Carolina Arregui está al teléfono. Hace un alto en las grabaciones de la nueva teleserie vespertina de TVN para hablar del nuevo desafío y los factores que la mantienen en la primera línea de las producciones dramáticas chilenas.

Un reinado de casi 3 décadas en los que ha sido testigo de rotundos cambios en la industria, las audiencias y también en su vida.

Carola estuvo de cumpleaños el 26 de agosto. Cumplió 49 años. Fue un día martes y estaba en Chañaral de Aceituno, la localidad donde acontece la teleserie. El equipo le cantó el cumpleaños feliz en el set, frente al mar. La acompañó Mayte Rodríguez, su hija, que también actúa en la producción. El resto de su clan se hizo presente por Whatsapp.

Para octubre y diciembre están programadas otras jornadas de grabación en ese lugar de la Región de Atacama. Carolina Arregui cuenta que mientras graba en el norte la acompañana dos cosas: una foto de su familia y además una estatua de Buda: "A la imagen le corre agua y tiene luz. Genera una energía exquisita que hace que me relaje. Forma parte de mi entorno".

Al preguntarle si dicha figura viene a coronar algún proceso espiritual especial luego de un año más de vida, ella dice: "No. Es una forma de vida, no más".

'Caleta del Sol' es la teleserie número 28 en su currículum, que cuenta pasos por las principales áreas dramáticas del país. Arregui interpreta a Elena, una mujer que termina su matrimonio luego de una infidelidad y tiene que partir de cero: "Su marido la engañó hasta el cansancio. Lo de ellos era de ese tipo de matrimonios que se mantienen sólo por el qué dirán y por demostrar algo al exterior hasta que ella se aburre". En este nuevo comienzo se debate entre el amor de Crescente (Pancho Melo), su amor de juventud, e Ignacio (Gonzalo Vivanco), un exitoso hombre de negocios.

-¿Te logras identificar en algún punto con la situación de Elena ?

-No, no tiene nada que ver con mi realidad. Yo estoy rodeada de amor y feliz (ver recuadro).

Suerte, belleza y ego

-¿Cómo te mantienes en roles principales en una industria obsesionada por la juventud?

-Tiene que ver con perseverancia. Me gusta hacer lo que hago. De alguna forma se ha valorado que pongo pasión en esto y dejo todo cuando la cámara se prende. Siempre me lo han reconocido. También porque al público le gusta lo que hago, de otra manera, no pasaría nada. A la gente le gusta ver a Carolina Arregui en las teleseries: le creen, le gustan los personajes que hace. Aunque también tiene que ver con las oportunidades que el medio te da y las que uno misma se da en la vida.

-¿ Y cuánto pesa el look ?

-Mucho, es muy importante. Para este personaje debí hacer un cambio radical para que se notara una diferencia con lo que he hecho anteriormente. Las teleseries son como cuentos de hadas: Siempre existirá una heroína y un príncipe azul. Hay ciertos códigos que por generaciones se han mantenido. La TV siempre va a buscar a una persona que represente a una especie de princesa de cuento y ahí, claro, que está la cosa estética de la belleza, pero ha pasado que algunas teleseries han roto con esos esquemas; es bonito cuando se ve algo diferente a la delgadez.

-¿En algún momento sentiste que te volviste una diva?

-No. Hubiese perdido mi esencia. Siempre he sido consecuente. Hasta el día de hoy, mis compañeros con los que trabajé cuando partí me miran con cariño y afecto porque hay cosas en que uno no cambia. Siempre he sido muy agradecida, cariñosa, sencilla y humilde, y nunca perdí eso. Nunca me puse un par de lentes oscuros y me creí el cuento. Eso no sirve para nada más que para generar distancia. No voy por la vida siendo un personaje, por eso el público me tiene un cariño que yo siento cada vez que salgo a la calle.