Deportes
Compartir | | Ampliar Reducir

El "estilo Heller" que ya se siente en la U

En cuatro meses a la cabeza de Azul Azul, su forma cercana es un distintivo, además de someter todo al debate del directorio hasta lograr unanimidad.  

por:  Juan Pablo Baquedano y Daniel Fernández
miércoles, 30 de julio de 2014

Foto RICARDO ABARCA

Aunque asumió en propiedad como presidente de Azul Azul el lunes 7 de abril, para Carlos Heller Solari el proceso había comenzado mucho antes. Uno de los socios fundadores de la concesionaria que controla al club de fútbol de la Universidad de Chile, fue siempre una voz activa y participante de los directorios, la mayoría de las veces como opositor al grupo liderado por Federico Valdés y José Yuraszeck.

Pero cuando, en noviembre del año pasado, consolidó el movimiento accionario que finalmente le dio el control de la sociedad anónima, se puso en ruta a cumplir el sueño de toda su vida y la promesa realizada a su padre, Agustín.

Su llegada al poder estuvo llena de promesas, algunas futbolísticas, como potenciar a un plantel que viene de uno de los peores semestres de su historia. Y otras simbólicas, como la concreción del anhelo estadio propio.

"Si bien han sido meses muy exigentes y demandantes, en el entendido de que también tiene que administrar muy bien sus tiempos con Bethia, se le ve muy contento, ya que el club está bien encaminado y mostrando sus primeros triunfos", señala una fuente muy cercana.

Democrático y cercano

La mano de Heller ya se siente al interior del club, donde aseguran que se trata de un manejo fiel a su personalidad: "relajado y cercano".

Uno de los distintivos que ya es reconocido entre quienes se sientan junto a él en Azul Azul es que se trata de "un presidente democrático, no intenta imponer nada, todo lo somete a discusión y si llega con un nombre de un jugador y no convence, no se hace ningún problema".

Tal estilo difiere del anterior, que tuvo un corte "más presidencial, pero no por ello malo". Cuentan que es tal la necesidad de llegar a consenso, que a veces las discusiones son eternas. "Para traer a Canales se debatió muchísimo por su alto costo, hubo demasiadas reuniones, pero finalmente se llegó a la unanimidad. No le interesa ganar por seis votos a cinco, sino que todo sea unánime", afirma una fuente directiva, quien establece que un sello propio del empresario es no llegar nunca a las juntas de directorio con alguna negociación cerrada.

"Es una persona abierta y muy llana a hablar sobre todos los temas. Busca consensos, no toma ninguna decisión sin antes consultarlo con los demás", señala un integrante del directorio. "Sin entrar a comparar, hoy el ambiente es muy bueno y de buena onda, y en eso él ha aportado mucho. Es alguien de una personalidad muy agradable". La misma fuente añade lo que cree es el aspecto más destacado del Carlos Heller presidente: "Sigue siendo la misma persona de antes, cuando era un simple director. Eso es algo muy complicado, porque ahora tiene muchas más obligaciones y responsabilidades, pero también es lo más gratificante, que siga siendo el que ya conocíamos".

Durante las reuniones, es el gerente general -Cristián Aubert- quien plantea los temas de la tabla. Heller participa como uno más en el debate, donde a veces ha debido discutir con las posturas opuestas que tiene su hijo Pedro, también integrante de la mesa, tal como sucedía con Cristóbal Yuraszeck y su padre.

Líder omnipresente

Heller no va todos los días al Centro Deportivo Azul. Los martes asiste a la Comisión de Fútbol, un miércoles al mes al directorio y algún día más, dependiendo de su recargada agenda. De hecho, fue debido al resto de sus negocios que creó el cargo de vicepresidente ejecutivo que ocupa Mario Conca, en quien delega buena parte de las labores del día a día de la institución. "Mario son sus ojos en el club, ya que él va casi todos los días", dicen en Azul Azul.

Otra de sus disposiciones es que todas las reuniones se lleven a cabo en el CDA y no en oficinas particulares.

Heller es conocido por saludar a todo el mundo cuando llega al complejo del club. "Acostumbra a estrechar la mano a todos, se da el tiempo de recorrer los pasillos, va a la clínica, saluda a los médicos y jugadores que se están atendiendo. También a los jugadores, si es que aún no parte la práctica, es una persona muy demostrativa en su afecto".

Los días de partido, el mandamás cumple con el ritual de pasar al camarín antes del encuentro, saludar uno por uno a los jugadores antes del calentamiento y luego se retira.

"Tiene plena conciencia de que no debe invadir más de la cuenta el espacio de los futbolistas", cuentan cercanos al camarín azul. En tanto, una vez finalizado el partido, felicita en caso de victoria -a veces incluso se anima a ofrecer algunas palabras- o respalda si hay derrota, algo que hasta el momento no ha ocurrido".

Portada

Cerrar

img