A punto de volver a Chile, Joaquín Sabina conversó con El País, de España, donde confiesa sus razones para el retorno. "Me he inventado como excusa algo que está muy de moda entre músicos de mi quinta: elegir el disco que más te gusta, cantarlo entero y ofrecer algunos temas que solemos interpretar poco. El elegido es «19 días y 500 noches», el único cuyo 90 por ciento del total sigue vivo, a mi juicio".

'500 noches para una crisis' se llama la gira que lo trae de regreso al Movistar Arena, este 27 de agosto. Y el 29 repite su show con banda completa -incluidos Pancho Varona y Antonio García de Diego- en el Suractivo de Concepción.

Después sigue en Argentina, Uruguay, Paraguay y Perú, donde defendió su criticado show en Israel. "Yo no canto para los gobiernos, canto para la gente, y la gente que me invitó está absolutamente en contra del militarismo, del gobierno de Israel y de las masacres que están haciendo en Gaza", declaró a La República.

Sabina también acaba de editar en Chile "El símbolo y el cuate", un documental que narra su periplo americano junto a Joan Manuel Serrat. Una producción llena de guiños y secretos de años de complicidad, sumado a un CD con 17 canciones como banda sonora.

De salud dice estar harto mejor. "Esto del tabaco y la copa es sólo cuando doy entrevistas, porque si no ando lúgubre y adormecido. Estoy mejor que hace 8 o 10 años, tengo un principio de enfisema, como es normal, y hernia de hiato. Pero no tengo colesterol", dice a El País.

El disco que lo trae de regreso fue "el último verano de mi juventud", como dice. "Conseguí alargarlo de manera suicida hasta los 50. Inmediatamente después vino el ictus. Fue la última vez en que me podía tirar tres noches sin dormir escribiendo la misma canción".

Después vino la depresión. "No me quería morir, pero tampoco ver a nadie. No salía del dormitorio. Tampoco abría la puerta. Ese tipo de bajones quedan ahí, agazapados. Sabes que llevas dentro un enemigo que en cualquier momento enseña las uñas. Un día, Luis García Montero, mi amigo poeta, llegó a mi casa con una letra y me dijo: «¡Mira, cabrón, esto es lo que deberías estar escribiendo en lugar de andar ahí escondido!»".

De ahí nació "19 días...". "Me emocionó mucho escuchar a Pepe Mujica. Contó que cuando estaba en una celda de aislamiento, lo que echaba de menos era que no lo dejaran leer. Yo mientras estuve deprimido estuve leyendo. Con un libro entre manos, sabes que no estás solo".

Eran otros tiempos los de las noches de bares. "Me gustaba estar solo en lugares donde nadie me molestaba. Eso se acabó... Rodeado de drogas blandas y mujeres duras. Así he escrito la mayoría de mis canciones".