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Humberto Maturana y los problemas país: "Nos falta escucharnos a los chilenos"

El célebre biólogo conversó junto a su socia, Ximena Dávila, y Cristián Warnken en la UC. "Perdimos el candor. Vivimos en la tentación de la certidumbre".  

por:  Juan Carlos Ramírez F., La Segunda
jueves, 02 de octubre de 2014

Foto CLAUDIO CORTES

Una larga fila de estudiantes esperan impaciente a Humberto Maturana y Ximena Dávila en la Casa Central de la U. Católica. Durante dos horas -y ante un salón repleto- el biólogo y la epistemóloga conversaron con Cristián Warnken como parte de "En el camino", nueva temporada del ciclo de "Pensamiento Propio".

El Premio Nacional de Ciencias anda risueño. A sus 86 años, luce impecable, con bufanda y su icónica cabellera blanca. Optimista, cree que las recientes restricciones al consumo de cigarrillo, el alcohol, los horarios, persiguen un fin que no ha sido explicado bien.

"No es que se nos impida fumar. Se nos dice: «No fumen en tales lugares porque tiene un efecto finalmente tóxico». No se nos impide beber. Se nos dice: «No beban en tales circunstancias, porque tiene una consecuencia negativa». Se nos pide que tengamos conciencia ética social", dice Maturana.

Ximena, que junto a él fundó la Escuela Matríztica lo escucha y agrega: "Pero eso debería ir de la mano con conversaciones que fundamentaran esas restricciones. Ahí sería distinto. Al no haber muchas conversaciones, se ven como prohibiciones". Y da como ejemplo la Ley Emilia. "Decirle que si bebe no maneje, no es una prohibición. Es un acto ético".

"Lo que pasa es que falta escucharnos a los chilenos", dice el científico.

Ambos lanzarán "El árbol del vivir", donde expondrán su pensamiento.

Conversar sin celular

-¿De ahí las críticas a que las reformas se están decidiendo entre cuatro paredes?

-Dávila: Los períodos de Gobierno son muy cortos. Deberían ser seis años. ¡Ahora, a menos de un año de gobierno hay hasta presidenciable! Falta conversaciones y no hay proyecto país.

-Maturana: Por eso vivimos las cosas como imposiciones. Tiene que ser una invitación. Pero para que sea invitación debemos volver a conversar. Y para eso, debemos tener tiempo y disposición.

-¿Cual sería el primer paso para salir de esta situación?

-Dávila: Recuperar la armonía de la conversación en familia.

-Maturana: Hay que volver a la sobremesa.

-Dávila: Sin celular, sin apuro, donde hablamos largo para saber del otro: qué cosas le gustan, que país quiere, cómo están.

-Maturana: Abrir el espacio, no como disputa ni motivo de discrepancia, sino como reflexión en torno a un tema.

-Andamos peleando por todo, ¿no?

-Maturana: Hay que volver al cariño y el respeto. No a la competencia. Por eso digo que la oposición debería ser una colaboración. Por supuesto que hay diferencia de pensamiento. Si lo conversamos, podemos elegir un camino armónico.

-Dávila: Nosotros conversamos mucho de eso con Humberto. Como el lenguaje construye mundos, si llamas al otro "la oposición", estás impidiendo la conversación. Es como ese chiste del curado que dice: "¿De qué están hablando para oponerme?".

-¿Debemos aprender a escuchar?

-Maturana: Eso es exactamente lo que nos falta.

Amor y Dalai Lama

"Esto no será una entrevista, sino una conversación", anunció Warnken al presentar a ambos intelectuales. Entre las ideas que fueron desarrollándose -y que ambos llevan décadas investigando- está el dolor. "La vida empieza a doler cuando no nos ven o escuchan. Llevamos en el inconsciente el sentirnos depreciados", como señaló Ximena.

Maturana, "hijo de la educación pública", como se definió, contó que en 1951, cuando entró a Medicina "nos estaban formando para ser ciudadanos. Con responsabilidades políticas y económicas".

Dice que había una diversidad de pensamiento; desde conservadores a "comunistas chinos" como él. "Cuando se les preguntó para qué estudiaban todos dijeron: «Para devolverle al país lo que recibimos» Sólo el mejor alumno de la generación dijo otra cosa: «Quiero ser médico y ganarme la vida seriamente». ¡En el fondo era lo mismo!".

El problema de nuestros tiempos es que "perdimos el candor", dice. "Vivimos en la tentación de la certidumbre y el apego a la teoría, en el aferrarse al conocimiento".

El amor -tema que le ha dedicado mucho tiempo- no sería un sentimiento. "Es una convivencia cercana y duradera, de haceres y emociones, que surgen por el legítimo otro, ante quien suelto mi incertidumbre".

Sobre su comentado encuentro con el Dalai Lama el año pasado, Ximena dice que lo que más le gustó al líder espiritual es que Maturana haya ido "como amigo". En general, explica ella, "la gente va a pedirle cosas, con él, en cambio, estaban como dos niños".

El ciclo continuará el 12 de noviembre en Valdivia con los filósofos Martin Hopenhaym y José Jara con el título "Nietzsche para la vida".

 
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