Cada comienzo de temporada del fútbol chileno las miradas se fijan en los flamantes refuerzos de los clubes, quienes se enfundan sus nuevas camisetas y posan para las cámaras con sus pulgares hacia arriba prometiendo darlo todo en la cancha.

Sin embargo, hay un grupo de futbolistas que vive la otra cara de la medalla, esos a quienes nadie consideró como refuerzos para este torneo y que de un momento a otro pasaron a engrosar el grupo de futbolistas cesantes que hoy cobija el Sindicato de Futbolistas Profesionales (Sifup).

Son 49 los jugadores -la mitad menores de 25 años- que entrenan todos los días en el Sindicato con la esperanza de escuchar en algún momento ese telofonazo salvador.

Si bien la cifra no llega a ser escandalosa, el número dobla a los 22 que también estaban sin trabajo entre mayo y julio de 2013.

Carlos Soto, presidente del Sifup, explica que "son muchas las causas que explican este fenómeno que, en todo caso, está en un margen esperable. Muchísimos contratos vencieron precisamente a fines de junio por este largo receso mundialista y no todos fueron renovados".

Son 1.100 los futbolistas sindicalizados repartidos en el fútbol nacional y la situación actual da cuenta de que cada vez se torna más difícil encontrar trabajo para los más jóvenes.

"Los clubes contratan tres o cuatro jugadores de su serie juvenil que tiene cerca de 20 futbolistas. Otros cuatro o cinco se van a préstamo y los otros diez quedan fuera. Los equipos se nutren de sus equipos en la segunda división profesional", explica Carlos Soto.

Advierte que "sin embargo los clubes se quedan con parte de los derechos formativos de esos jóvenes y optan por utilizar la cuota máxima para traer a extranjeros, mermando la oportunidad de sus semilleros".

Cada vez es más normal escuchar de jugadores que firman por un año, "salvo que sea un crack a quien amarran por cinco años", aclara el dirigente, quien añadió que "los clubes quieren mayor estabilidad y estan reduciendo fuertemente sus plantillas, lo que también provoca mucha cesantía".

El elemento social es el más fuerte: "Lo económico golpea a estos muchachos, los más jóvenes juegan en ligas amateur por 30 mil pesos, otros trabajan freelance y hay quienes deben sencillamente retirarse y buscar trabajo presionados por las familias y eso es muy complicado, porque los jugadores han crecido pensando que se dedicarían a ser futbolistas", cuenta Soto.

¿El retiro a los 21 años?

Fabián Carrasco tiene 21 años, se formó en Colo Colo, buscó despegar en Melipilla y en Ovalle, pero hoy está sin club y con la duda instalada.

"Muchos me han dicho que deje el fútbol, pero también varios me dicen que siga adelante. Sinceramente, lo he pensado. Siempre ha estado dando vueltas en mi cabeza. Pero la verdad es que no me imagino estar sin jugar. Me gusta mucho lo que hago", confiesa.

Respecto de las causas de esta temprana cesantía dice que "no he tenido suerte, porque condiciones técnicas y futbolísticas no me faltan. En Colo Colo me tocó estar en un momento en el que se jugaba mal y no se conseguía nada. En situaciones como ésas sólo se confía en los más experimentados", concluyó.

Para el gerente general de O'Higgins, Pablo Hoffman, lo que está sucediendo en el fútbol profesional se explica en que, por una parte, los clubes han reducido sus planteles profesionales por razones económicas y fundamentalmente "por la irrupción de figuras jóvenes".

El dirigente indicó que últimamente y en comparación con décadas anteriores, las promociones de juveniles eran menores en cada campeonato. "Ahora esta realidad ha cambiado y los planteles cuentan con un número importante de jugadores procedentes de sus divisiones inferiores, lo que les ha ido restando cupo a aquellos otros que tienen más edad y vienen con una trayectoria que los clubes ya conocen", enfatizó.