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El gran regreso del cine nacional: Gustavo Graef Marino y su Johnny, 20 años después

"Si voy a volver, que sea escandalosamente", dice el realizador que marcó un hito con "Johnny 100 pesos". Acá la historia tras su retorno de US$1 millón.  

por:  Constanza León A.
viernes, 16 de enero de 2015
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La mañana del 9 de octubre de 1990 un asalto con toma de rehenes en un videoclub paralizó al país y marcó la vida de la sociedad chilena para siempre. La de la población, que recién dilucidaba lo que significaba el retorno de la Democracia; la de la policía, que se enfrentaba a un hecho inédito; y la de Gustavo Graef Marino, que infiltrado entre los curiosos hizo suya esta historia.

En 1993 y -con 38 años recién cumplidos- presentó "Johnny 100 pesos", con el mexicano Armando Araiza como Juan García, el joven estudiante que participó del asalto, a quien acompañaban en el elenco Luis Gnecco, Willy Semler, Paulina Urrutia y compañía.

La película tuvo estreno comercial en Latinoamérica, México, EEUU, Canadá, Francia, Alemania, Grecia, Turquía, Rumania, Japón y Corea. Además, llegó a unos 25 festivales. Fue Sundance el que le abrió a Gustavo las puertas de Hollywood. Hizo dos películas y fue reconocido por la crítica por "Enemigo de mi enemigo" (1999), con Daryl Hannah, Tom Berenguer y Peter Weller. Se quedó una década allá antes de volver para trabajar en algunos proyectos de TV y retirarse voluntariamente de la escena pública.

Es recién ahora, más de 20 años después, que decide volver al primer plano para hablar de "Johnny 100 Pesos - 20 años y un día después". Acaba de ganar un Fondart con 135 millones de pesos. "El sueldo del maquillador", dice con una carcajada, pero lo agradece. El costo total del filme es de cerca de un millón de dólares, que consiguen en conjunto entre Passport Films (Chile) y Bandera Entertainment (EE.UU.).

Hace dos años que trabaja junto a Patricio Lynch, con quien dio con el guión final, 20 versiones después.

Para la entrevista con La Segunda revisita el edificio de Estado donde filmó y transcurrió la historia real. "Cada vez que paso por aquí me acerco, tonteras mías", dice el director que, en realidad, estuvo dos décadas respondiendo ante la consulta del retorno. La respuesta siempre fue un NO rotundo.

"Obviamente, es un lugar fetiche para mí. Sin duda, es mi mejor película. So far, como dicen los gringos. Debe ser la que más cariño le tengo. La mejor junto a Balmaceda (la cinta que hizo para el Bicentenario, parte de la serie "Héroes", de Canal 13). Hay mucho de mí en ellas".

Al verla, hoy, resulta asombrosamente actual. "Para la época era sumamente avanzada y por eso fue emblemática para el cine nacional, un honor para mí. Además, suelo encontrarme con jóvenes que me dicen que si estudiaron cine fue por «Johnny 100 pesos». Era la primera película de género, sin ningún miedo a aquello. Al contrario, se rebeló contra el cine meramente autoral. Dejó de mirarse el ombligo y miró para afuera".

Fue comparada por el New York Times con "Tarde de perros", de Sídney Lumet: "Es una sátira eficaz a la prensa y hace penetrantes alusiones políticas. Pero se mueve mejor como un thriller inteligente con un trasfondo cómico muy oscuro".

Variety agregó: "El elenco funciona como una máquina que va a toda marcha. Pero por sobre todo es la capacidad del director, que tiene para mantener al público sorprendido en cada giro de la trama, que hace a esta película única y vigorosa".

El autoexilio

Graef Marino estudió en Santiago en el colegio alemán. Entró a estudiar leyes en la UC, donde duró dos años. "Hasta que me di cuenta de que en la Escuela de Arte, que estaba al lado, lo estaban pasando inmensamente mejor", recuerda.

En marzo de 1976 dejó el país. "Me autoexilié porque sabía que en algún momento iba a comenzar a tirar piedras. Y porque sabía que el cine era lo mío desde que tengo 15 años". Desde que su madre le regaló una Super 8, con la que comenzó a filmar las reuniones familiares. "Dirigía sin saber que lo hacía. ¡Nooo! No entren con la torta todavía. ¡Más luz!", cuenta riéndose. Todos esos registros están hoy en la Cineteca Nacional.

Sus padres lo fueron a dejar a "la liebre O'Higgins San Martín", con una maleta al brazo. "Llegué a Mendoza y tomé otro bus a Buenos Aires. Llegué al puerto y abordé el Cabo San Roque, Clase Económica. Era el Titanic total. Lo pasábamos bomba. Tanto que empezaron a bajar todos a nuestras fiestas. Ni te cuento. Tres semanas cruzando el Pacífico". A poco andar, viajaban todos en VIP.

Llevaba 200 dólares para su aventura. Apenas llegó a Barcelona, "todavía mareado", se encontró con Colón. "Estamos de vuelta pues, amigo", pensó cuando lo miró. Trabajó en un restaurante y repartió revistas. Dos meses después de salir de su casa, estaba en Múnich.

De los 400 que postularon a la escuela de cine, quedaron 14. "La prueba duró 6 meses, y el alemán tampoco era mi fuerte. Convencí a la comisión que la única beca que había tenía que ser mía".

Se quedó 5 años, hasta que cayó el Muro. Hasta que volvió a Chile para presentar "La Voz" (1989), su primera coproducción internacional.

En eso estaba cuando se encontró con el famoso asalto. Esa mañana escuchó la radio y voló al centro. Al mismo tiempo en que pensó: "Esta es una película".

En plena calle vio de cerca el trabajo de los periodistas, que inventaban una historia que no entendían. "Todo mentira, pero verdad. Muy Chile también".

Cuando contó su idea, varios pensaron que estaba loco. "Yo era extranjero en mi propio país. Y me nutrí mucho de eso. Era curioso donde nadie lo era. Hacía preguntas que nadie hacía".

-¿Qué veías en la sociedad de esa época?

-Veía una sociedad que no sabía cómo manejarse a sí misma. Después de tanto tiempo en que otros manejaban nuestras vidas. Era una sociedad completamente huérfana, que no había aprendido a hacer nada consigo misma. Nadie sabía cómo reaccionar.

¿Johnny muerto?

Para construir a Johnny, Graef Marino hizo decenas de entrevistas en la cárcel. Para la opinión pública, Johnny era Marcelo de Jesús Gómez Lizama. "El se autodenominó así. No sé si habrá lucrado el pobre. Asumió que era él porque ser el más joven del grupo, supongo. Pero es un personaje de ficción, basado en mil realidades, por eso es tan universal", explica el director.

Al salir de la cárcel, 20 años y 1 día después, Johnny se encuentra con un Chile que le es completamente desconocido. "Si Araiza no podía, yo no hago esta película", cuenta Gustavo sobre el único actor que vuelve a escena (ver recuadro).

A su protagonista lo encontró entonces en México -era coproducción mexicana- tras ver a unos 20 hiperventilados aspirantes. "Fue el único que apenas pronunció palabra. Supe de inmediato que era él", recuerda.

Esta secuela será totalmente distinta, rodada en Santiago, Isla Negra, parte del Norte chico. "No es necesario haber visto la anterior para entenderla. Sin embargo, quien haya visto la primera parte, la va a disfrutar de una manera especial".

Ahora prepara una remasterización de la original y está en conversaciones para que llegue a la TV antes del estreno.

Este 29 de enero, "Johnny 100 pesos" llega al Mercado Central, en el marco de Cine al Aire Libre de la Cineteca Nacional.

La verdad es que Gustavo se demoró más de 10 años en darse cuenta, cuando vio la película en un festival, de que existía alguna posibilidad de retorno. "Yo siempre pensé que Johnny había muerto", confiesa. "Posiblemente, por el temor a embarrarla, a las segundas partes. Pero me demore harto más en encontrar la razón por la que hacer esta secuela. Estuve al menos un año entregando respuestas estúpidas a Lynch. Hasta que me di cuenta de que quiero hacer la película porque quiero narrar el Chile de hoy".

-Un Chile que todavía no sabe dónde va...

-Que todavía no sabe donde va. Justamente. Después de 20 años de encierro, Johnny se encuentra con quienes lo tientan con el mundo de la delincuencia, al que juró nunca más volver. Se encuentra con una sociedad agresiva. Hay amor, suspenso, acción; poco más de dos horas de entretenimiento con contenido. Commercial quality film.

-Nunca le tuviste ningún asco a la chapa comercial, parece.

-Al contrario. Orgulloso. Ahora hay un parcito más que se están atreviendo. Siempre he respetado y querido el cine norteamericano. No todo, pero me parece espectacular. Hice dos películas y nos entendimos fantástico.

-Te parabas de igual a igual. Leí que te carga eso de nuestro cine tercermundista que sale al mundo.

-Así es. Posiblemente, porque gran parte de nuestras películas son financiadas desde Europa, y lo sé con conocimiento de causa, es el cine que ellos quieren ver. Hay cierto paternalismo. Tiene que ver con el cine político, pero también con la pobreza y marginalidad. No les gusta el Chile de hoy. En parte de Europa se sigue pensando que este sigue siendo el Chile de los 60. Yo siempre me he negado a esa imposición. ¡Ni siquiera trato de postular a Ibermedia! A mí me interesa que la gente vea las películas que hago.

Por eso es fundamental su director de fotografía, por ejemplo. Por eso se va a instalar todo febrero en Los Ángeles, EE.UU., buscando al equipo correcto.

"Este guión va a emocionar a la gente. Creo que, al final, caerán algunas lágrimas. Es una película que mira para dónde vamos, no de dónde venimos. Será una película dura, fuerte, pero optimista".

-¿Ya no está en ti el temor a las segundas partes?

-Para nada. Lo tengo totalmente perdido, posiblemente por eso me he demorado tanto tiempo. Estoy convencido que esta película va a ser la raja. Creo que va a ser unificadora, masiva, súper entretenida. Me he encontrado con tanto interés de la gente, del que yo no estaba muy consciente. Como pocas veces en mi vida, estoy absolutamente seguro de lo que estoy haciendo. Sé donde voy a poner la cámara, qué le voy a decir al actor, sé absolutamente hacia donde no quiero ir.

-Es cierto que estuve escondido. Quise que así fuera. Hice clases, seguí trabajando. Pero hay que guardar las apariciones cuando valgan la pena. Y si voy a volver, que sea escandalosamente.

Armando Araiza: Johnny, galán mexicano

"Me gusta descubrir actores", dice Graef Marino, cuyo ojo parece infalible.

Descubrió a Paulina Urrutia y la inmortalizó como la polola de Johnny que, vestida de colegial, hizo una escena que hoy es emblema en el cine local.

El elenco hizo notable carrera: Luis Gnecco, Willy Semler, Sergio Hernández, Boris Quercia, Aldo Parodi, Luis Alarcón, Cristián Campos. Gaby Hernández se lució en "Johnny" mucho antes de conseguir el que es, quizás, su rol más popular, en "Pituca sin lucas".

La chica sexy era la actriz mexicana Patricia Rivera. En el caso de Araiza, es un reconocido galán en su país. Hijo del director Raúl Araiza y de la actriz Norma Herrera. Hermano del actor Raúl Araiza. Hizo su primera aparición a los 13 años en TV. El 2012, estuvo en "Abismo de pasión". Tiene 134 mil seguidores en Twitter (@armandoaraiza) y más de 11 mil en Instagram que siguen cada uno de sus pasos. "¡Gran emoción! una realidad próxima, el rodaje de «Johnny Cien Pesos II»", publicó.

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