Cultura/Espectáculos
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Antonio Becerro ahora pinta en Sicilia 'La Sixtina de los perros'

El chileno mezcla el clasicismo y los quiltros en un palacio.  

por:  Juan Carlos Ramírez F.
miércoles, 02 de julio de 2014

El artista trabajando a 35 grados.


En un viejo palacio de la isla de Sicilia, el artista chileno Antonio Becerro se levanta a las cinco de la mañana a pintar, para terminar a la una de la tarde. "Hace un calor enorme, muy superior a los 35 grados y el acrílico seca muy rápido. Hay que limpiar permanentemente los pinceles. Tampoco se me puede quedar abierto un envase porque es fatal", explica desde la localidad de Capo Di Orlando. Allí fue invitado por la Fondazione Famiglia Piccolo di Calanovella para pintar en su villa museo, 'La Sixtina de los perros', un delirante proyecto artístico que ya está en marcha.

Para Becerro estos animales han sido el objeto de estudio desde siempre. Partiendo por su impactante trabajo disecando quiltros hace dos décadas hasta los canes que metió dentro del Bellas Artes este año. Su actual trabajo en tierras italianas es una secuela de una pintura hecha en 1997 en el Centro Experimental Perrera Arte, que él ayudó a recuperar. Se trata del cruce entre la fallecida Floripondio, mascota y "musa canina" que le sirvió de modelo para sus últimos trabajos, y la gran tradición del arte italiano.

"Cuando pinté la primera versión de esta obra en Chile, estaba poseído por Miguel Ángel y nunca supe por qué lo hice. Recién ahora se completa la idea del acto subliminal de pintar el cielo", explica Becerro, quien por su espíritu de sacrificio artístico, ha sido comparado por los italianos con Vidal y Alexis. Todos los días lo ven en el palacio de la villa, con mascarilla, en los andamios, escapando del goteo de su paleta azul y celeste.

El cielo lisérgico

"El cielo siempre ha estado presente en mi obra y no en vano la última exposición en el Museo Nacional Bellas Artes se llamó 'Encontraron cielo'. Esta vez estará poblado de ángeles y querubines, de mapas perdidos en las constelaciones y de nubes borrascosas", explica Becerro.

"Me interesa el poder afrodisíaco del arte, la sanación que conlleva el gesto de crear y compartir. Por eso este cielo será un espacio liberador, lisérgico y sin dueño alguno".

El proyecto fue producido por La Mano de Monja, galería de Valparaíso fundada el 2011 por el chileno Castro y la italiana Chiara Mambro. A Becerro se le asignó la primera de las tres pirámides invertidas que componen la obra en el nuevo auditorio de la institución.

"Esta villa es como un templo, un internado para el arte y todavía no termino de recorrerla. La idea del curador Lorenzo Zichichi ha sido producir un cruce estético entre creadores de diversos continentes. No hay que olvidar que estamos aquí, casi al lado de África, donde históricamente se ha dado una mezcla potente de civilizaciones".


Los animales apoderándose de la obra.


La apacible villa museo.

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