Claudio Bravo, el capitán de la Selección Chilena, está en el mejor momento de su carrera en el fútbol español.

Es considerado entre los mejores del mundo y el mejor con su juego con los pies. En su octava temporada en la Real Sociedad, con su primera Champions League en el cuerpo, Bravo ya es el segundo extranjero con más partidos en la historia del club y, ambicioso, quiere ser el primero, para dejar una huella.

Su vida en la elegante San Sebastián es redonda, los hinchas lo adoran, el club lo respeta como a una estrella, sus compañeros lo reconocen como un líder silencioso y paternal. Su familia es feliz, sus hijas hablan euskera, la lengua vasca.

Le gusta perderse por los bares del centro viejo a comerse unos pintxos con una copa de vino entre la gente que lo mima. Pero el éxito no lo aleja de sus raíces. De su Colo-Colo, donde llegó a los 11 años, cuando Marcial, su padre, lo llevaba desde Viluco a entrenarse a la escuela de fútbol. Y apunta ahí, al centro del mal formativo chileno, y de su Colo-Colo, incapaz de sacar un arquero en más de 10 años.

–¿Estás en el mejor momento de tu carrera?
 –No me siento en el mejor momento pero sí en una etapa de mucha tranquilidad, maduro, puedo ver los partidos de otra manera, sentirme más convencido de lo que hago. Cada año que he estado aquí he hecho buenas temporadas.

–Roberto Navajas, tu entrenador de porteros en la Real Sociedad, te define como un gran futbolista que además juega de portero. Y agrega que eres el mejor portero del mundo jugando con los pies.
–Se agradece que hablen bien de ti. Tratamos de jugar mucho con los pies. Y no es una tarea fácil pero trato de hacerlo con la mayor serenidad posible, que tus compañeros y la gente en el estadio se sientan seguros.

–Parece que no te crees eso del mejor juego de pies de un portero, algo clave en el fútbol moderno. Martín Lasarte, que te dirigió en la Real Sociedad, dice que sin duda estás entre los 10 mejores del mundo.
–Internamente me creo así pero no voy de boca para afuera comentando qué bueno soy en esto o en esto otro. Sé dónde estoy, mis condiciones están intactas.

–¿Qué partido te ha dejado satisfecho esta temporada?
–El que jugamos con Chile en Wembley. Es que es un escenario increíble. Me tocó intervenir muchas veces con los pies y las manos. Fue un partido muy completo que me dejó muy satisfecho.

–Dicen en tu club que después de ese partido en Wembley sonaron muchas veces los teléfonos del club...
–Sí, acá siempre llegan esas noticias. Te genera mucha ilusión porque te comentan quién y de dónde vinieron a verte. Ese tipo de partidos uno ?  trata de aprovecharlos y disfrutarlos al máximo porque mucha gente está pendiente y es gente que quiere ver jugadores que se desenvuelvan bien en esos partidos.

–En Chile y España califican tu liderazgo de silencioso y tranquilo. Eres capitán de la Roja y compartes capitanía de la Real, una hazaña para un extranjero.
–Sí, es un honor. Cuando no estás en tu país tiene un valor añadido. Todo va desde lo que viviste de pequeño en tu casa.

–Un liderazgo menos silencioso es el de Arturo Vidal, que proclama ser el mejor del mundo en su puesto sin que se lo pregunten. ¿Cómo convives con esa forma, que puede sonar petulante?
–Arturo no es petulante, tiene una confianza increíble en si mismo. Estábamos en la Selección cuando iba a fichar por la Juventus y nos decía: ‘Voy a llegar a la Juve y el primer año voy a salir campeón y voy a agarrar la pelota y voy a tirar los penales’. Nos reíamos y decíamos, ‘este hueón está loco’. No oculta lo que piensa, se lo cree y eso está bien.

–¿Cómo convives con la confianza brutal que tiene la afición en ustedes para el Mundial?
 -Pienso que nunca había existido esa efervescencia, incluso viendo el grupo que nos tocó, que a mucha gente la desanima. A mí me toca decir que nosotros también somos un equipo difícil, pesado, que jugamos muy bien, que tenemos grandes jugadores. Hemos puesto el listón muy alto y hemos dado mucha confianza a la gente. Somos un gran equipo.

–La lógica sería quedar fuera en el grupo, pero les creemos que pueden ser primeros del grupo...

–Puede pasar de todo. Vamos pensando que vamos a hacer un Mundial increíble. Somos un grupo que ya tiene un Mundial jugado, hicimos una buena clasificatoria, tenemos más edad, más madurez. Esas cosas te dan para pensar que podemos hacer algo.

–La cara de los periodistas españoles cuando les salió Chile fue tremenda, no les gustó nada...
–Y antes del sorteo muchos seleccionadores pedían por favor que no les saliera Chile, porque somos un equipo muy fuerte. Vamos a sacar la cara con el juego que hemos practicado.
Viene un tiempo que será excitante. El mundial está a la vuelta de la esquina. El gran momento de Claudio Bravo, su madurez, acudió puntual al mito que dice que llega a los 30 años a los arqueros. Atrás queda la larga batalla que ha dado desde los once años en la escuela de Colo-Colo, hasta que llegó a la Real, donde cumple su octava temporada. El desconocido que llegó con 22 años en 2006, es ya el segundo extranjero con más partidos jugados en el club (220). Y se entusiasma con batir el récord del serbio Darko Kovacevic (299), una leyenda en Donosti.

–¿Te interesa batir ese récord?
–Cuando llegué lo primero que quería era hacerme un sitio. Jamás me imaginé que iba a poder llegar a ser el extranjero con más partidos en la historia de la Real Sociedad. Ahora me lo tomo con mucha ambición, ¿por qué no serlo? Tengo todo para dejar un nombre, una huella importante dentro del club.  

–¿Qué convierte a la Real Sociedad en un club tan importante sin ser de los más ricos?
–No necesariamente tienes que ser rico para ser importante. Cuenta con muchas cosas que lo hacen distinto. San Sebastián es una ciudad con una calidad de vida enorme en relación al resto de ciudades. El hincha es incondicional. Siempre está con nosotros, sea en las buenas y más aún en las malas, y esto a los jugadores nos da un respaldo enorme, que genera mucha tranquilidad a la hora de trabajar. Históricamente, la Real ha tenido grandes nombres, que han hecho historia en España. Son muchas cosas las que llevan a la Real a un lugar tan importante en la liga. 

–Y la Real es cuna de grandes porteros (Urruti, Arconada, Zubizarreta, etc.), gente que está en la historia del arco en el país vasco y España. ¿Cómo fue tu adaptación a un club con ese nivel de exigencia en el arco?
 –En Chile no tenía conocimiento de los grandes porteros que hubo acá y al llegar me empecé a dar cuenta de dónde estaba metido. Cuando llegas y te das cuenta de la calidad de porteros vascos que han tenido. Iríbar, Zubizarreta —del Athletic Bilbao— y Arconada, un mito dentro de mi club. Llegué siendo un desconocido, han pasado 8 años y me hecho un nombre.

–¿Con qué portero te has identificado?
–Me reflejo más en Arconada. Era magnífico, de buena colocación, buenos reflejos, me encanta ver imágenes suyas. En Chile el que me llamaba la atención era Roberto Rojas, que era totalmente distinto a lo que se veía en la época.

–Gente de tu club y del periodismo te relacionan con tres nombres. El holandés Van der Sar (ya retirado), Víctor Valdés (Barcelona), y Neuer (portero de la selección alemana, próximo rival de la Roja). Tres grandes.
 –Cuando te nombran estos porteros que son de lo mejor del mundo y te comparan, es algo magnífico. Quieres estar un día dentro de estos nombres. Me gustaba de Van der Sar cómo jugaba con los pies. Me encanta cómo se desenvuelve Víctor Valdés, que es ágil y rápido. Neuer, que es de una envergadura tremenda, tiene una colocación increíble y una agilidad que no es propia de un portero tan grande. Con los pies también juega muy bien.

–En Chile se entusiasma la gente con tu posible partida al Barcelona para reemplazar a Valdés, que deja el club. ¿Te ilusiona?
–Ha habido contactos, conversaciones pero no se ha concretado nada. Es difícil porque no hay referencias de otros porteros chilenos, como sí tienen los argentinos. Yo voy a dejar una referencia para que futuros porteros chilenos puedan jugar en Europa.