459 pilotos participan este año en la cuarta edición en Sudamérica de uno de los eventos deportivos más importantes y desafiantes del planeta. Pero, mientras nombres reconocidos como Cyril Despres, Carlos Sainz o Stéphane Peterhansel tienen el título como objetivo, y muchos otros ganan experiencia formando parte de equipos internacionales, son muchos los que llegan hasta extremos impensados sólo para decir presente. A continuación, algunos de los casos más llamativos de este Dakar 2013, que demuestran que, para muchos, participar en esta prueba es realmente un sueño hecho realidad.
El francés Hugo Payén (41) es un habitué del Dakar. Lo corrió un par de veces cuando se disputaba en Africa y hasta ahora no se ha perdido ninguna edición en Sudamérica.
Lo suyo no va por pelear el título en las motos (se ha retirado tres veces y su mejor posición final es apenas un 48° lugar), sino sólo por participar. Sin embargo, la falta de resultados lo ha obligado, en los últimos dos años, a recurrir a cualquier resquicio en busca de patrocinio para cumplir con su sueño. Más específicamente: a la industria de la pornografía.
Así, en los últimos dos años hizo un convenio con el productor de cine para adultos Marc Dorcel, quien le da el dinero para inscribirse y tener suministros técnicos a cambio que vaya acompañado por alguna de sus musas.
En 2012 causó furor con la estrella XXX rusa Anna Polina. Y este año, a cambio de 20 mil euros, su "madrina" es la gala Claire Castel, quien estuvo presente en la partida en Lima (para deleite de los fotógrafos peruanos) y que lo recibirá en Santiago cuando la caravana llegue a la capital... por si acaso a alguien le interesa.
Con el apoyo de todo un paísEste año, un total de 53 países están representados en el Dakar. Los nuevos visitantes son seis. Venezuela, Paraguay y El Salvador, que aprovechan la cercanía geográfica; Zambia y Egipto, que comienzan a recuperar el perdido protagonismo africano... y Mongolia.
La nación asiática, que no es reconocida deportivamente en nada, y menos en el ámbito tuerca, se dio el lujo de enviar dos emisarios, Boldbaatar Damdinkhorloo (32) y Lhamaa Namchin (31).
Pero la gracia no salió barata. Estrellas locales y rivales en cada competencia de motocicletas del Lejano Oriente, entrenaron en los extensos desiertos de su país y recibieron el apoyo de la Asociación de Autos de Mongolia, que organizó a comienzos de diciembre en la capital, Ulan Bator, un evento llamado la "Cruzada Dakar 2013" para apoyarlos y, sobre todo, para recaudar los fondos necesarios para inscribirlos y brindarles el aparato logístico necesario durante la competencia.
No han brillado, pero hasta ahora siguen en competencia, lo que para ellos ya es una victoria.
"Apóyame y ven al Dakar conmigo"
El italiano Manuel Lucchese (24) es una de las mayores promesas del motociclismo europeo, pero aún no ha conseguido firmar un gran convenio económico que apoye su ascendente carrera, por lo que debe apelar a la buena voluntad de la gente para cumplir uno de sus sueños de infancia: correr en el Dakar.
Todo un símbolo del siglo XXI, Lucchese conoce la importancia de Internet y, por eso, ya lleva dos años viniendo a Sudamérica gracias a una campaña online para recaudar fondos. Lo realmente interesante es que el "gancho" para ayudarlo es que, a cambio de una donación, incluye el nombre del benefactor en su chaqueta de competencia.
Cumplió con su compromiso el año pasado -cuando tuvo que abandonar- y también este 2013 (ver foto), luego que recién en noviembre lograra llegar a la cifra necesaria.
Como de seguro también dirá presente en la próxima edición, usted ya sabe que, si quiere formar parte del rally más famoso del planeta, tiene una posibilidad... Aunque sea firmando una polera.
Con ayuda de los amigos y el ingenio
Producto de la crisis económica de su país, son cada vez menos los aventureros españoles que vienen al Dakar. Pero algunos igual se las ingenian.
Dos casos notables son David Serra (43) y Alex Busquets (36, en la foto). El primero tuvo que pagar de su bolsillo un buen porcentaje de la travesía, con el inconveniente de que el rubro en el que trabaja, el de la construcción, es uno de los más afectados por los avatares monetarios. Además, tuvo que solicitar una serie de ayudas, tanto de amigos y familiares como del ayuntamiento y empresas de la localidad de Lleida, su pueblo de origen.
Busquets, en tanto, también buscó patrocinio en su ciudad, Tarragona, pero con menos éxito, ya que no había caja para financiarlo.
Por eso, se vio obligado a recurrir a todo: aprovechó sus contactos para que una tienda de motos le prestara la ropa de competición y neumáticos, y se consiguió por una noche una discoteque para organizar una fiesta para recaudar fondos. Pero, como todo eso no bastó, usó buena parte de los ahorros de su vida y tuvo que solicitar un crédito bancario, lo que le difícilmente le permitirá estar "sanado" económicamente para volver en 2014.
Aunque nunca se sabe.
Cuando ningún problema es un obstáculo
Cuando se dice que la pasión del Dakar no conoce límites, no es una frase cualquiera.
El "Race 2 Recovery" (Correr para Recuperarse) es una organización británica compuesta enteramente por fanáticos discapacitados del automovilismo y que este año se propuso estar presente en el desafío tuerca más demandante del planeta.
Esto con la intención de demostrar que el espíritu humano es capaz de sobreponerse a cualquier adversidad, como lo demuestra su eslogan: "Logrando lo extraordinario más allá de la lesión".
Así, con el apoyo técnico de Land Rover, han hecho historia al ser el primer equipo de minusválidos que forma parte del Dakar.
Pero aun más, porque en su mayoría son competidores lisiados en la guerra de Afganistán, como los infantes de marina estadounidenses Tim Read , Marcos Zambon y Tim Lee .
"Es todo un poco surrealista", reconoce el cabo británico Tom Neathway , copiloto de su compatriota Justin Birchall, que pisó una trampa explosiva afgana el año 2008, lo que le provocó la amputación de sus dos piernas y del brazo izquierdo.
Por si fuera poco, antes de venir se prepararon en un extenuante régimen de cinco días de entrenamiento en los desiertos de Marruecos, con la idea de, al menos, llegar hasta Santiago.