Aunque detesta que la llamen gurú, la hoy escritora de culto presenta en Chile su Horóscopo Chino número 31. "Soy tan humana y vulnerable como cualquiera".
Aunque algunos lo confiesen con un orgullo milenario y otros más bien con pudor, lo cierto es que a Ludovica Squirru la sigue un contingente de seguidores fieles como pocos. 31 años lleva publicando el "Horóscopo Chino", best seller en Latinoamérica.
"Ya me siento el body three; donde Buda se iluminó. Los libros son parte de mi vida total, no los puedo disociar de mi vida personal", cuenta de paso en Chile.
Llegó con nueva editorial (Urano) y una gira por Latinoamérica y Miami. Mañana, a las 12.30 horas, tendrá su presentación en la librería Qué Leo de Providencia.
Ludovica ya hablaba del Horóscopo Chino cuando era actriz cómica, estrella de la TV y las tablas.
El libro -que le toma unos 6 meses en la producción y cuatro o cinco más sólo en la escritura- cuenta con colaboradores distintos cada año y la incorporación de nuevos temas como los mayas, ecología, constelaciones familiares, feng shui, etc.
Su padre fue cónsul en China, en 1945, por lo que creció en una casa absolutamente oriental. Se inició con libros del Tao, filosofía zen, Lao Tsé, Confucio y otros. "Nos criaron como chinas. Hacíamos tareas de mujeres y hombres. Mi papá decía: «La mujer no debe molestar y, en lo posible, hacerse útil». Mandato que tomé. Era un talibán chino. Tuve una educación muy estricta, pero siempre me gustó estudiar. Mi padre hablaba 10 idiomas".
Squirru ha publicado también crónicas de viaje y un libro sobre astrología maya. Mucho de lo que atesora en su hogar en Córdoba, donde vive con su pareja, el fotógrafo Claudio Herdener, y rodeada de sus animales. Su hermana vive en Chile.
-¿En qué momento cambiaste la actuación por el I Ching?
-Todo ese mundo ya no me interesa. La actuación me parece fascinante, pero todo lo que la rodea, el ego, la vanidad, no tiene nada que ver conmigo. Es como que me hablaras de otra reencarnación. Y me ofrecieron millones de propuestas para volver, pero no. Bueno, fue hasta que un amor, a los 23 años, me regaló el I Ching.
-¿Te volviste una especie de gurú?
-No me gusta ese concepto. La astrología china es lo opuesto. Es encontrar tu propio camino, el autoconocimiento, para poder mover cosas que están estancadas. Con libre albedrío. El secreto es saber graduar lo que sos. Yo no estoy para que me endiosen ni me pongan en ningún lugar. Soy tan humana y vulnerable como cualquiera. Sí tengo mucho conocimiento, porque sigo estudiando cada día.
-Igual difícil evitar que te pregunten por los vaticinios donde vayas.
-Y puede hacer bien cargoso. Por eso salgo poco. La gente pone en mí poderes que no tengo. Tuve muchísimas elecciones para desviarme de esto. Qué el merchandising, que la medallita de la buena suerte, millones de dólares de políticos para poner mi nombre en campaña. No lo hice jamás ni lo haré. El oráculo no tiene partido político.
-Dicen que Menem te invitó varias veces a la Casa Rosada. Sin resultado.
-Todos. Menem, Cristina Kirchner, y todos los gobernadores más importantes de la Argentina. No voy ni loca. ¿Sabés por qué? Ellos tienen el libro y leen lo que va para su signo, como cualquier cristiano. No quiero ser "la bruja de Cristina". No me interesa el poder político. Me buscan porque escribo sobre el país, pero no hago consultorías privadas. Ni para ellos ni para nadie. No cobro. Nunca lo hice. Cuando empecé atendí gente dos semanas. Era tal lo loca que estaba la gente, lo mal que llegaban, que me pareció deshonesto cobrar por eso. La gente deposita el poder en alguien para que te digan qué hacer. Y cada vez que tiraba el I Ching, yo quedaba de cama. La energía que me dejaban era terrible.
-Pero lo tuyo es un don finalmente.
-Sí. Y, si querés, lo tengo un poco acentuado.
-No es fácil decirle que no a un político.
-Mirá, al decirles que no, te respetan más. Les dije que no a todos, incluido a un gobernador que es maravilloso, Alberto Rodríguez Saá, un gran artista. La casa donde vive parece Machu Picchu. Somos vecinos y él me buscó muchísimo y estuve a punto de caer. En todo sentido (risas). Y lo entendió, nos queremos mucho.
Una consulta que la marcó en Chile fue la que le hizo Felipe Camiroaga, en el "Buenos días a todos" (TVN), pocos meses antes de su muerte. "Caballo de fuego, aún lo recuerdo. Me preguntó cómo le iba a ir y yo le vi un halo negro. Bueno, hay cosas que no se dicen. Pero yo quedé impactadísima".
Ludovica declara: "Mirá. Hay que mejorar la marca. Y para mejorar la marca, te tenés que retirar mucho de la boludez que ronda".
No sólo por la loca humanidad. También porque, sabes, está lleno de chantas si se trata de futurología. "Muchos que creen en esas dos líneas en el diario. Y bueno, les ayuda a levantarse por la mañana. Cada sicoanalista tiene el paciente que se merece. La inquietud por el futuro nos acosa. Pero el destino son las huellas que uno deja en la vida, no es lo que viene. Es cómo pisaste. La astrología china es preventiva, más que predictiva".
Razones por la que ella misma se reconoció adictiva alguna vez. "Por las iniciales LSD jajaja. Ludovica Squirru Dari. Pero gracias a mis fanáticos vivo".
-Cerati colaboró alguna vez contigo. Y con Charly García hasta estuviste de novia.
-¿Y vos como te enteraste? Y sí. Nos sentimos John y Yoko en Nueva York. Un verano ardiente de 1989. Estuve en su video, "Estoy verde" y después coincidimos. Y bueno, ¿quién puede escapar al hechizo de ese Gato/Conejo de metal? Me dedicó "Gato de metal". Le pedí que escribiera para mi libro y me hizo en 20 minutos esa canción. Y hace 11 años fue el primero en ir a tocar al campo con la idea de refundar la Argentina (ver recuadro). Fue una historia intensa. La verdad, es que no me bancó. Se asustó.
-Imposible imaginar a Charly asustado.
-Te lo aseguro. De mí se asustó. En serio. La gente se enteró del romance 20 años después y fue la locura. Lo escribí en mi libro "Doyo, el libro del amor". Hablé de todos mis amores, según cada signo. Y no es para que saquen la cuenta de que tuve 12, fue gente que me cambió la vida. Con Charly siempre hubo mucho respeto.
-Él tiene tantas vidas como un gato, eso sí.
-Y está complicado ahora. Está asustado con la muerte de todos sus amigos. Cree que está en su última vida. Es un gato de 7 mil vidas, la verdad, porque con las cosas que ha hecho, con los saltos a la pileta, las drogas que se metió, que esté vivo es una gracia. Lo amamos en Argentina, es un héroe nacional. Más Gato de metal que Charly no hay. Y no está en un buen momento ahora parece, de salud. Está golpeado.
-Y ¿cómo se viene el 2015, el Año de la Cabra?
-Tan loco como las cabras. Son las más humanistas del Horóscopo Chino. Lo importa es que la gente haga lo que quiere, más que lo que tienen que hacer. Hay un renacimiento de la vocación de servicio. Va a haber una movida artística, como en 1955, el año del rock. Llega a descontracturarnos de tanta crisis. Hay reencuentro familiar, mucha constelación. La naturaleza va a estar muy golpeada, vienen huracanes, el cambio climático altera todo. Es un año más hippie, de despojarse de lo que no nos sirve. De muchos tratados de paz que se están incubando.
-Ah propósito, la Presidenta Bachelet es Gato/Conejo también.
-Ah, ¿sí? Mirá qué bueno. Excelente año para el conejo. Le ha tocado duro, te juro que me emocionó ver a esa mujer maravillosa salir a dar la cara ante el caos del sistema de transporte. Diametralmente opuesto a lo nuestro, que cuando tenemos problemones la Presidenta va a ponerse bótox.
-Estoy pensando qué tendrá que ver Bachelet con Charly García.
-Y nada. ¡Menos mal! Los une la suerte. Caen bien parados siempre. El Gato tiene muchísima intuición, pero también tienen una cuota de liviandad del ser. Se ubican o la vida los ubica. Chile, que es Caballo de Metal, está en su año, el peor de todos. El 2015 les va a hacer muy bien. Acordáte de que llegará gente con ideas muy innovadoras.
