer caso fue en el partido entre Francia y Honduras, y luego entre Costa Rica e Italia, acaecido a los 44 minutos del primer tiempo en el único gol que hubo.
"Tuve la experiencia de ser uno de los dos árbitros que ocupó esa tecnología en una de las jugadas más complicadas del Mundial en que validé un gol con ayuda de la tecnología. Son 8 cámaras alrededor de los arcos y en el techo de los estadios, que por un haz de luz verifican computacionalmente que la pelota ingresó completamente al arco", señala.
"Lo que funciona con esa tecnología es un reloj que llevas en la muñeca y que vibra al segundo en que la pelota ingresó", agrega.
-¿Cuánto gana un árbitro por ir a un Mundial?
-Lo que recibimos es un viático diario (que no da a conocer). Más que un asunto económico es el honor y un privilegio de haber dirigido en un Mundial. A diferencia de las selecciones que van recibiendo mayores beneficios a medida que avanzan, los árbitros perciben el mismo bono arbitren la final o en la fase grupal.
Osses llegó a estar entre los 12 árbitros que pudieron haber llegado a dirigir la final del Mundial. "Creo que no había grandes diferencias técnicas en ninguno de nosotros. En la elección del árbitro finalista (el italiano Nicola Rizzoli) influyen muchos factores, aunque pienso que hizo un muy buen trabajo".
Enrique Osses guarda en su casa de Maipú las seis camisetas de distintos colores que recibió previo a la cita mundialista y que debía usar según las divisas de las selecciones. "Mi mayor recuerdo -acota- son los balones, porque tienen las fechas, del partido, la ciudad y los países que disputaron el partido. Esos balones son mi mejor trofeo que me traje del Mundial".