Galut Alarcón dirige el documental "La Invención de la Patria" que enfrenta al actor -quien hoy cumple 85 años- con viejas heridas y revisa nuestra historia reciente. Se estrenará el 30 de octubre.
Decir que "La Invención de la Patria" es una película sobre Luis Alarcón no es del todo cierto.
Es mejor definirla como un filme-ensayo que, a través de la figura del destacado actor, reflexiona sobre las figuras protectoras (patria y padre tienen el mismo origen etimológico) y las heridas -familiares y políticas- que quedan por sanar.
El responsable de esto no podría ser otro que el hijo del actor, el reconocido montajista y guionista Galut Alarcón ("Los Debutantes", "Ilusiones Opticas", "31 Minutos"), quien trabajó 7 años en esta la cinta junto a su mujer, la actriz y cineasta Chamila Rodríguez.
Hoy tendrán una première en Sanfic -justo cuando Luis cumple 85 años- y el estreno nacional será el 30 de octubre.
El proceso de investigación y construcción comenzó con un curioso recorte: un aviso que fue publicado en un diario de Punta Arenas en el año 1903. A través de él, el actor Justo Alarcón invitaba a una función "en beneficio propio". Se trata del abuelo del célebre actor chileno y el primer eslabón de una cadena familiar que el director instala como trasfondo.
"Yo no lo conocí. Lo recuerdo a través de lo que contaba mi padre", señala Luis Alarcón. "Era como en esa película «El Gran Pez». No le creía lo que me contaba sobre él, pero fui comprobando que todo era verdad. Mi abuelo fue el fundador de la Cruz Roja chilena, entre otras cosas".
"También tenía pompas fúnebres", complementa Galut. "Y hacía los fuegos especiales de fin de año en Punta Arenas. Murió extrañamente en Valparaíso. Era como un personaje del viejo oeste. Y lo del anuncio es increíble. Este hombre llamaba a funciones para poder subsistir en épocas de vacas flacas. Y eso es muy honesto. Hoy sería muy criticado".
El fresco familiar -apoyado por archivos y fotografías- también incluye al padre de Luis, Esteban Alarcón (fotógrafo y documentalista en los años 30 y 40) y Aimar (2), el pequeño hijo de Galut.
Pero la gran estrella de "La Invención de la Patria" es Luis Alarcón. Lo vemos revisitando los lugares donde pasó su infancia (en La Patagonia), actuando en algunas películas emblemáticas y recordando tiempos difíciles de la historia con amigos como el actor Jaime Vadell y el fallecido militante Sergio Buschmann.
Pero hay también un momento clave que dota al filme de una honestidad brutal: una conversación pendiente en que Galut le pide a su padre explicación por un hecho del pasado que tiene que ver con el abandono.
"La película nos acercó muchísimo", opina Luis. "No es que estuviéramos alejados, pero había temas que no habían sido tocados. Ahora los tocamos y la relación mejoró. Fuimos bien sinceros dentro del punto de vista encontrado".
"Cuando la vio, Lucho me dio un abrazo", agrega Galut. "De alguna manera, él tiene una vida entregada al arte y la política. La familia no estaba en primer lugar para él. Y en este caso, poner a la familia dentro de la pantalla, logró un acercamiento súper profundo".
-¿No se sintieron demasiado expuestos solucionando problemas frente a la cámara?
Luis: -No. Es que la intimidad está mostrada con mucha altura, no hay escenas violentas, no hay odio; más que todo hay amor. Y eso se nota. Amor por la familia, por el terruño, por el país donde uno vive, por la Patria en mayúscula. Me parece una película muy elegante. Si bien hay momentos críticos en la relación, están tratados con mucha mesura y muy hermosamente.
Galut: -La película se fue desarrollando en mucho tiempo. En el proceso yo mismo me convertí en papá. Si le reclamo a mi padre algún tipo de abandono durante mi infancia, es algo que ahora también me involucra a mí. Por eso se ven tantos espejos en la película. Cuando estás mirando a tu padre, de alguna manera también te estás mirando a ti mismo.
Tomando en cuenta la trayectoria artística de los Alarcón, no es de extrañar que parte del documental -que también funciona como un tributo a una carrera de décadas- esté filmado con cámaras prestadas por el documentalista Ignacio Agüero o Raúl Ruiz. Este último es una figura clave para comprender la importancia de Luis Alarcón dentro del cine chileno.
"Lucho era su fetiche", opina Galut. "Entendía muy bien lo que Raúl Ruiz quería construir en cuánto a los diálogos, la narración en función del idioma. El quería extraer las paradojas del habla de los chilenos. Y Lucho fue el mejor en entender ese objetivo".
Versátil como pocos, lo cierto es que Luis no tiene problemas en actuar en teleseries -debutó esta semana en "Caleta del Sol", en TVN- y en productos comerciales como la aún no estrenada "Maldito amor". Pero tiene claro cuáles son las películas favoritas dentro de su propia filmografía:
"El Chacal de Nahueltoro" (Miguel Littin, 1969), "Tres Tristes Tigres" (Raúl Ruiz, 1968) y "Julio Comienza en Julio" (Silvio Caiozzi, 1979)", asegura con convicción. "Las recuerdo mucho porque estuve muy involucrado en las tres".
"Mi padre es un ícono del cine de esa época; un cine social muy conectado con la realidad", elogia, por su parte, Galut. "Rompe con los estereotipos y los lleva a un terreno más posible y real. También lo hace en las teleseries. Cuando grabó "La Represa" era impresionante el nivel de popularidad que alcanzó haciendo del malo".
-Galut, ¿tienes algún recuerdo especial de infancia que involucre a tu padre?
-El tiene un baúl donde guarda todas las obras que ha hecho. Cuando era un niño yo me metía en ese baúl y navegaba. Una vez me encontré con unas fábulas pícaras teatralizadas. Eran cortitas. Tomé esos papeles y los representé con mis amigos en la calle. Armamos una función para los vecinos de la cuadra.
Chamila Rodríguez, codirectora de la cinta, es también musa de Raúl Ruiz, pues fue una de las pocas que trabajó con el célebre artista chileno en cine -"La noche de enfrente", estrenada en Cannes en 2012-, teatro ("Amledi, el tonto"), radio y TV.
"Fue interesante involucrarme en este proyecto ("La invención..."). Mi rol era salirme del tema familiar y verlo con cierta distancia, además de enfrentar la película y terminarla. Y también aportar una mirada femenina, porque hay muchos hombres", comenta.
