"Muchas veces las programaciones se convierten en grandes monumentos dirigidos a una elite que excluye al resto de la sociedad", señala su director, Fernando Sánchez-Cabezudo, quien participa en el IV Seminario de Audiencias del GAM.
Si administrar un teatro lejos del centro de una ciudad es novedoso, más aún lo es convertir a los vecinos en autores de las obras. Ese es el proyecto de Kubik Fabrik, emblemática sala situada en Usera, al sur de Madrid.
Inaugurada el 2010, la sala está abierta al circo, teatro, experimentación. Pero siempre involucrando a los artistas con los pobladores del lugar, como en "Croquis" (donde se muestran obras "en progreso") o piezas como "Metro cúbico" o "El gran atasco".
Su director, Fernando Sánchez-Cabezudo, es uno de los invitados al IV Seminario de Audiencias y Marketing de las Artes que se celebra en el GAM entre este martes y miércoles (www.seminarioaudiencias4.cl). Organizado por el centro cultural, en esta versión se suma la naciente Red de Salas de Teatro.
"Empezó como un proyecto arriesgado. Nadie apostaba por una sala fuera del centro de la capital, pero nuestro objetivo era precisamente convertir en una ventaja estar fuera del centro cultural de la ciudad", explica. "Hemos conseguido atraer, incluso, al público del centro que está redescubriendo un barrio olvidado y rompiendo prejuicios de la periferia".
Él cree en el modelo de otras ciudades europeas cuyos espacios culturales se encuentran en zonas industriales y la periferia, "donde es más viable económicamente y por su implicación con la comunidad y el barrio".
Lo urgente en la capital, explica, era crear nuevos públicos y dejarles descubrir "de manera personalizada" el mundo de las artes escénicas. Para él, la clave es invitar al espectador a participar activamente en la creación, trabajando con los artistas que pasan por la sala. De hecho, los vecinos son invitados a los ensayos, se les pide la opinión, interactúan con los dramaturgos o relatan leyendas urbanas locales.
Esto último permitió la creación de "Storywalker", una aplicación para celulares que se lanza este mes y que para El País es "un proyecto completamente innovador en España". La app básicamente geolocaliza los sitios de Usera donde ocurren las obras trabajadas por los vecinos.
-Trabajar así las audiencias, ¿Es una reacción frente al teatro establecido?
-Sí. Las iniciativas actuales del sector público no piensan en la audiencia, no les tienen en cuenta. El ciudadano no esta identificado con la cultura porque muchas veces lo ve inaccesible, por falta de información, por distancia física con los centros culturales y no se les permite participar de manera activa. Muchas veces las programaciones se convierten en grandes monumentos dirigidos a una elite que excluye al resto de la sociedad.
-¿En qué etapa se encuentra Kubik Fabrik?
-Kubik ha pasado la peor etapa. Una etapa obstaculizada continuamente por las propias instituciones públicas que no se han interesado por el proyecto. La falta de apoyo no nos ha impedido perder la ilusión y hemos conseguido demostrar la eficacia de una gestión cultural diferente.
-Estoy deseando conocer la situación de Chile en este encuentro. La crisis nos ha obliga a potenciar la creatividad. Estamos viviendo en nuestra ciudad un momento creativo en las artes escénicas sin precedente, pero promovido por el esfuerzo de mucha gente que trabaja en condiciones aún muy precarias. Nuestro objetivo ahora es estabilizar la situación y crear los recursos necesarios para tener un tejido cultural sólido.
