Hasta este lunes, se luce como "Zorba", rol en el que dicen es el mejor de todos los tiempos.
Unos zapatos acolchados, que parecen de nieve, contrastan con la característica cerámica bicolor del foyer del Teatro Municipal. Rodrigo Guzmán (35) tiene que cuidar sus pies, su más preciado instrumento de trabajo.
El jueves pasado reestrenó el ballet "Zorba, el griego" -que tendrá funciones hasta el lunes-, que el año pasado le valió el título de "Primer bailarín estrella del Ballet de Santiago", después de una década como primer bailarín.
Esa es una distinción que se le dio por primera vez a Sara Nieto y a otros como Luis Ortigoza, Natalia Berríos y Andreza Randisek. "Cuando Marcia me lo comentó, no lo podía creer. Incluso le dije que no lo necesitaba, porque ya era muy feliz con todo lo que había logrado»", dice Rodrigo.
Su performance fue alabada por Lorca Massine, para quien originalmente fue creado el papel, que también lo entrenó. "Es el mejor Zorba de todos los tiempos", reconoció Massine, según cuentan los productores de teatro.
Semanas atrás, Rodrigo debutó en Italia como el griego. "Hay papeles a los que uno les toma un cariño especial, como éste. Con el maestro Lorca siempre tengo desafíos. Me encantó trabajar con él, por todo lo que implica este personaje, su historia y su filosofía. «Zorba» llegó en un momento de mi carrera en el que me siento muy consolidado y bien fuerte. Lo disfruto incluso en los ensayos", cuenta.
-¿Cómo ha evolucionado tu interpretación?
-He aprendido cosas nuevas en la vida personal y artística. Siempre es un redescubrimiento. Te das cuenta de que cada movimiento tiene un porqué y eso es lo nuevo que voy a mostrar ahora. Nada está porque sí. Hoy estoy entendiendo indicaciones antiguas de otros directores.
Rodrigo entró a la escuela de ballet a los 17 años y, a los 19, Iván Nagy lo pasó a la compañía. Alcanzó a estar 6 meses de aspirante y normalmente los postulantes al cuerpo estable deben demostrar sus condiciones durante un año.
"Todo lo aprendí en la compañía. No es llegar, subirse al escenario y hacer cualquier cosa. Implica calidad de movimiento, observar y comprender todo".
Nació en Punta Arenas. Es el segundo mayor de 4 hermanos y su padre pertenecía a la Fuerza Aérea de Chile. "Me gustaban mucho las películas de guerra como «Rambo» y todas esas de los 80 y 90. Mi camino iba claramente apuntado por ahí. Quería estar en el ejército, metido en la jungla. Incluso cuando chico tenía una guaripola", recuerda.
Se educó en el Instituto Don Bosco, igual que el tenor Tito Beltrán. A los 12 años, se integró a un grupo de baile pop en Magallanes. Estuvo en tres conjuntos y, a los 16, lo reclutó By Pass, "el más top " de la ciudad.
"Se preparaban todos iguales para las pirueta, giraban parejito y terminaban en la mismas posiciones".
Un día el coreógrafo le sugirió que viajara a Santiago para probarse en el Municipal. "Por ignorancia, imaginé un tutú, puntas y a un bailarín en mallitas saltando. El prejuicio existe. No le encontraba nada, prefería jugar fútbol", comenta.
"Después empecé a averiguar. Iba a la casa del coreógrafo y me mostraba libros, los programas del Teatro Municipal y videos. Ahí fue cuando tuve un cambio de switch . Vi una foto de Sara Nieto con Rodolfo Castellano cuando hicieron «Espartaco» y pregunté «¿Es el mismo Espartaco de Michael Douglas?» Fue lo primero que me entró por los ojos. Quizás había algo dentro de mí y no lo había descubierto".
En cuarto medio vino a la capital para aclarar cuál era su vocación. La idea era visitar la FACh y el Municipal. "No sabía si estudiar ballet o entrar a las FF.AA. Llegué como provinciano. Toqué la puerta y no sabía qué decir. Me preguntaron si tenía zapatillas de ballet o algo. Dije que no y me pasaron un par. Me dejaron tomar un seminario. Después no fui a la FACh", acota.
-¿Te costó contarle a tu papá que el ballet estaba dentro de tus opciones?
-Quizás al principio fue extraño para él. Después tuvimos conversaciones serias, sobre todo por los tiempos que se vivían. Me imagino que le costó entender cómo llegué al ballet clásico. Pero entendió, porque yo soñaba con esto. Para él era un hobby . Escuché a muchos familiares diciendo que irse a la escuela del Municipal era para ricos y mil cosas.
-¿Que pasó con tu pasión por las FF.AA.?
-Es muy curioso, un día estábamos ensayando y de repente pasa una banda militar. Corrí hacia la ventana y se me pararon los pelos.
