Los fanáticos de Pedro Aznar tienen razones para celebrar. El argentino está en Chile para presentar "A la carta", su último espectáculo.

En total, ofrecerá cuatro conciertos. Hoy y mañana en el Teatro CA 660 Corpartes; el 18 en el Teatro Regional de Rancagua y el 21 en Valparaíso, en el Aula Magna de la Universidad Federico Santa María. La lista de canciones del show -que debutó en agosto en el Luna Park de Buenos Aires- fue elaborada por sus seguidores mediante votación popular a través de su web oficial.

Los hits más pedidos fueron "Quebrado" y "A primera vista". Las entradas para todos los shows están disponibles a través del sistema Ticketek.

Son incontables las veces que el ex Serú Girán ha visitado Chile. En el lobby del hotel donde se hospeda en Las Condes, cuenta que esta tierra "lo llama", sobre todo por las amistades que ha formado desde que debutó en la música, en los años setenta, hasta ahora que lanzó "Mil noches y un instante".

"Me pasa algo con Chile. Vuelvo por el cariño de la gente. Me reciben con los brazos abiertos y siempre los conciertos terminan siendo una fiesta", explica. Según él, la conexión pasa porque se entrega en el escenario. "Soy muy comprometido con esto que vengo haciendo hace tantos años y cada vez ofrezco algo distinto. Le tengo cariño a Chile y a sus expresiones culturales. Eso genera una empatía".

-¿Qué expresiones te llaman la atención?

-Amo la música chilena y la poesía. Pablo Neruda fue una inspiración en mi adolescencia y lo sigue siendo, pero en algún momento fue mi norte y el poeta que me capturó. He ido varias veces a todas sus casas: En Santiago, Valparaíso e Isla Negra. Amo su obra. He estado usando poncho nerudiano y tomando pisco sour frente al mar de Isla Negra en Invierno.

Pedro Aznar tiene 55 años y es una de las voces inscritas en las grandes ligas del rock argentino. Amigo de Gustavo Cerati (Ver recuadro), Charly García, Luis Alberto Spinetta, David Lebón y León Gieco. De todo el grupo, de los que menos bulla hizo por los vicios del rock and roll.

-¿Te sientes como un sobreviviente del rock de tu generación?

-No me siento como un sobreviviente porque nunca sentí necesario matarme por el rock. No había que inmolarse ante ningún altar. Siempre viví la música como una experiencia contraria a la muerte, una experiencia vital. Siempre me sentí a gusto en las giras y feliz por lo que estaba haciendo. Tuve mis momentos de locura y carrete, pero llegas a un punto donde eso se agota. El carrete por carrete en sí no va a ningún lugar. La fiesta es válida cuando tienes buenos amigos y alegría para compartir. Nunca me gustó el carrete destructivo. Hice locuras, pero hoy, por ejemplo, compartir una comida con mis amigos es lo mejor que me puede pasar. Irme con los músicos después de un concierto a comer y beber es un ritual que me llena.

Sin angustias

En 2003 Aznar vino a Festival de Viña del Mar para oficiar de jurado de la Competencia Folclórica. En esa ocasión, no pudo montar su show. Alcanzó a compartir escenario con Charly García - uno de los platos fuertes de ese año- que lo invitó a tocar dos temas.

Ahora regresa para saldar una deuda: Además de ser, nuevamente, jurado se subirá al escenario a tocar sus nuevos temas, reversiones, lados B y también clásicos.

-Se te hace fácil juzgar el trabajo de otros músicos

-Es difícil evaluar a otros músicos. Involucra usar toda la imparcialidad que puedas porque, obviamente, uno tiene sus preferencias musicales. Hay que hacer un equilibrio entre lo que uno prefiere y los valores intrínsicos de un músico.

-¿Y le temes al monstruo?

-Es un potro difícil de domar, pero un buen desafío. Cuando toqué con Charly el 2003 sentí que me trataron de maravilla, el monstruo me abrazó. Y desde casi 12 años mi relación con el público de Chile ha crecido.

-¿En qué momentos de tu vida llegas a ese escenario?

-Siempre quedan cosas por alcanzar. Mi espíritu fue siempre de búsqueda, experimentación y apertura. Voy a seguir buscando cosas nuevas mientras esté en este mundo. A dónde iré a llegar no sé, no vivo ni con angustias ni preocupaciones. No tengo cosas pendientes angustiosas ni nada que me desespere lograr. La vida ha sido generosa conmigo y yo he sido respetuoso con ella.