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Los secretos detrás del fenómeno de "Las mil y una noches"

Durante ocho años los turcos estuvieron intentando entrar al mercado latinoamericano, sin resultados positivos. Eso, hasta que se toparon con el gerente de contenidos internacionales de Mega, Juan Ignacio Vicente, quien apostó por “Las mil y una noches” (es el mismo que descubrió “Avenida Brasil”). Es éxito absoluto en Chile y aunque el canal no da cifras, estaría recaudando casi 20 veces más de lo que costó. Y ya fue vendida a cuatro países de habla hispana. “Todos se han tirado encima de los productos de Turquía”, cuenta el ejecutivo.

por:  Fernando Duarte
viernes, 02 de mayo de 2014

Hasta este jueves “Las mil y una noches” promediaba 21.2 puntos de rating, con peaks de 29. Es decir, más de 3 millones de personas en todo el país —del cual 70% son mujeres— ven la teleserie turca que Mega estrenó el 2 de marzo y que en poco más de un mes se ha transformado en un fenómeno de audiencia.

De hecho, según los datos que manejan en la estación de propiedad del grupo Bethia, “Las mil y una noches” es la telenovela extranjera más vista en los últimos siete años. Ha superando a producciones que promediaron buenos ratings como: “El clon” (16.8 puntos); “El patrón del mal” (14.4 puntos); “Xica da Silva” (13 puntos) y “Avenida Brasil” (12.3 puntos).

Y aunque nadie en el canal quiere entregar cifras, cada capítulo tendría como ganancias casi 20 veces lo que les costó. De hecho, el doblaje —que se hace en Chile— les sale más caro que el capítulo en sí.

¿Cómo nació, creció y se ha desarrollado este fenómeno en Chile?

El gerente de contenidos internacionales de Mega, Juan Ignacio Vicente (40), recuerda que todo partió cuando arribó a la señal procedente de Canal 13 a fines del año pasado y estableció que “Breaking Bad” no estaba funcionando. El venía con el crédito de haber descubierto “Avenida Brasil”, el último fenómeno de la estación de Luksic. (Ahí era el jefe de adquisiciones y programación internacional.)

“Pese a que tuvo una crítica increíble en el extranjero, esa serie no fue tan exitosa en términos de audiencia. En Estados Unidos marcó 4.5 millones de televidentes en comparación con otras que registraban hasta 21 millones”, explica el ejecutivo.

Además, agrega, su historia no era transversal, apuntaba a un nicho masculino y en nuestro país marcaba apenas 5 puntos de rating, por lo que no fue difícil tomar la decisión de sacarla del aire.

Lo que no resultaría fácil, sin embargo, sería encontrar material para reemplazarla.

Sobre todo tomando en cuenta que el aterrizaje de la nueva plana ejecutiva del canal (que incluía a Patricio Fernández, Patricia Bazán y Jorge Cabezas) no significaba que de inmediato existiera claridad del target al que apuntarían.

Pero tras un análisis, el objetivo estaba definido. “Apostaríamos por un público masivo y femenino, lo que nos obligó a buscar contenidos dirigidos a audiencias más amplias”, dice Vicente, quien recuerda que a diferencia de lo que acostumbra a hacer la competencia “miramos hacia otros mercados que no fueran el latinoamericano, ni a Estados Unidos y tampoco España”.

Fue en esa búsqueda que llegaron a Turquía, donde se encontraron con un escenario competitivo, con excelente factura en términos de producción y con un factor determinante, comenta el ejecutivo: “Material audiovisual que jamás había estado en pantalla en toda América Latina”.

Luego de revisar horas de contenido, que les hicieron explorar muchas posibilidades, se toparon con “Binbir Gece”, conocida hoy en Chile como “Las mil y una noches”. Inmediatamente dijeron “esta es”.

La razón para esa reacción, según Vicente, radicó en que la historia era muy poderosa. Como también sus protagonistas, Sherezade, encarnada por la actriz Bergüzar Korel y Onur, interpretado por Halit Ergenç, quien no sólo cuenta con un fun club de seguidoras en Rusia, sino que a estas alturas tiene un harem de fanáticas en Chile.

“A una mujer que tiene un hijo de 5 años con leucemia le dicen que hay una donante de médula. Pero necesita una operación inmediatamente que cuesta 100 millones de pesos y ella no tiene ese dinero. Después de recurrir a su familia, un amigo y al banco, va donde su jefe y le pide 75 millones, que era el dinero que le faltaba. Y él le dice OK, pero si te acuestas conmigo”, resume.

“Ese llamado es muy universal. ¿Quién no estaría dispuesto a hacer lo que sea por salvar la vida de un hijo? Eso hizo Sherezade. Nos dimos cuenta de inmediato que ese gancho emocional que había funcionado en Turquía y en Europa del Este también iba a hacerlo en Chile”.

Otro de los elementos, dice el ejecutivo, es que tiene un estilo narrativo diferente.

“Estamos acostumbrados a que en nuestros relatos dramáticos la gente sea explícita en lo que dice. «Te quiero», «te odio» y lo vemos. En esta telenovela no está eso y las cosas se subentienden con las miradas, los gestos, las acciones y las situaciones. Y eso hace que el público sea más activo en su visionado porque hay que estar entendiendo lo que pasa”, explica.

Además, agrega, la historia podía estar pasando aquí, que al igual que Turquía es un país en desarrollo y con personajes que fisonómicamente son parecidos a los chilenos. “Uno ve a Onur y piensa, me puedo encontrar con él en la calle. Había algo en su aspecto que los hacía parecidos. En ese sentido el mercado turco era el más cercano”, cuenta.
Con todas esas variables sobre la mesa, en Mega pensaron que habían dado en el clavo.

La compleja negociación

Pero nadie les dijo que la negociación sería fácil. Y es que aun cuando los turcos llevaban ocho años intentando entrar con sus producciones al mercado hispanoparlante, su forma de abordar los negocios era totalmente distinta a la que se hace de este lado del planeta.

“La primera vez que hice una oferta por la teleserie, la contraparte tomó el teléfono y me lo colgó ¡Paff! Ni siquiera dijo, no, sí, gracias... Y después me comentaban que eso es parte del regateo, de la dinámica que utilizan para llegar a un acuerdo comercial. Entonces para él era normal cortar”, recuerda Vicente entre risas.

A la reunión siguiente, añade, llegaron preguntando: “¿Qué pasó? ¿Hubo problemas en la comunicación? A lo que los turcos respondieron «no, siguen las mismas condiciones». Entonces, fue entrar en un nuevo modelo de conversación”.

A medida que se iban zanjando los puntos, los turcos realizaron un “voto de confianza” y le entregaron a Mega el primer capítulo de la serie para que fuera traducida y exhibida a un grupo reducido de personas. El resultado, sin embargo, no fue muy alentador.

“Doblamos el episodio uno y mostramos un compendio. ¿Esta telenovela va a ser un fenómeno? No marcaba eso, pero sí un nivel de compro? miso emocional con la historia”, dice el ejecutivo.

Luego de tres semanas de intensas negociaciones y pese a los tibios comentarios tras el focus group, corrieron el riesgo y adquirieron la producción. Desde ese momento comenzó una carrera contra el tiempo para la estación, pues comprarla implicaba otro desafío: traducirla al español.

“Nos entregaron la serie, los guiones en turco y nos dijeron el resto es problema de ustedes. Así que tuvimos que encontrar gente que tuviera la capacidad de traducir los textos, con un vocabulario amplio y que entendiera los modismos. En ese sentido recibimos mucha ayuda de la Embajada de Turquía y DINT, la empresa que se encarga del doblaje”, comenta Vicente.

Pero el desafío no ha terminado, porque el tiempo sigue corriendo en contra. “Hoy doblamos y salimos al aire. Lo que es bien demente, pero es tal el nivel de demanda que tiene la teleserie, que nos vimos obligados a hacerlo”, explica.

Ahora la moda es Estambul

El éxito de la telenovela ha traspasado la pantalla. “Tenemos contacto frecuente con la embajadora y el agregado comercial y están muy felices. La teleserie ha puesto a Turquía en la discusión. Aumentaron los paquetes turísticos para ir a Estambul y las solicitudes de visa, porque no existía este nivel de demanda e interés por ese país”, cuenta Vicente.

Para los demás canales, dentro y fuera de Chile, el fenómeno tampoco ha pasado inadvertido. “Lo que pasó acá es que todos se han tirado encima de los productos de Turquía. Ellos están felices porque es lo mejor que les podía haber pasado, tomando en cuenta que llevaban 8 años tratando de entrar en el mercado latino”, dice Vicente, quien cuenta que no sólo sus proveedores están contentos.

Ello porque cuando adquirieron los derechos de la “Las mil y una noches” acordaron que si se vendía a otros países, se haría con el doblaje chileno. Ya han cerrado negocios con cuatro países (con la participación de Mega) y están a punto de hacerlo con otros cinco. “Así de fuerte es el fenómeno en estos momentos”, cuenta el ejecutivo.

Como en la estación saben la joyita que tienen entre manos, han sido sumamente cuidadosos con su tratamiento. De ahí que sólo sea posible ver la telenovela en pantalla y en ninguna otra parte.

“No hay forma de acceder al contenido a menos que sea viendo el canal. El doblaje es nuestro y no vamos a subir ningún capítulo a Youtube porque el acuerdo que cerramos estaba relacionado con la intención de los turcos de entrar al mercado latinoamericano”, explica.

“Si lo subíamos a internet, sería muy fácil descargarlo, entonces se iba a viralizar y ellos y nosotros perderíamos la posibilidad de venderlo a otros países”, añade. Sin embargo, pese a los esfuerzos, a quienes se las han arreglado para colgar los capítulos en la web. “Hay gente que los graba y los sube a páginas donde se pueden ver vía streaming, pero los estamos bloqueando con las herramientas legales que tenemos”, cuenta.

Audiencia transversal

Pese a lo complejo que ha sido todo, la evolución en términos de audiencia ha sido más que satisfactoria. “Partimos con 11 puntos de rating cuando «Vuelve temprano» de TVN marcaba 23. Entiendo que ahora está en 15.8 y Canal 13 había logrado llegar a los 15 puntos con «Secretos en el jardín», pero cayó a 10.8. A todos les quitamos público”, dice Vicente.

 Pero eso no ha sido lo mejor de todo. Y es que, según cuenta, en estos meses la estación logró algo que no pasaba en años.

“Mega tiene un público muy fuerte en C3 y D y con «Las mil y una noches» se amplió muy fuerte al ABC1 y al C2. Hemos logrado un nivel de transversalidad que es muy alto conquistando y sumando audiencia”, cuenta.

¿Qué viene ahora? Según dice, hay dos o tres mercados, además del turco, con un nivel de calidad y producción que son explorables. “Por razones estratégicas no voy comentar cuáles son porque se lo estaríamos diciendo a la competencia”, explica.

Lo cierto, reconoce, es que la televisión es de ciclos y cuesta tener un fenómeno entre manos. Porque los éxitos y fracasos, dice, tienen que ver con cautivar a la audiencia en el minuto adecuado, en el horario debido y con una buena programación.

“Este negocio no tiene piedad y uno siempre debe estar mirando para adelante y estamos en eso, pensando en el nuevo desafío que vamos a poner al aire. Y en ese sentido la oferta turca sigue siendo muy interesante. Pero continuaremos buscando historias que puedan llegar al corazón de la audiencia”, asegura.

 

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