Por Alejandra Valdivieso P.

En su natal Madrid, recuerda Ismael Serrano, creció escuchando a Víctor Jara, Silvio Rodríguez, Mercedes Sosa, leyendo a Mario Benedetti y César Vallejo.

"Antes de conocerlo uno ya sentía una atracción por este territorio. Esos vínculos se han ido estrechando porque tengo una hija «argeñola» y gran parte de mis amigos están acá", comenta el trovador de 40 años que acaba de ser papá junto a la actriz argentina Jimena Ruiz Echazú.

"Se llama amor y ocurre a menudo. No entiende de fronteras y te descoloca la vida maravillosamente, hasta que te convierte en parte de un proyecto multinacional como este matrimonio", dice.

Pero algo más une a Serrano con esta parte del mundo. El cantautor está en Chile por estos días y regresará el viernes 8 de mayo de 2015 para iniciar en el Movistar Arena su gira "La llamada" (Puntoticket, a partir de este viernes).

Llega con su disco debut junto a Sony Music. Con esta producción Serrano traslada su vuelo poético a los ritmos de Latinoamérica. Explora el candombe, la bachata. Más aún, el nombre del álbum hace referencia a las tradicionales llamadas del carnaval uruguayo, convocadas a golpe de tambor. "Del carnaval uruguayo me interesa la celebración, el carácter popular, cómo se conecta con la cultura afroamericana. El carácter crítico, irreverente y reivindicativo de las murgas, que se conecta con los carnavales en España".

"Si hay algo que me atrae de Latinoamérica es que el folclor es un género vivo. En España cultivar el folclor es casi practicar arqueología".

"Ojala España entendiera el paternalismo con que mira a Latinoamérica, que a veces impide permearse todo lo que podría", comenta Serrano, que vino por primera vez a Chile en 2007, invitado a un festival homenaje a Che Guevara donde estaban Silvio Rodríguez y Angel Parra.

Serrano entiende los dolores que están presentes en Latinoamérica, como la desaparición en México de 43 normalistas. "El cantautor intenta ser permeable, emocionarse con lo que ocurre alrededor. Uno trata de entender la lucha y la tragedia ajena como propias. (La mexicana) es una ciudadanía desamparada y rehén de la violencia. A menudo parece que el Estado también es cómplice de esa violencia, lo que produce aún más desamparo".

A su país lo ve mejor. "España está viviendo una oportunidad histórica porque se está gestando un cambio de paradigma político. Se ha roto el bipartidismo tradicional, están surgiendo nuevos partidos políticos y movimientos ciudadanos".

Pero su nuevo disco tiene un trasfondo más íntimo. "El nacimiento de mi hija me hizo entender que toda lucha tiene que estar traspasada por la alegría, que estar vivos merece una celebración".