A sus 63 años, Schlomit Baytelman brilla. Ella explica que se debe a su disciplinada práctica de Yoga Iyengar -sistema creado por el mítico gurú indio del mismo nombre- con el que ejercita cuerpo y mente hace más de una década.

En un café de El Bosque, la actriz, revisa su iPad, manda un par de correos, se acomoda los tres anillos que adornan sus dedos y reflexiona. "Twitter no era lo mío. Lo que sí uso es Facebook. Ahí soy una voyerista, me gusta mirar", dice entre risas.

Schlomit anda corriendo por estos días. Este es un mes que no deja de marcar la carrera de esta actriz que saltó a la fama vertiginosamente en 'Julio comienza en Julio', la celebrada cinta que Silvio Caiozzi estrenó en 1976.

La semana pasada terminó de grabar 'Metros compartidos', web serie de una multitienda que se podrá ver en YouTube, junto a Monserrat Prats, Matías Stevens e Ignacio Susperreguy.

"Participar en este tipo de proyectos es como entrar a otro espacio. Internet tiene una ventaja tremenda: Hay libertad. La web no tiene censura. Cuando estás online no le tienes que rendir pleitesía a nadie", asegura.

Por estos días, la artista nacida en Israel, se incorporó al elenco de 'Buscando a María', nombre tentativo para la nueva teleserie de CHV. Será la madre del personaje de Ricardo Fernández, uno de los protagonistas de la historia que abordará el tema de la violencia entre parejas.

"Antes me tocaba hacer de amante, ahora me toca de mamá", señala riéndose.

Hace dos años que la actriz no estaba en una teleserie, su último rol lo hizo en 'La sexóloga'.

A principios de agosto, en tanto, se estrenará en La Paz 'Olvidados', cinta boliviana dirigida por el mexicano Carlos Bolado que trata sobre la 'Operación Cóndor'. Será la gran apuesta de ese país para los Oscar. En el filme, la actriz interpreta a Gloria, la ama de llaves de un general.

Antiguos héroes

Al preguntarle sobre cómo ve el cambio de generación y los nuevos motores que mueven a los actores en estos días, ella no lo piensa dos veces: "Antes éramos muy aperrados, había que ser muy valiente para ser actor. De mi generación para atrás, todos fuimos héroes. La actuación solía ser una forma de expresión que no era fácil, rompías con tu familia, era algo que la gente no hacía. En general, era bien raro ser artista. Antes veníamos de clase media baja, ahora vienen de todos los estratos sociales. Hay niños muy preparados, de supercolegios, gente de plata... Se amplió la cosa".

-¿Qué pasa con las mujeres maduras en esta industria tan obsesionada con la juventud?

-Si fuera dramaturga iría a pelear a los canales para tuviéramos textos interesantes. En EE.UU. se está peleando institucionalmente para que se hagan cosas entretenidas para mayores. El mundo se está poniendo mayor, querámoslo o no. Las mujeres maduras somos jóvenes, nos paramos de cabeza haciendo yoga más que una lolita. Nuestros cuerpos están bien, nuestras mentes están llenas de experiencia, tenemos un mundo exquisito. Soy de una generación que tiene belleza que mostrar y palabras que decir. No podemos ser el complemento de los jóvenes y bellos.