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Miguel Tapia, a sus 50 años: "Ni el dinero podría juntarnos"

A tres décadas del lanzamiento de 'La voz de los 80', el baterista descarta celebraciones, pero junto a Claudio Narea tocará el 27 de junio en Santiago y el 17 de julio en San Antonio.  

por:  Rodrigo Garrido, La Segunda
miércoles, 11 de junio de 2014

A esta altura de la historia, lo de Los Prisioneros amerita reportar estados de situación permanentes. Cada cierto tiempo alguien se pregunta ¿en qué estarán? ¿Se habrán reconciliado? ¿Volverán a tocar? Y casi siempre las respuestas son las mismas: "No están dadas las condiciones", "las diferencias son irreconciliables" y otras tantas.

Razones más, razones menos, las profundas fisuras entre los integrantes de la banda más importantes en la historia del rock nacional no cesan y el paso de los años sólo va acentuando el distanciamiento que mantiene vivo el mito de la banda.

Miguel Tapia siempre fue el de carácter más afable, cercano y el paso de los años no ha cambiado esa impronta. A la hora de enfrentar su pasado junto a Jorge González y Claudio Narea, pareciera hablar de un tiempo lejano con una frialdad y distancia asombrosa. Pese a lo anterior, junto a Narea mantiene una complicidad musical que, si bien no es constante, les permite hacer tocatas, como las del próximo 27 de junio en Santiago y 17 de julio en San Antonio. "Suena cliché, pero tengo que claro que siempre seré prisionero de esa banda que nos hizo tan populares y tan queridos. Fue una suerte haberla formado en tiempos tan distintos a los actuales, haber logrado el reconocimiento y un éxito que se mantiene hasta ahora, pero no vale la pena vivir de ese recuerdo", dice Tapia, quien acaba de cumplir 50 años. "Me siento joven y muy bien. No tengo problema con los años, me mantengo bien. Opté por una mejor calidad de vida, me fui a vivir a Pirque, y eso me cambió la vida. Ahora me da lata venir a Santiago. Es una ciudad que está muy enferma. Hay una farmacia en cada esquina, lo que habla muy mal de este lugar. Decidí tomarme la vida con más calma", dice el baterista que lejos de andar pateando piedras, por estos días estrena nueva banda, Travesía, y disco.

-Este año se cumplen 30 años de 'La voz de los 80'...

-No es menor, pero la verdad es que hay nada preparado. Seguramente, cada uno conmemorará a su manera. No tenemos nada que ver en homenajes, series de TV, discos recopilatorios, ni nada que esté por ahora considerado a raíz de los 30 años de nuestro disco debut.

-A manera personal, ¿lo conmemorarás?

-No he pensado nada especial y no es de mala onda. El peso de Los Prisioneros no me molesta en forma negativa, lo he aprendido a llevar. Lo bueno de esa etapa es la experiencia que acumulé y que sigo aplicando en cada proyecto que emprendo. Soy prisionero de por vida. No me provoca ningún peso y no me complica ya para nada.

-Pero es recurrente el deseo de los fans de verlos juntos...

-Se aprende a vivir con ese romanticismo. La gente quiere vernos juntos, que fuéramos compadres, casi familia. Parece que con los años eso se va potenciando más. Hay un interés permanente, y no sólo de la gente, por reunirnos, sino también de los medios y uno que otro productor también. Siempre hay gente, incluso con ofertas económicas para juntarnos, pero ni el dinero podría juntarnos. Y tampoco es un tema que tenga que ver directamente con la plata. No están dadas las condiciones parar reunirnos por razones que sería redundante detallar.

-¿En qué punto de relación estás con los ex miembros de la banda?

-Con Narea hemos tocado, nos damos el gusto de viajar por Chile. Hace unos años hicimos un viaje a Venezuela y recorrimos Chile. Durante el verano pasado tocamos juntos porque tenemos un público que nos sigue y nos quiere. Los Prisioneros tienen un público cautivo que es muy cariñoso. Con Jorge el contacto es mínimo, el vive en Alemania y, la verdad, es que nuestras vidas hace rato que van por caminos distintos.


Así aparecerían en 2002, en la última gira que los tuvo juntos sobre el escenario.


Los años en San Miguel, uno de los primeros registros de Los Prisioneros como banda.

-Siempre se ha dicho que con las actuaciones en el Estadio Nacional en 2001, Jorge, Claudio y tú se hicieron millonarios...

-Para nada. No creo que en Chile haya un artista millonario. Algunos vivimos mejor que otros pero en general, en Latinoamérica, la cosa es bastante difícil para los músicos, aunque debe serlo mucho más para los escultures, pintores, etc. Para mí la música es lo más importante que me ha pasado. Estar ligado a ella es una bendición y desarrollar un talento en algo así es digno de agradecer.

Caminos separados

Jorge González vive en Berlín, mantiene su proyecto musical en solitario y desde Alemania se mueve a distintos lugares para promocionar "Libro", un disco que tuvo mucha más repercusión (y aplausos) de los que él mismo esperaba. Hace unos días estuvo de gira en Colombia como parte del Festival Retro Rock. Vive de la música y tiene parte importante de los derechos autorales del legado musical de la banda. Claudio Narea se encuentra de viaje por Europa, donde realiza algunos shows pequeños con amigos músicos que viven en el viejo continente. Es el único de los tres que no tiene participación directa en regalías ligadas a los derechos del catálogo y dividendos por concepto de marca.

En Chile, el guitarrista comparte su tiempo entre tocatas con Profetas y Frenéticos, esporádicas actuaciones con Tapia y ha anunciado para este año una nueva versión de su libro 'Mi vida como Prisionero'.

Miguel, por su parte, sigue con Travesía, banda que integran Leo Fernández, bajista cubano; Rufino "Choco" Cabrera, guitarrista guatemalteco y Gaby Pozo, cantante chilena que se formó en Brasil. Por estos días están presentando su disco 'Puerto Groove', grabado en el estudio de Tapia en Pirque y que hoy es promocionado por el grupo a través de la autogestión.

 
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