Ha recorrido Chile explicándolo y se prepara para ir al extranjero a contar cómo trabaja.
Hace 20 años Celso Valenzuela (38) tuvo su primer acercamiento con el mundo del tatuaje. Sin embargo, fue hace sólo cuatro cuando decidió dedicarse por completo a él.
Había terminado diseño, tocaba guitarra en una banda y pensaba estudiar Medicina, pero por cosas de la vida comenzó a tatuar.
"Partió como un hobby y fue algo bien terapéutico. Me servía para desconectarme", comenta Celso, quien al cabo de un tiempo se dio cuenta de que tenía habilidad para hacer dibujos en la piel.
Sabía que tatuadores había miles, así es que necesitaba buscar algo que lo diferencia del resto. Comenzó a estudiar cómo perfeccionar su técnica, hasta que terminó inventando un nuevo método para grabar la piel, sobre la base de los conocimientos de matemáticas que le entregó su padre, los que había adquirido estudiando diseño y los que tenía cuando se preparaba para entrar a Medicina.
"Integré todo viéndolo de manera orgánica. Cómo afecta la tensión a la piel a la hora de tatuar, cómo angular la aguja para provocar menos irritación, cómo lograr más contrastes o más detalles, considerando que la piel tiene capas". La gracia principal de su técnica, asegura Celso, es que logró ahorrarse 15 años de práctica con ese método.
Con esas ideas en mente, empezó a realizar tatuajes, pero no los típicos de flores ni pájaros, sino que apostó por imágenes hiperrealistas.
"Quería hacer algo distinto al resto y que tuviera mi sello", cuenta el diseñador, quien tarda entre dos a cinco horas en hacer un tatuaje, el que estará listo para ser mostrado entre dos a tres semanas.
El método que inventó, le ha permitido recorrer todo el país dictando cátedras sobre cuál es la mejor forma de hacer un buen trabajo. También, a través de Facebook ,lo contactaron desde Argentina y Uruguay para que vaya a realizar charlas explicando la técnica que aplica.
Aunque ha tenido ofertas para irse al extranjero, prefiere seguir en Arte Tatoo, el estudio en la calle Merced, donde trabaja. Eso sí, por estos días divide sus horas entre seleccionar los tatuajes que hará (para los que exige fotografías nítidas y de buena calidad) y en escribir un libro sobre el método que creó.
"Muchos egresados de dibujo, arte y diseño han comenzado a dedicarse a esto porque da plata, y eso ha hecho que el tatuaje crezca en los últimos años. Pero tener habilidades no es sinónimo de un buen trabajo", dice Celso.
El tatuador agrega que la clave para este trabajo es la disciplina, la misma que él destaca en Andrés Giordano, quien comparte su oficio.
"El nivel de algunos colegas es muy bueno y ellos han alcanzado un nivel que puede ser calificado como arte, pero para lograr eso no hay secretos, sólo meterle seso y trabajar harto", comenta Celso, quien calcula que en cuatro años debe haber tatuado a unas dos mil personas.
¿Cuánto cuesta? No quiso contarlo, pero de cincuenta mil pesos para arriba.
