Este domingo Canal 13 estrena 'Chipe libre'. Una comedia romántica y su director estrella salen al paso de 'Las mil y una noches'.
fabian ortiz
Foto fabian ortiz
"No te va a alcanzar el espacio para escribir todo", amenaza. Tal vez porque sabe que cuando se trata de hablar de televisión con él, la conversación puede extenderse por horas.
Cada gesto, cada mirada de Herval Abreu tiene la impronta de un hombre apasionado, detallista, pero fundamentalmente conocedor de un terreno en donde muy pocos pueden considerarse exitosos: la televisión y los nuevos fenómenos de audiencia.
"Más encima tengo la suerte de que me pagan -y por favor que esto no lo lea ningún ejecutivo-, pero lo haría gratis. Lo disfruto demasiado. Es como jugar el día entero", dice el director que ha patentado teleseries de impecable factura técnica, pero que en sus últimas incursiones ha puesto la mirada en las audiencias. Aprendió a estudiarlas y a crear códigos que en la televisión actual se traducen en éxitos de sintonía.
"Es que el público no es tonto y sabe cuando estás trabajando pastelazos o para provocarle sensaciones forzadas", dice el hombre detrás de las dos versiones de 'Soltera otra vez', que a partir de este domingo sale al aire, en horario estelar, a enfrentarse al fenómeno de 'Las mil y una noches' de Mega. Y el lunes lo propio con 'No abras la puerta' de TVN.
Su nueva apuesta es 'Chipe libre', una teleserie que el mismo define como "hermana de 'Soltera otra vez'", pero hace hincapié en las diferencias radicales que el espectador podrá distinguir. "'Soltera otra vez' era una teleserie más femenina y 'Chipe libre' no. Tratamos de que sea una buena historia para ver en pareja. En la escena final de 'Soltera otra vez 2' el personaje de Pablo Macaya le dice a Cristina (Paz Bascuñán), 'ahora empieza la pega'. Y desde ahí parte esta teleserie: Desde la dificultad de vivir en pareja y de vivir el amor plenamente", dice con la sapiencia de un creador que busca inspiración en las conversaciones triviales. "Hoy llegas mucho mejor a la gente si se identifican, esas historias pueden estar en cualquier lado", confiesa el realizador en cuyos hombros descansan las esperanzas de un canal entero.
-Definitivamente, tomaste un camino hacia una teleserie más liviana.
-Dejamos de hacer melodrama y jugamos con códigos más entretenidos. Tratamos de hacer una suerte de crónica de cómo aman los chilenos. Trato de observar en todos lados, buscar en la conversación cotidiana que te muestra como está Chile. Cuando empecé en la comedia romántica y nos propusimos con los autores darle una mirada distinta, nos comprometimos a no hacer nunca más a gente escuchando detrás de una puerta y otros códigos de la novela tradicional. Decidimos conocer al chileno en sus rasgos básicos y el viraje fue tan grande que la mirada cambió. Antes las escenas eran grandes enfrentamientos, los personajes se jugaban la vida. Hoy conversan sobre un tema que les interesa y eso se junta con la vida.
-¿Cuesta hacer teleseries ahora?
-Está difícil la industria y pronto, con cuatro áreas dramáticas, alguno va a pagar el precio y lo va a pagar caro. No hay público para tanta oferta, pero sí creo que la apertura va a obligar a la industria a ponerse más creativa, a buscar sus propias identidades. Eso va más allá de que un actor se cambie de un canal a otro, estamos hablando de los temas que tocamos, qué es lo que perseguimos y todo lo que está en el contenido profundo, más allá de si la teleserie es taquilla o no es taquilla, si es humor, misterio o si es un thriller. Este cambio nos obligará a trabajar de una manera distinta, a usar la cabeza y talento de una manera distinta.
-¿Quién perderá entonces?
-Creo que el que se quede varado en lo que sabe y sólo aplique su experiencia esta jodido. No tiene oportunidades. La fórmula hoy pasa por aplicar capacidades y ponerse a prueba constantemente, porque ahora es muy difícil sorprenderse con algo.
-¿Le tienes miedo a 'Las Mil y una noches'?
-Es un escenario difícil que me toca descubrir ahora. No creo que sea permanente. Es una moda y espero por la industria nacional que lo sea. No le conviene a nadie el escenario actual. Es bueno conocer la televisión que se hace en otros países, creo que el producto turco es súper bueno, hay que mirarlo con respeto y admiración. Incluso, hay que aprender de lo que ellos hacen, pero me parece que es una obligación imponerse ante esta moda turca. Es una obligación de todas las áreas dramáticas de Chile y la única forma de hacerlo es poniendo talento en nuestras producciones.
-¿Reconoces cierta astucia en cómo se ha presentado la teleserie turca y cómo han manejado su éxito?
-Estamos enfrentados a una miniserie que está exhibida aquí como telenovela. Es una cosa que tiene un tiempo de grabación distinta, deben haber años ahí de grabaciones metidos en una serie de televisión, cosa que acá no hacemos.
-¿Y con qué pretenden sorprender este domingo?
-Con el resultado de un grupo de gente que ha buscado diferenciarse y dentro de esa búsqueda esta la investigación sobre el chileno y cómo vivimos intensamente. Para los que quieren darse un bálsamo después de una cantidad enorme de teleseries pesadas, cargadas de muertes, mentiras, engaños, temores, etc. Ofrecemos una mirada fresca y un espacio para que la gente lo pase bien. El desafío está en los temas que pones en la mesa y que pueden estar puestos desde un lado muy lúdico en temas que a veces en la vida misma son tan complejos. La idea es que nos riamos de nosotros y que lloremos también. Si el público se conecta con eso, está gran parte de la tarea hecha.