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Federico Assler, escultor: "Las autoridades están en deuda conmigo"

Este pionero del hormigón trabaja aislado en los altos del río Maipo y acusa: "Todavía no hay respeto por el arte".  

por:  Carolina Abell
viernes, 23 de enero de 2015
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El sol arrecia en la sinuosa ruta hacia Las Vizcachas. Los carteles del camino anuncian la cercanía de La Obra, un poblado en los altos del río Maipo. En esa área, sumergido en la ladera suave de una loma verde, vive el escultor Federico Assler (1929). Ese tranquilo paisaje cordillerano se ha convertido en el paraíso natural para su creación.

"Roca", nombre escrito en el acceso principal, es el espacio destinado al ámbito familiar. Es una propiedad amplia, con enormes castaños, pinos, robles y frutales. Hay también cuidadas plantas y flores que prácticamente ocultan la casa de piedra y madera. En ese ámbito natural, el artista ha incorporado esculturas en hormigón. Todas, excepto una, llevan su firma. Es un torso abstracto masculino, fundido en metal, hecho por la artista Rosa Vicuña (1925-2010). Protegida por un añoso nogal, la pieza se impone. Su fuerza expresiva y materialidad cautivan a Assler, quien reconoce en la autora a una maestra del arte nacional.

En las cercanías del jardín emerge una amplia mesa con asientos hormigonados en tonos rojizos. Es un conjunto escultórico íntimo, en medio de un sitio silencioso. Debe ser así: fue hecho como homenaje para su hijo menor, Benjamín, quien murió a los 23 años, en 2006.

Durante los últimos seis meses, el artista ha estado ocupado en un nuevo conjunto escultórico de 12 toneladas encargado por el MOP, que nació gracias a una reciente distinción: el Premio Camilo Mori. Este reconocimiento, concedido en 2014 por la Comisión Nemesio Antúnez, destaca a los artistas que ya han recibido el Nacional de Arte para incorporar su obra al espacio público. Así lo hicieron antes José Balmes, Eugenio Dittborn y Gonzalo Díaz. Ahora es tiempo para Assler, quien de tanto indagar con el hormigón logró crear un estilo original, marcadamente abstracto, pero que alude a sensuales formas figurativas.

En estos días ahueca los moldes de poliuretano expandido, en los que luego inyectará hormigón pigmentado líquido. Tras 40 días de fragüe, se verán los dos grandes relieves (3 x 3 x 0,8 metros) y la columna que componen la obra. Entonces, surgirán zonas lisas y rugosas, contorneadas y geométricas, profundas y superficiales; todas hechas a mano. "La piel de la escultura", como dice el artista. "Es algo que tengo que hacer solo, nadie puede hacer la forma por mí. Es mi cosa, mi asunto, una aventura propia".

La escultura se emplazará, en abril, en Coronel. Exactamente en Playa Blanca, una de las zonas veraniegas más concurridas de la VIII Región. Ahí, pasarán a ser parte del patrimonio público, tal como "Impulso Vital" (en Los Vilos); "Doble Relieve" (Paseo La Pastora, Santiago); "Adán y Eva" (Punta de Tralca) u "Homenaje al Hormigón" (Ciudad Empresarial).

-¿Cómo será el montaje de las esculturas?

-Hice los elementos para ese paisaje. Serán trasladados en marzo y se emplazarán sobre un gran pedestal, para que la gente suba y pasee, se siente, tome fotos.

-¿Cómo surgen las imágenes?

-Hago lo que emerge de mi cabeza, de mi corazón, de mi sexo, de mi vida. El arte sale de la soledad del hombre. Mi trabajo emerge desde el silencio.

-Soledad no es aislamiento, ¿cierto?

-El artista solo debe hacer su obra. Uno puede tener compañía, la familia, los amigos, los hijos, los nietos maravillosos que llegan con sus dibujos, pero uno está solo. El arte nace del silencio y de la soledad del taller.

Frente al arte

Assler, Premio Nacional de Arte 2009, es un gran entusiasta del quehacer creador. "He investigado el hormigón como nadie lo ha hecho en Chile. Lo hice solo, sin escuelas, porque uno está solo. Y, ahora, sigo haciendo mi obra. Por eso estoy lleno de cosas. Creo que hay que estar loco por hacer. Es una obsesión".

-¿Todavía estás desencantado con el arte nacional?

-Sí. Es muy pobre, muy pobre. Bien sinceramente, las obras escultóricas que más me interesan son las de Marta Colvin y Rosa Vicuña. También encuentro interés en la pintura de Rodolfo Opazo, Ricardo Yrarrázabal, por sobre todos, y Patricio Court, porque tienen una manera propia de hacer.

-¿Cuál es la carencia que observas?

-La gente ya no investiga. Se quiere ser artista muy rápido. Se agarran de donde pueden y copian, porque este es un país copión. Antes la gente hacía obras con lo que había a su alrededor. Hoy día hay tantos materiales nuevos que se enloquecen usándolos con resultados bastante negativos. Uno indagaba para ir encontrando una manera personal de hacer. Eso es lo que hace falta.

-En 1972 hiciste un grupo escultórico para la conferencia internacional de la UNCTAD III, que hoy se encuentra detrás del GAM. Está planificada la construcción de la segunda etapa de ese centro cultural, ¿qué solución esperas para tu obra ahora que se está definiendo el proyecto?

-Estuvo 43 años aislada del público, porque era zona de estacionamientos del Ministerio de Defensa. Eso fue una vergüenza. ¡Aquí todavía falta interés por el arte! Tampoco hay capacidad nacional para ver, saber ni opinar sobre la escultura urbana. Han pasado diversos gobiernos y, hasta hoy, ninguna autoridad cultural ni municipal ha tenido interés en que la obra vuelva a incorporarse totalmente al espacio público para el cual fue concebida. Recién a partir de diciembre de 2013, gracias a las gestiones de la directora del GAM, el conjunto se reabrió parcial y provisoriamente, esperando su incorporación definitiva al barrio Lastarria, pero no hubo avances. Espero que las piezas vuelvan a ser incorporadas a la vida de la ciudad. Tienen que integrarse al escenario urbano, porque fueron hechas para la participación de las personas. El proyecto de arquitectura de la segunda etapa del GAM tiene que adecuarse y respetar la existencia del espacio donde está la obra.

-Con motivo del Premio a la Trayectoria, otorgado por el MOP en 1999, hiciste "Ferrum y Flora" en el Parque Costanera, en la ribera norte del Biobío, Concepción. El año pasado, la obra fue removida y reinstalada para dejar espacio a la construcción del Memorial 27-F. ¿Sigues esperando un emplazamiento satisfactorio?

-Esa es otra vergüenza. Hice un reclamo formal, porque cuando existe un parque con una antigüedad de 15 años y una cuidada distribución, es una falta de respeto enorme irrumpir con un memorial fuera de escala. Realmente, las autoridades están en deuda conmigo. Hay que trasladar esas piezas. El año pasado conversé con el intendente y se comprometió a darles un lugar más adecuado, pero vinieron los cambios gubernamentales y nada se ha concretado. Sigo esperando. Estoy tremendamente molesto con las autoridades. No es labor del escultor pelear contra la burocracia para que las cosas se resuelvan. Mi misión es hacer las obras y no quedarme pensando en qué va a suceder con ellas más adelante.

-Como autodidacta, ¿qué piensas hoy de las escuelas de arte?

-Las universidades se van a terminar, porque los profesores ya saben menos que los alumnos. Internet va a ofrecer mejores alternativas y gratuitas. Además, no puedes entender el arte si no haces arte. No puedes enseñar arte si no tienes obra.

Mundo rápido

Frente a su casa está "Roca Negra", otra propiedad suya donde está la casa-museo que ordenó con su mujer, la artista Francisca Délano. Es un espacio expositivo que incluye dibujos, esculturas de formatos medios, algunos prototipos. Alrededor hay varias decenas de esculturas y relieves hechos desde 1990 y, entre ellas, se alza imponente un portal escultórico que indica la entrada al taller -de dos pisos- donde Assler pasa más tiempo. Allí conserva pequeñas creaciones y conjuntos escultóricos en desarrollo. Guarda, entre muchas otras, una obra de dimensiones inesperadas para el hormigón proyectada para el desierto chileno. Acumula registros visuales, elementos de la naturaleza (troncos, piedras, semillas...) y fotos.

-¿Cómo esperas que sea entendido tu trabajo?

-Si quieren saber por qué hago las cosas, tienen que meterse en el arte, dedicarle tiempo y participar de la obra. Si no tienen esa capacidad, no van a entender. Aquí nunca nadie entendió a Matta, porque para hacerlo hay que estar sumergido en el arte. Para comprender la poesía hay que leerla y profundizar en ella. Lo mismo sucede con la música, hay que vivirla. Hay que ejercitarse y estudiar.

-¿Hay algo que te preocupe del tiempo que estamos viviendo?

-El mundo va demasiado rápido. Tanto exceso de información, televisión e internet nos van a llevar a ser y vivir en el cubo de la pantalla. Las 3D van a ser 5D y nadie va a mirar nada. Ni siquiera van a salir a observar el paisaje, porque todo va a estar en la pantalla. Quedarán los árboles, las montañas y los seres humanos seguirán caminando, pero serán como robots dominados por unos pocos.

-¿Te da temor?

-No. En realidad, no sé qué va a pasar cuando ya no esté en este planeta.

-¿Cómo enfrentas la muerte?

-Creo que, de pronto, me voy a quedar dormido.

 
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