"Lo más sobresaliente es retomar las relaciones de intercambio cultural entre Chile y La Habana", puntualiza Ana Cristina Perera, directora del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, en torno a la exposición Universo Carreño, que congrega 40 obras del artista chileno-cubano Mario Carreño, algunas de las cuales visitan por primera vez nuestro país provenientes del museo de la isla.

La exposición curada por Juan Campos, cercano al artista, se podrá visitar en la Sala Matta del Museo Nacional de Bellas Artes entre el 9 de enero y el 5 de abril de 2015. En paralelo, se exhibirá una selección de dibujos del artista en Espacio Suecia 26, de Fundación Itaú. La muestra estructura, desde una perspectiva tanto biográfica como pictórica, una serie de capítulos en un período de 52 años (1940-1992) de Carreño.

El artista obtuvo la ciudadanía chilena en 1969 y el Premio Nacional de Arte en 1982, vivió en Cuba, México, España, Italia, Francia y Estados Unidos, y falleció en Santiago de Chile el año 1999.

"Desde el punto de vista estético y formal, Carreño transitó diferentes etapas creativas, como lo figurativo, lo realista en las primeras etapas de su vida y periodos de abstracción hasta su última etapa de vida. Hay una capacidad de no abstraerse de las corrientes estéticas del momento, sino navegar en ellas, sin perder la esencia, y manifestar su filosofía de vida", enfatiza Perera.

Una de las obras más sobresalientes de la exposición es "Nacimiento de las naciones americanas" (en la foto), considerada su primera obra maestra, que realizó a los 27 años, y que forma parte de la colección del Museo de La Habana. "En esta obra temprana uno puede ver a través de la figuración cómo ya en ese minuto Carreño les daba un lugar a todas las naciones dentro de su obra. Tenemos una figura femenina negra, una más blanca y una mestiza, simbolizando todas las razas que conviven en el continente latinoamericano".

Perera enfatiza en la alta valoración en el mercado estadounidense del arte de Carreño. "Es una figura muy cotizada. Sin embargo, no creo que tenga que ver con un fenómeno aislado, sino con su integración en el contexto cubano y latinoamericano", dice, enfatizando la alta cotización de otros artistas de la isla, como Wilfredo Lam, Eduardo Abela y Amelia Peláez.

"Fruto prohibido es el más deseado"

Como una "noticia bienvenida" tacha Perera el anuncio del restablecimiento de relaciones entre Cuba y EE.UU.

"El fruto prohibido es el más deseado... Esta ley absurda del bloqueo norteamericano para nada frenó el intercambio entre nuestros países... Los intercambios nunca dejaron de estar presentes. Tanto el público norteamericano como el artista cubano siempre se las ingenió para que estos vínculos permanecieran".

"Los músicos norteamericanos de jazz se nutren de la música cubana. Todos nuestros grandes pintores vivieron en EE.UU. Las instituciones de Cuba no podemos sostener un intercambio oficial con instituciones norteamericanas. Sin embargo, nuestros artistas -mochila en la espalda y obra bajo el brazo- exponen en Nueva York y Miami".

"La vida cotidiana del norteamericano está muy presente en Cuba, en la manera de vestir, los gustos, la preferencia en lo cultural. Las salas de cine de La Habana proyectan mucho cine norteamericano comercial", señala.

"Tenemos mucha esperanza que la noticia de la normalización de las relaciones con EE.UU. va a afianzar los lazos naturales que se han venido tejiendo", enfatiza.

Perera cuenta que en sus siete meses frente al museo ya existían proyectos que unían a los dos países, como la muestra de artistas afroamericanos de la abstracción. Además, ya están trabajando en un proyecto con el Museo del Bronx de Nueva York, para la Bienal de artes plásticas de La Habana, cuyo objetivo es mostrar arte del tercer mundo.

"El MoMA está loco por estar con nosotros. Y en 2016 está previsto que hagamos exposición en el Museo del Bronx", remata.