Si hiciéramos un ranking de los nuevos dramaturgos en Occidente, Rafael Spregelburd estaría entre los top ten. Su capacidad de fabulación delirante, su construcción de situaciones aberrantes y personajes curiosos, su mirada irónica sobre el mundo contemporáneo han ido dejando una secuela de piezas teatrales donde ha experimentado largamente una nueva forma de escritura que lo ha colocado en un sitial indiscutible.
Hace unos años estuvo en Fitam con "La estupidez", una pieza que es una obra maestra de la construcción rizomática del estilo Spregelburd. Esta vez vuelve con "Spam", una fantasía apocalíptica, como él la califica, puesta en escena como una ópera hablada, acompañado por Zypce, un músico contemporáneo en vivo que va siguiendo la trama convulsa y alegremente caótica de la obra.
Como planteamiento inicial, Rafael Spregelburd desordena un calendario metálico que vuelve a colocar con las piezas en cualquier sitio menos el 31 que conserva el último lugar.
A partir de ese momento comienza la narración saltando de día en día según el desorden del calendario, siempre distinto en cada función, de un cúmulo de aventuras absurdas y desopilantes que arrancan carcajadas del espectador al mismo tiempo que lo sumen en una reflexión perpleja sobre los límites de la imaginación. La del autor, deslinda con el infinito.
Todo es posible en "Spam", y contar las líneas argumentales es estropear el chiste. Además que son múltiples y contradictorias y absurdas y muy graciosas.
Lo único claro es que es de lo mejor de este Santiago a Mil y una de las mejores cosas que le he visto a este creador, una figura señera en el panorama teatral contemporáneo.
En resumen, imperdible.
