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Natalia Berbelagua: La escritora que sedujo a Parra con su libro "Valporno"

Se relanza lel ibro que ha escandalizado a señoras y encantado al mismísimo Nicanor Parra. "Supe que devolvieron un ejemplar por obseno", señala.  

por:  Juan Carlos Ramírez F.
martes, 06 de enero de 2015

La escritora ha agotado dos ediciones.


Foto CESAR SILVA

Hace dos años, a Natalia Berbelagua (29) estaba en un bar de Valparaíso y se le ocurrió ir a Las Cruces. Había terminado "Valporno", delirante colección de cuentos y con el sexo como eje central y quería mostrárselos a Nicanor Parra.

Su plan era contarle que a los 11, cuando estaba de vacaciones, se lo encontró, hablaron un rato y ella decidió volverse escritora. Y le resultó: "No sabemos cómo cae una piedra al piso y vamos a saber por qué ocurren esas cosas", le dijo el antipoeta, haciéndola pasar. Su pololo de la época la esperó afuera.

"Conversamos dos o tres horas, hablamos de la Biblia, de cosas cotidianas. Leyó el título del libro y le gustó. Me cantó un tango, me invitó a dar un paseo en auto, pero le dije que tenía que irme". Cuando abrió la puerta saludó al novio cordialmente. Meses después, cuando se ganó el Cervantes, Parra le relató a Leila Guerriero su versión del encuentro para El País de España:

"El novio de la muchacha irrumpió poco después, inesperadamente, según Parra con ansias de sorprenderlos en una maniobra extraña, tomar alguna foto y divulgarla. Los echó a ambos, furioso, y, cuando se fueron, empezó a leer los poemas. Descubrió que eran tan pornográficos como buenos, y entonces pensó: «¡Que vuelva, que vuelva!»".

"Él inventó una historia y mi ex quedó como celópata", dice la escritora. Tampoco quiso ver a Parra de nuevo. "Preferí quedarme con la suerte de ese día. La anécdota le dio prensa al libro antes de ser publicado".

Perversiones

Para hacerse una idea del libro que le gustó a Parra, basta leer el primer cuento "Las perversiones dominicales". Allí, una chica se mete a un bar porteño, toma una botella de aguardiente meterse en un bar y termina encerrada con un mendigo que le pide que le chupe los dedos de los pies para "sanarlo". En "Cocina internacional", un tipo envuelve su pene con algo japonés, como si fuera sushi, antes de tener sexo oral. Por estos perturbadores relatos, varias señoras regañaron a la autora en la pasada Filsa.

"Algunas señoras se enojaron con sus maridos cuando leían la contraportada en el stand. Supe que devolvieron un ejemplar por obsceno a una librería. Yo creo que muchas lo leyeron por morbo. Otras, pensaron que al estar escrito por una mujer era más soft y se sorprendieron".

Aunque también hubo cuentos que se volvieron una especie de hit como "La comunidad del azote", donde 7 mujeres convencionales forman un movimiento exclusivamente para maltratar a sus hombres.

Por temática, "Valporno" se emparenta con "Reynos" (Romina Reyes) o "Joven y Alocada" (Camila Gutiérrez). Aunque Berbelagua no se siente tan cercana a ellas , está de acuerdo en que "lo sexual irrumpió con más fuerza. Y era evidente qué iba a ocurrir, hacía falta. En el 2007 cuando comencé a escribir, había muy poco, nada muy explícito. Después se fue abriendo un campo para hablar con más soltura del cuerpo y ponerse menos serio".

Escribir un libro que, aunque hable de otras cosas, use el sexo como gancho argumental es algo que enorgullece a la autora y que obedece a un cambio generacional.

"Se asume con menos culpa porque la iglesia ha perdido credibilidad. Pero junto a ese grupo de mente más abierta, también hay otro grupo megaconservador que todavía se escandaliza con el aborto, la legalización de las drogas y otras cosas. Para la «masa joven liberal» no es tema ver a parejas del mismo sexo de la mano, crecieron con internet y se tomaron con naturalidad la pornografía".

"Termino un libro y enfermo"

Hace unas semanas, tras agotar dos ediciones -de mil y 500 ejemplares, un hito para un libro independiente-, la editorial Emergencia Narrativa relanzó "Valporno" con cuentos extras y un texto de la autora. También será editado en Italia por Edicola, emergente editorial con sede en Chile y el país europeo.

"A mí me cuesta escribir. Termino un libro y, a veces, me enfermo. Trato de que no me afecte tanto, de tener la cabeza sana, pero a veces me supera. Mi compromiso es total, estoy dispuesta a sacrificar cosas por la literatura", asegura.

Sin embargo, ella es consciente de que su "Valporno" se lee rápido y de un tirón. "Opté por frases cortas, donde la imagen quedara lo más clara posible, sin grandes descripciones, sino más bien acontecimientos, sucediéndose uno tras otro, con un final abrupto. Algo más visual que introspectivo", explica.

"Uno de los grandes problemas que tiene la narrativa chilena es que los remates casi siempre están flojos. Los personajes se diluyen. Se van haciendo transparentes en las últimas páginas, además de la clásica fanfarronería. Es raro terminar de golpe con un chiste, una muerte o un grito".

 
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