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A 35 años de la primera Teletón: Los protagonistas revelan historias no contadas

El evento que marcó un hito en la TV chilena, se realizó el 8 y 9 de diciembre de 1978, y su meta de recaudación fue un millón de dólares.

por:  Ana Rosa Romo R./La Segunda
viernes, 29 de noviembre de 2013
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La semilla se sembró en 1977. Mario Kreutzberger , realizando el segmento "Usted no conoce Chile", de "Sábados Gigantes", cuando conoció el caso de una madre que amarraba a un árbol a su hijo discapacitado. No tenía otra forma para poder controlarlo.

Sumado a eso, el animador vio en EE.UU. el programa que Jerry Lewis realizaba en favor de los afectados por distrofia muscular. El actor norteamericano abandonó la animación del maratón en 2012, a los 85 años. Pero el proyecto sigue.

El jueves, en el GAM, Kreutzberger presentó, junto a su equipo de Fundación Teletón, el documental "Teletón, el orgullo de Chile". El que, marcando otro hito en la TV, será transmitido este domingo, a las 19:50 horas, en cadena nacional.

Es la celebración de sus 35 años de historia, la que comenzó dedicando un bloque de su espacio sabatino a la Sociedad Pro Ayuda del Niño Lisiado. Parte de las graderías del estudio fueron ocupadas por los niños que allí se atendían, y entrevistó a Silvia Ceballos, una carismática discapacitada adulta que colaboraba con la institución.

De ahí en adelante, Don Francisco se obsesionó con la idea de realizar una campaña de ayuda para esta entidad y un programa maratónico (al estilo de Lewis), donde se intentaría reunir una cifra que parecía inalcanzable: Un millón de dólares.

La primera Teletón se forjó con el equipo de «Sábados Gigantes», que no alcanzaban a 20 personas.

Ximena Casarejos -actual directora de la Fundación Teletón- es la periodista que llegó a reforzar el equipo de «Gigantes» en esta tarea de dar forma a la idea de Kreutzberger. Su primera misión fue encontrar casos de discapacitados para transformarlos en notas periodísticas.

Conoció gente que estaba prácticamente relegada en su casa, y que sólo salía para los controles médicos. Además, visitó innumerables veces el Instituto de Rehabilitación Infantil, que la Sociedad mantenía en Huérfanos.

"En la carita de cada uno de esos niños yo veía a mi hija, que en ese tiempo tenía meses. Era algo muy fuerte, pero a la vez esperanzador, porque no se trataba de reportear para mostrar el dolor, sino para poner de relieve su condición y para cambiar su vida. De alguna manera, le encontré sentido a lo que Mario quería hacer, más allá de reunir un millón de dólares", cuenta ahora.

84.361.838: La cifra final

Para Kreutzberger, la tarea no era fácil. Primero debía convencer a su canal, que esto era importante y resultaría; luego, persuadir a las otras estaciones (TVN, Canal 11 y UCVTV) que era fundamental hacer cadena nacional y seducir a los auspiciadores.

Veinte empresas se sumaron. 60% de ellas eran auspiciadores de su programa. En la tarea de persuasión, el animador visitó a cada una, llevando un documental -realizado por profesionales daneses- sobre la labor que realizaba la Sociedad Pro Ayuda al Niño Lisiado.

"A mí también me tocó ir a «vender humo» a tres empresas del grupo Vial", recuerda Casarejos, entre risas.

Antonio Vodanovic, por su parte, acota: "Creo haber sido uno de los primeros que conoció el proyecto de Mario. El éxito de la Teletón yo lo sentí como algo muy personal, porque en ese momento era gerente de TVN e intercedí para apoyar este plan; afortunadamente el canal tomó la mejor decisión".

En septiembre de 1978, en el Hotel Carrera, con el lema "Logremos el milagro", se hizo una presentación oficial de esta campaña y de la institución que sería la beneficiaria.

Ana Mari Urrutia era la directora del Instituto de Rehabilitación Infantil. "Le creí (a Kreutzberger) desde el principio. Claro que la primera cosa rara que me dijo fue: «Señora, ¿cómo se vería usted con un millón de dólares?»... ¡Yo no sabía cuánto era un millón de dólares! y no le pude contestar nada", recuerda. "Todo esto daba un poco de susto, porque no sabíamos lo que era. Estimábamos que era una tremenda exposición y nosotros éramos de bajo perfil, nos gustaba pasar piolita. Un poco por la dignidad de los discapacitados y sus familias. Ese era nuestro temor, porque era la visión que había en ese tiempo; a los niños los escondían, era costumbre no contar los dolores de las familias. Una dignidad mal entendida, porque ahora la dignidad es verlos, estar con ellos, integrarlos. Fue un acto de valentía aceptar esa propuesta".

La meta de recaudación significaban cerca de $33.790.000, destinados a crear un instituto de rehabilitación para niños. Sorpresivamente, la cifra reunida llegó a 84.361.838.

Por única vez, en esa ocasión, el porcentaje de donación de las empresas alcanzó al 70% del total de lo que se pretendía recaudar. El resto debía llegar a través de donaciones del público. Al año siguiente ese porcentaje se revirtió y ha permanecido así hasta el día hoy:

"Eso sucedió porque el público reaccionó al ver los resultados concretos de la cruzada. Pero no queremos minimizar el aporte de las empresas, estamos muy agradecidos, porque ellos, además de la donación, hacen una tremenda inversión publicitaria que nos ha ayudado a hacer crecer la marca y darle fuerza a la campaña", acota Casarejos.

"Sábados Gigantes" en una cancha más grande

El programa se estructuró como un "Sábados Gigantes" de larga duración. En vez de siete horas al aire, como era en ese tiempo, serían 27, con música y notas periodísticas. Sólo faltaban los concursos.

Se operó de la misma forma: El equipo reporteó para hacer las notas, los productores llamaron a los artistas y animadores (de todos los canales) para que colaboraran. Antonio Menchaca , productor general, confeccionó el libreto de la misma manera que lo hacía cada semana. Lo escribió a mano, una secretaria lo pasó a esténcil y en un mimeógrafo se hicieron las copias. Tal vez, más de las habituales.

Jorge Modinger , editor periodístico, así lo recuerda: "Me di cuenta que era un desafío mucho mayor que «Sábados Gigantes». Era audaz hacer un programa que durara 27 horas. Era como saltar al vacío. Fuimos aprendiendo en cada Teletón. Ese aprendizaje duró los primeros cinco años".

El primer evento tuvo un "carácter épico", comenta. "Fue tal el entusiasmo que esto provocó en el mundo del espectáculo, que llegaron todos. A medida que pasaban las horas, cada uno reclamaba su derecho a participar. Alrededor de Menchaca había una multitud. El demostró que tenía nervios de acero para poder sacar adelante una transmisión, en vivo, con cientos de personas en un espacio en que no cabían".

Reconoce que ese equipo "usó la metodología que teníamos para hacer el programa, que era dura, exigente y rigurosa".

Arturo Nicoletti, que era el director de "Sábados Gigantes", se sentó en el switch las cinco primeras horas y las cinco últimas: "Fue un experimento, porque nunca se había hecho un trabajo de esta magnitud y la incertidumbre era bastante grande, a pesar de que se había organizado muy bien... Cada nota sobre los discapacitados nos iba emocionando más, pero había que controlarse para poder hacer el trabajo".

El programa partió a las 21:30 horas, en cadena de televisión y radial, de cuatro emisoras.

Kreutzberger confiesa que no se preparó para esas palabras iniciales: "Pensé que me iba a fluir lo que había vivido previamente, todo el trabajo, la lucha, el sacrificio por lograr lo que estábamos haciendo. No dije nada de mucho contenido ... dije que no estábamos preparados, pero teníamos un sueño..."

Todos coinciden en el método que tuvo el animador para calmar los nervios. Modinger cuenta que "en las horas previas, Mario estaba tremendamente ansioso y transmitía esa ansiedad, que sólo calma comiendo, por lo que nos llevó en una maratón de comidas".

Vodanovic agrega: "Estábamos todos muy nerviosos. Mis ansiedades se limitan a no comer nada, ¡en cambio el guatón se lo comía todo!".

Ximena Casarejos confesó, finalmente, que Kreutzberger subió 12 kilos... "y yo bajé 6".

De Julio Martínez a Pitica Ubilla, Wendy y Maggie Lay

El esquema de la Teletón, curiosamente, no ha variado mucho. Desde siempre, trasnoche con la bailetón, vedettes, programas infantiles y juveniles.

"Por la condición que vivía el país, la Teletón hizo un quiebre en la línea editorial de la TV. Mario dijo: «vamos a hacer un programa donde todo el mundo puede expresarse», e invitamos a todos a participar muy transversalmente para esa época. Mirado con la perspectiva del tiempo, fue un momento único y muy valorable la visión de Mario Kreutzberger", enfatiza Ximena.

En esa vorágine de 27 horas, quedaron imágenes entrañables como la de Julio Martínez subiendo al escenario a improvisar un discurso cargado de emotividad para apelar a la solidaridad de los chilenos; como también las actuaciones de Pitica Ubilla, Wendy y Maggie Lay bailando con sus "mejores plumas", y Silvia Piñeiro y Emilio Gaete animando un segmento al mediodía del sábado.

Y aquel memorable final de Kreutzberger abrazado al pequeño Jorge Artus con el tablero de fondo que señalaba claramente la superación de la meta propuesta.

Casarejos asegura que cuando le preguntan por la primera Teletón lo primero que se le viene a la mente es esa imagen: "Tengo el recuerdo del final del programa cuando Jorge Artus me pregunta si puede entrar al escenario a agradecer y yo, irresponsablemente, sin consultar con Antonio Menchaca, le digo «pasa, pasa», y eso se transformó en un gesto genuino, y un momento emotivo que dio la vuelta al mundo".

Emocionada confiesa: "La sensación personal que tengo de ese día es de satisfacción y vacío al mismo tiempo. Una emoción contenida. Habíamos hecho algo único y grandioso: Le habíamos cambiado la vida a un grupo de gente, lo sentí en el corazón. Los habíamos puesto en el primer plano. Creo que lo que hicimos en ese grupo fue algo épico, con mucha pasión, cometiendo errores y logrando aciertos, pero muy afiatado y con una energía increíble".

No había cansancio "y no había límites para proponerse hacer cosas y para soñar".

Jorge Artus , hoy de 46 años, pintor profesional, agregó anoche: "Nunca pensé que subiría al escenario. Con mis papás fuimos al teatro a darles las gracias a Mario y Ximena, porque estábamos felices".

Don Francisco reconoce como un momento muy emotivo ese abrazo -"me quebré, mezcla de la emoción de superar la meta y el cansancio"-, pero revela un recuerdo que hasta hoy lo estremece: "Al día siguiente de la primera Teletón, entendí lo que realmente significaba lo que habíamos hecho. Fue cuando frente al Teatro Casino Las Vegas, hoy Teletón, dos muchachos sacaron unas muletas por las ventanas de un automóvil como un escudo. Recién ahí me di cuenta de lo que esto significó para mucha gente, que le permitió salir de sus casas, dejar de esconderse, tener la esperanza de la felicidad".

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