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"Los republicanos no creen en el financiamiento de las artes"

La estrella de la serie "Trueblood" llega a Santiago a Mil con la obra "An Iliad". ¡En La Segunda conversamos con él!

por:  La Segunda
jueves, 22 de diciembre de 2016
En 2004, un año después de obtener un Premio Tony, Denis O’Hare (54) se sumó al impulso creativo y al disgusto político de Lisa Peterson. La directora sentía que no podía hacer valer sus molestias ante las decisiones tomadas por George W. Bush en el conflicto con el Medio Oriente. Peterson y O’Hare entendieron que la resistencia debía ser desde el arte.

 Entonces, Homero apareció frente a ellos. Fue así como durante los siguientes siete años trabajarían en “An Iliad” (“Una Ilíada”), adaptación del clásico que el próximo 6 de enero llegará al escenario del CA660, en el marco teatral de Santiago a Mil. Allí, O’Hare sostiene palabra por palabra el montaje —dirigido por Peterson y escrito por él— durante 1 hora 40 minutos de duración, acompañado nada más que por un músico.

 “Es una especie de meditación sobre la guerra, la violencia y el resentimiento humano. Ya que el texto es sumamente extenso, reducimos nuestro enfoque en la confrontación de Aquiles con Héctor y la capacidad humana de rabia y violencia”, explica el actor, conocido también por su participación en series como “True blood” y “American horror story”.

“Siempre hay paralelos con la contingencia. Creo que no importa dónde hacemos esta obra, va a resonar con la gente, dadas sus circunstancias particulares. Hemos elegido como Presidente a un fascista. Donald Trump va a demostrar ser una persona muy, muy, muy peligrosa. El desafiará las libertades constitucionales americanas”.

“La obra habla de la forma en que los seres humanos pueden tomar el resentimiento personal y elevarlo a tragedia nacional”, continúa O’Hare. “Y Donald Trump es todo acerca de resentimiento personal: lleva su vida por venganza a través de Twitter. Es muy incendiario. ¿Hacia dónde nos lleva eso como nación? ¿A la guerra? ¿Vamos a estar en guerra con Irán pronto?”.

—¿Qué efectos crees que tendrá la presidencia de Trump en las artes y la cultura de tu país?

—En tiempos de gran represión, las artes tienden a florecer porque tenemos algo en contra de qué luchar. Y es triste que necesitemos un enemigo para producir arte, pero a veces necesitas un conflicto para obligar a la gente a pensar en la condición humana. Por lo tanto, creo que en términos de examinarnos a nosotros mismos, tenemos la oportunidad de producir un arte significativo. Será difícil, porque estas personas no creen en ningún tipo de conversación real y veraz. Los republicanos en general no creen en el financiamiento de las artes. Ellos creen que —ya sea la caridad o el cuidado de la salud o el arte— todo debe hacerse en privado. Así que reducirían la financiación del gobierno —que ya se ha reducido— y será difícil producir cosas que no sean comerciales. El arte no comercial es el más vital e importante de todos, pero es el más difícil de producir.

Monstruos

—Considerando tu reconocida participación en televisión, ¿crees que el reconocimiento masivo de actuar en series ayuda en el teatro?

—Me parece que los asistentes al teatro tienden a ser apasionados, así es que no estoy seguro de conseguir muchos conversos. Pero creo que es genial poder encender una audiencia que puede que ni siquiera sepa algo sobre la obra. Me gusta que exista esa posibilidad.

—¿Hay similitudes entre el monólogo de “An iliad” y el vampiro Russel Edgington de “True blood”?

—Ellos tienen algo en común: ambos son casi inmortales. La forma en que hemos creado al poeta es que él está atrapado en un mundo “beckettiano”, donde no puede morir hasta que cumpla su función. Y su función es seguir contando la historia de “An Iliad” hasta que las personas dejen de tener guerras. Es una tarea muy triste y no le gusta hacerlo; a diferencia de Russel Edington, que es un personaje con gran alegría, alguien muy vivo, de una manera divertida, porque es una persona muerta. El poeta no es un personaje alegre, porque está cargado con esta terrible tarea. Los dioses, las musas lo obligan a llevar a cabo su destino, que es contar la historia. Eso es aplastante.

—¿Te sientes cómodo dentro de los géneros del terror y el suspenso?

—El género me eligió a mí (ríe). Estaba haciendo una película en Budapest llamada “El águila”, y recibí una llamada de mi agente. Me preguntó si estaría interesado en interpretar a un vampiro que vive en Misisipi. Me gustó la idea. Y en “American horror story”, curiosamente, Ryan Murphy me ofreció el papel porque me había visto en una obra en Nueva York años atrás. Mucha gente de Hollywood, especialmente los guionistas, están enamorados del teatro.

—¿Por qué cree que el género del horror se ha vuelto tan popular?

—No lo sé. No tengo una gran respuesta. Pienso que es escapismo, una manera de escapar de la vida cotidiana. A América le gusta pensarse a sí misma como "el buen chico", por lo que le gusta crear chicos malos. Y los monstruos son malos. Al igual que “The walking dead”, que es la perfecta fantasía paranoica de América. No creo que la gente piense en eso, pero creo que juega en su psique. Los estadounidenses quieren ser los ganadores, los buenos, los héroes, así que crean monstruos para la batalla.

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