Un piano y algunas gigantografías de recitales adornan la entrada de Sinnergy, la productora que el año pasado trajo a Chile el festival electrónico Ultra, famoso en países como Japón, Corea, Croacia, Brasil y Argentina.

Son los publicistas Eduardo Guilisasti (32), Juan Ignacio Vender (32) y el argentino Marcelo Victorio (45), quienes adquirieron en Miami la licencia por 9 años.

Este 11 y 12 se toman el Movistar Arena con 50 artistas nacionales e internacionales, como Afrojack y Miami Horror. "Abrimos un poquito el espectro hacia el indie , sin perder la esencia de la electrónica. Hay DJs de todos los estilos. A veces queremos traer a artistas que nos gustan a nosotros, pero no siempre resulta rentable", reconoce Juan Ignacio, entre risas.

"Hicimos este festival por el boom que hubo en EE.UU. de electrónica. Y como Chile es un país estilo yankee, vimos una gran posibilidad de negocio. De los gringos tenemos lo que consumimos, los malls, cómo nos vestimos y comemos", añade.

Entraron en el rubro de la producción hace 8 años, haciendo festivales pequeños y conciertos, como Slayer y Alice in Chains. Ahora se unieron a Cristián González, como promotor local, y su productora Red Eye.

Artistas frustrados

La productora trabaja en el booking con 6 a 8 meses de anticipación y su inversión asciende a los 2 millones de dólares, que se financian en un 100% con fondos privados. "Antes, Chile no estaba en la ruta de los artistas. Somos un país chiquitito, pero que consume. Hoy es uno de los más atractivos, por lo profesional, por el nivel de producción, porque es seguro, etc.", dice Cristián.

Existen otros factores que han encarecido los costos de traer nuevos espectáculos, como el alza en los impuestos de los artistas y la subida del precio del dólar. "Está bien complicada la cosa, han hecho hartos cambios en las políticas, tanto monetarias como de permisos, que están trancando la cultura. Se está fiscalizando mucho a las productoras porque creen que ingresa mucho dinero. Se cree que en este negocio están todos forrados, pero no es así. Toda la gente que está metida en este negocio es porque tiene un feeling especial con la música", explica Cristián.

Marcelo apunta a que "el riesgo es elevadísimo. Imagínate que llueve o que un DJ no puede venir y tienes todo comprado".

Vender acota: "Es rentable, pero no es un negocio normal".

Todo incide en el aumento del precio de las entradas. Juan Ignacio explica: "Hay que satisfacer también las exigencias del público. No es lo mismo tener baños químicos, que tener baños de tráiler VIP".

Sinnergy ya está viendo la opción de extenderse por Sudamérica.

-¿Tienen relación con los dueños de otras productoras?

-Cristián: Hay una cosa generacional, somos todos amigos. Creo que todos somos artistas frustrados, pero nos dedicamos al otro lado del negocio.

-Marcelo: Supongo que hay un mercado para todos.

-Juan Ignacio: A veces competimos por artistas, pero es parte de esto. Yo soy DJ y me encanta la electrónica. Cuando hice mi agencia, me tocó hacer fiestas, partí de a poco. Puede que, de alguna forma, sea yo el culpable de comprometernos con este festival.