La historia no conocida de la nueva cinta del director de "La Nana" incluye a su mejor amigo, Pedropiedra, y a una extraña mujer de San Francisco que se emocionó hasta las lágrimas cuando supo que había una película sobre ella. La cinta, ganadora en Sundance y protagonizada por Michael Cera, llega el 24 de abril a las salas del país.
Nadie tiene muy claro cómo se llama el "Hada de cristal", una norteamericana que llegó de San Francisco a Chile y que inspiró a Sebastián Silva para crear "Crystal Fairy & El cactus mágico", película que llega a las salas locales el 24 de abril, tras estrenarse en EE.UU.
La historia fue una experiencia real que le sucedió al cineasta, que el miércoles pasado cumplió 35 y lo celebró en Nueva York, cuidad en la que vive.
Los que pocos saben es que también estuvo involucrado su mejor amigo, el músico Pedro Subercaseaux, más conocido como Pedropiedra.
Recapitulando. Corre el año 2001. Silva está en un concierto de The Wailers en el Estadio Nacional. Conoce una mujer. Le pregunta cómo se llama. "Crystal Fairy", responde ella. Le cae bien, la encuentra "divertida" y la invita a su departamento del centro de Santiago que comparte con varios compañeros y con Subercaseaux, su mejor amigo.
Tiran al aire una idea: le dicen a la joven que vaya con ellos a un viaje que harán por el norte de Chile en dos días más. Se acaba la fiesta, el hada desaparece, ellos se olvidan de la invitación y se van a Pan de Azúcar a tomar San Pedro, un cactus alucinógeno nativo de Los Andes.
Eran los años de la Congregación de Hermanos Contemplativos (CHC), el grupo que Sebastián formó junto a Pedropiedra, Gabriel Díaz, Nea Ducci, Jorge del Campo, Roberto Espinoza y Diego Hirane y que se mantuvo activo hasta el 2009, luego de publicar tres álbumes.
Y allá, en Pan de Azúcar, entre dunas, altas temperaturas, psicodelia y amigos reapareció Crystal Fairy para acompañarlos sin que nadie se haya puesto de acuerdo.
"Me llamó por teléfono y todo", cuenta Sebastián desde Brooklyn. "Con Pedro y los otros amigos nos tuvimos que hacer cargo de ella. Pero la verdad es que yo y «Crystal» nos llevamos súper bien. No hubo tantos roces y confrontaciones como se ve en la película. Esas escenas son ficción".
Precisamente, esa es la historia del filme -que protagonizan Michael Cera y Gaby Hoffman, la actriz de "Girls"- y que le significó a Silva el premio a Mejor director en Sundance en la categoría World Cinema Dramatic: El viaje de unos amigos al norte, junto a una misteriosa y alocada mujer americana, en busca del mágico cactus y de una experiencia sensorial y emotiva trascendental.
Pedropiedra tampoco recuerda muy bien el verdadero nombre del "hada". "Cuando la conocimos", dice el músico a La Segunda. "Tenía los pies quemados porque se había puesto a caminar sobre fuego en el Valle del Elqui. Vivía en una comunidad artística y tenía un rollo con el cuerpo, hablaba de un pasado triste. Tuvo que ganarse la vida satisfaciendo a masoquistas. Les pegaba latigazos a los gordos", cuenta el compositor que debutó en 2009 como solista con un celebrado disco homónimo.
El tema es que Sebastián, después de 13 años, quiso contactarse con ella para contarle de la película. No hubo forma de encontrarla.
La buscó en Google, pero le salían "puros dibujos de hadas y cristales". Ella, como lo hizo antes, fue la que decidió aparecer.
"Yo la había dado por perdida", cuenta Silva, "pero como la cinta se estrenó en tantos estados del país, algún amigo le debe haber dicho. Ella contactó a Gaby Hoffmann, no sé cómo aún. Me enteré de que habían hablado y le pedí que me diera su mail y teléfono".
Así que un día, junto a Michael Cera, la llamaron. La musa ya no estaba en Chile. Vivía en Norteamérica, en Vermont.
"Hablamos harto rato con ella. Se emocionó mucho y lloraba. No podía creer que había hecho una película sobre ella... pero aún no me sé su nombre", confiesa Sebastián, entre risas.
Sebastián tiene planeado llegar a Santiago el 19 de abril para preparar el estreno (que se distribuye gracias al proyecto Chile Territorio de Cine de la Fundación CinemaChile). El director de "La vida me mata" (2007) dice que quiere hacer una "dinámica de pregunta-respuesta" en la premiere, para "tener una instancia de intimidad con el público".
-¿Cómo fue la experiencia de tomar San Pedro allá en el norte junto a esta mujer y tu mejor amigo?
-Inspiradora. Éramos un buen grupo en Pan de Azúcar, un parque milagroso, muy especial, con buena vibra y buen clima.
- ¿Y la filmación de la película, 13 años después de esa experiencia?
-Relatábamos algo que nos pasó en la adolescencia con Pedro. Los elementos que nos rodearon fueron súper positivos, refrescantes y poco pretenciosos. Sentí como que estábamos jugando. Es la cinta más entretenida que he hecho.
-¿Cuál es tu reflexión sobre la mujer que se creía un ser de fantasía?
-La "Crystal Fairy" no era una caricatura. Era una mujer de verdad. Ella había pasado por circunstancias súper trágicas. Lo único que necesitaba era amor y protección. Éramos muy jóvenes y nos dimos cuenta de eso. Fue el nacimiento de la compasión en nosotros.
"Crystal Fairy & El cactus mágico" fue "una sorpresa del destino". En 2012, Sebastián y Michael Cera estaban en Chile a la espera de que se diera el vamos a "Magic Magic", cinta que se grabó en el sur y que contó con la participación de Emily Browning, Juno Temple y Catalina Sandino Moreno (la colombiana nominada al Oscar).
La producción se detuvo porque el financiamiento no llegaba desde EE.UU. "Michael estaba en la casa de mis papás esperando y me acordé de esta historia. Escribí una especie de guión sin diálogo, improvisación... Todo fue muy rápido. Conseguí que Fábula entrara en la producción (ver recuadro) y la filmamos en dos semanas".
Gracias a todo eso, con Cera ahora son amigos y familia. El actor de "Juno" y "Arrested Development" debutará en Broadway, en agosto, con la obra "This is our youth".
-¿A estas alturas cómo definirías tu relación con Michael Cera?
-Michael es amigo mío y de toda mi familia. Vivió mucho tiempo en la casa de mis padres cuando no podíamos rodar "Magic Magic". Nos llevamos muy bien. El se ha transformado en otro hermano menor para mí. Colaboramos, él me ayuda a traducir y yo lo ayudo con la creación de guiones. Tenemos los mismos amigos en Brooklyn y además vivimos cerca.
Gaby se crió en el mítico Chelsea Hotel junto a su madre, "Viva" Hoffmann, musa de Andy Warhol.
Ella fue quien quería conocer a Silva. Le mintió diciendo que sabía hablar francés en el casting de "The boring life of Jacqueline", la serie de HBO Go que el chileno dirigió en 2013. "A ella le gustó mucho «La Nana». Me dijo que fue la película que la hizo volver a tener amor por el cine. Me estaba buscando hace tiempo y cuando supo del casting, me engrupió... consiguió el papel igual", dice él entre risas.
-¿Cuál es tu opinión de Gaby?
-Ella es carismática. Actúa muy bien y es valiente como actriz. Nos hemos hecho amigos muy rápido. Cuando se me ocurrió hacer "Crystal Fairy" pensé en ella de inmediato. Necesitaba a alguien que aperrara con un rodaje intenso, de bajo presupuesto, en el norte de Chile, sin previo aviso, con mucho desnudo y humillaciones (carcajadas).
-¿Cuál crees que es el sello de tu cine hoy día?
-Trato de lo que estoy haciendo me importe a mí principalmente. Ahora digo "¿Qué me gustaría ver?" y antes era "¿Qué quiero expresar?". Quizás tenía más necesidades emocionales o intelectuales... Pero ahora estoy buscando historias un poco más inesperadas, menos casuales. Incluso más exageradas o difíciles de creer. Ahora cuento historias con más riesgo.
-¿Es un leitmotiv conciente en tu cine esto de que americanos vengan a Chile y les sucedan experiencias "mágicas"?
-No. Ha sido casualidad. No hago planes, no pienso mis películas como trilogía. Los temas que trato y las películas que hago se han dado de manera accidental. Veo las posibilidades en el momento. Aunque si es por temas recurrentes en mis películas, creo que hay tres: los animales, la muerte y mujeres desesperadas.
Sebastián es el segundo de siete hermanos. Fue el díscolo de su familia. Le gustaba el arte, la música, la pintura, las caricaturas. Su hermano Luis Alejandro Silva, por ejemplo, es numerario del Opus Dei y hace clases de derecho en la U. de los Andes. Seba, en cambio, ha contado que a su familia le preocupaba su "porreísmo". Se educó en el Verbo Divino.
En la Escuela de Cine de Chile, contó que tampoco estudiaba. Pero a veces el destino no se enfoca en la capacidad para la academia. El año de Sebastián fue en 2009 cuando estrenó "La Nana". Ahí revolucionó Sundance, Chile y a su familia, quienes incluso le prestaron la casa para que filmara la cinta que protagonizó Catalina Saavedra. Además fue nominado a un Globo de Oro. Y, a pesar de que no mantiene un contacto seguido con la actriz "asegura que si la ve, nada habrá cambiado".
Por estos días, Sebastián está en proceso de post-producción de "Nasty Baby", su último largometraje que cuenta la historia de una pareja gay y sus esfuerzos en tener un hijo. El cineasta ya lo mandó a Cannes. "Estamos esperando a que nos digan si quedó o no". Cuenta que espera estrenarla a fin de año.
Y, mientras termina los detalles del sonido y el color, dice que "planea una película un poco más grande". "Estoy trabajando en «Capitan Dad». Es la película con más presupuesto que he hecho por lo que voy a tener que elegir rostros conocidos para solventarla. Estoy en conversaciones con estudios que están interesados. Espero filmarla este año. Es una historia que yo escribí y que sucede en el Caribe", adelanta.
-¿Qué ha significado Sundance en tu carrera?
-Sundance se transformó en una especie de familia para mí. Conozco muy bien a la gente que dirige el festival. Soy amigo del director. Es una institución que me acogió, me he transformado en parte de la familia. Creo que significó más con "La Nana", me sentí muy validado y eso siempre es sano, pero la verdad es que Sundance va a ser un lugar donde no voy a ser tan bienvenido, especialmente en las competencias porque directores que han hecho hartas películas no son tan bienvenidos. Ellos prefieren hacerle espacio a otros directores con nuevas películas: es lógico.
-¿Para ti es vital ganar este tipo de festivales?
- No me importa tanto porque a veces me parece infantil que un festival como Cannes tenga en la competencia oficial al "Gran Gatsby" con una cinta independiente de bajo presupuesto. Da la impresión de que es una competencia mal organizada. Aunque, de todas maneras, es sospechoso que un director diga que no le importa si su película está en Cannes. Pero no es un tema que me quite el sueño Los productores están para eso (ríe).
- ¿Y cuáles son tus sentimientos hacia el Oscar?
-El tema es que si tu cinta está nominada o se gana el Oscar todo el mundo se entera, pero no es algo que me estimule o me haga sentir mejor cineasta. La competencia en los Oscar es demasiado burda y las películas son muy malas. En general, las actrices que ganan, piensa en Sandra Bullock... Un poco circense, pero igual me gustaría que mi película se ganara un Oscar, porque no me tendría que preocupar nunca más de mi carrera.
Sebastián Silva no tenía experiencia. No había dirigido nada aún, pero los hermanos Pablo y Juan de Dios Larraín le tenían fe.
Y, a pesar de ser un desconocido, produjeron "La vida me mata" (2007), su ópera prima.
"Imagínate como amo a los Larraín", dice. "Desde el principio me tuvieron fe. Y, hasta el día de hoy, me han apadrinado. Me ayudaron a producir «Crystal Fairy & el cactus mágico» en cosa de días. Tuvimos una reunión, les expliqué el arco narrativo, los personajes, el humor y me dieron el sí".
Y continúa explicando que aún sus películas "no ganan dinero": "Mis cintas recuperan no más. Nadie se está haciendo millonario, así que esto de que me sigan apoyando, me hace sentir muy agradecido", explica.
El cineasta cuenta, además, que le encantó "Gloria", otra producción de Fábula, y que es "fanático" de Sebastián Lelio.
Agrega, además, que el rol que han jugado los hermanos con su productora "ha sido clave en el desarrollo del cine nacional".
-¿Qué opinas de que Pablo sea candidato para dirigir el remake de "Cara Cortada" en Hollywood?
-Me gusta que sus pensamientos y ambiciones no tengan tantas fronteras. Me siento muy identificado. Me agrada que mire fuera de Chile.