La actriz debuta a cargo de la emblemática obra "Einstein", que reestrena el Ictus el 24 de julio.
Foto Claudio Cortés
En el escenario del Teatro Ictus apenas hay un sofá, una silla y una mesa vieja con varios libros de utilería. Nada muy especial. Pero cuando sube Nissim Sharim, se pone unos lentes gruesos y empieza a hablar en un castellano "alemanizado", las cosas cambian. Él encarnará, por primera vez desde 1995, a Einstein en la obra homónima del canadiense Gabriel Emanuel. Tuvo un celebrado estreno que los llevó incluso a una temporada en Argentina.
Esta vez lo dirigirá Paula, su hija. La misma que cuando tenía 7 años se ponía a llorar al ver a su padre, transformado en los montajes. "Ella veía todas las obras. Y se asustaba cuando hacía escenas donde sufría o algo me afectaba. «¿Qué le pasa al papá?», preguntaba".
Más que un unipersonal, para ella la obra es actuada por Nissim y los 160 espectadores que caben en la sala. "Finalmente, el espectador en esta obra es parte de lo que vive el personaje en escena".
-Nissim, ¿qué le decías cuando te preguntaba por tu cambio en escena?
-Que todo era verdad. Que era y no era el papá. Al mismo tiempo.
Para Nissim, esa explicación fue un gran descubrimiento de los teatristas actuales. "Antes sólo querían que les dijeran: «Estabas tan bien que no te reconocí». Lo bueno es que ahora te dicen: «No te conocía esa parte tuya»".
El problema es que Paula tenía convencidos a Nissim y su esposa, la psicóloga Juana Kovalskys, que iba a ser periodista (Daniela, su hermana mayor, siguió la vocación de su madre). Quedó en teatro de la UC. "No les conté nada. Estábamos en Uruguay y tomé al avión sola para dar las pruebas especiales. Siempre he sido bien 'contreras'. Mientras más trabas tengo, más me entusiasmo. Pero mi papá quedó desesperado".
Nissim mira el escenario y se queda pensando. "No la apoyé al comienzo. Me dio susto, porque los entretelones de esta carrera en Chile son de una aspereza muy grande. Era mi chiquitita. Es que uno nunca termina de reconociliarse con esta profesión, porque te exige mucho. No quería que entrara. Después descubrí que tenía condiciones. Las heredó de la mamá".
"Es que frente a la decisión que tomé, no hay mucho más que hacer. Él se fue pronunciando a lo largo de los años", dice Paula. "Siempre fue respetuoso. Cuando empecé a trabajar en la tele fue observándolo con discreción".
Ya en 1989 se integró al Ictus en la obra 'La noche de los volantines', convirtiéndose en actriz y asistente de dirección. Cuando no está con ella trabajando, Nissim espera atento sus apariciones en televisión, como en 'Las Vegas' o 'Mamá mechona'. Aunque él reconoce que el formato de las teleseries no es su preferido, cuando aparece Paula todo se ilumina. "Ahí ves una actriz de verdad. Ella no es como estos actores a los que no le ves ninguna zona desconocida. Es irritante ver lo que se hace mayoritariamente en TV".
-¿Y se lo comentas esto a ella?
-Sí, pero dice que no lo diga mucho porque la perjudico.
Ella se ríe, y dice que lo mejor de su papá es su "confianza ciega" en ella. "Que un hombre de su talla confíe así en mí, me halaga".
Para Nissim, Albert Einstein más que un científico ícono del siglo XX, era un poeta. "Él hizo poesía con la ciencia y nosotros hemos hecho política con la poesía. O poesía con la política. El viejo está más vigente que nunca".
Así, esta nueva versión tendrá guiños desde la situación actual del país hasta el conflicto en Medio Oriente.
"El gran problema es que cada bando ve como nazi al otro", piensa Nissim, de origen judío.
Y confiesa que cuando perteneció al directorio de TVN (2000-2004) llegó a un acuerdo con Faride Zerán (de origen palestino).
"Hicimos un pacto de no exhibir imágenes del conflicto en los noticieros que pudieran ser utilizadas por los políticos. Siempre hay gente que quiere sacarle partido a esto para justificar otras cosas".