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Julio Milostich vuelve a la maldad: "Prefiero sangrar siempre"

"Guardándole todo el respeto y cariño a «El señor de la querencia», «Secretos en el jardín» es la gran teleserie que me ha tocado hacer en la vida", afirma quien será un empresario de negocios turbios en la nueva nocturna de Canal 13.  

por:  Nayive Ananías G./La Segunda
viernes, 08 de noviembre de 2013
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Entre 1980 y 1982, el caso de los Sicópatas de Viña remeció no sólo a la Ciudad Jardín, sino también a todo Chile. Dos carabineros (Jorge Sagredo Pizarro y Carlos Topp Collins) cometieron diez asesinatos -en su mayoría, parejas que recurrían a la soledad de los miradores- y cuatro violaciones.

El 29 de enero de 1985, los culpables fueron ejecutados en la cárcel de Quillota, en la que sería la última condena a pena de muerte del país.

Este sórdido caso policial -que creó una psicosis colectiva- afectó tanto al turismo de la región como al mismo Festival de la Canción, cuya versión de 1981 reunió a ídolos como Julio Iglesias, Miguel Bosé, Camilo Sesto y el Puma Rodríguez.

Pero este episodio, además, repercutió en la vida de Luis Gubler Díaz, otrora director del Banco Nacional y empresario de la construcción, detenido por el detective Nelson Lillo por su supuesta participación en los crímenes. Días después fue liberado por falta de méritos.

Aquella trama siniestra sirvió de inspiración para la próxima nocturna de Canal 13, "Secretos en el jardín: El misterio de los Sicópatas de Viña".

El elenco lo encabezan Francisco Pérez-Bannen, Mario Horton, Blanca Lewin, Daniela Ramírez, Francisca Lewin, Cristián Campos y Julio Milostich, entre otros.

Aquí, Julio interpreta a Francisco "Gringo" O'Ryan, dueño de una agencia aduanera. De carácter fuerte, buena situación económica y amante del puerto, prefiere solucionar los conflictos cara a cara, sin rodeos, y se impone con rudeza para hacer respetar lo más sagrado: sus hijos, Dolores (Antonella Orsini) y Sergio (Cristóbal Tapia).

El "Gringo" derivó en negocios turbios, como el tráfico de especies y otras ilegalidades. En su familia, el vacío de la figura materna es un tema intocable. Su esposa lo abandona porque no soporta sus malos pasos.

"Es una muy buena persona, a diferencia de otros personajes que me ha tocado hacer", dice Milostich riéndose. "Es bueno, mientras no le toquen su familia, ni su trabajo, ni sus trabajadores. Hay personas que están interesadas en la agencia aduanera; harto conflicto con los poderosos. Hace algunas triquiñuelas, pero no es un asesino".

Pero tiene una doble vida, donde saldrá a relucir "lo peor", asegura el actor, que así retorna a la maldad pura. "No es por justificarlo, pero él está en cosas que hace «la mayoría», y gracias a eso ha podido tener un mejor pasar. Aunque es un hombre de trabajo, de mucho esfuerzo. Hace algunas cosas menores sin embarrarle la vida a nadie".

"Es una ficción 100%"

Esta teleserie "es una ficción 100%", afirma Matías Ovalle, ideólogo de la producción junto a Julio Rojas. "Secretos en el jardín" -con guiones de Nona Fernández, Marcelo Leonart, Ximena Carrera y Simón Soto- no es una reconstrucción histórica del bullado caso.

"Acá hay sicópatas y carabineros, pero son parte de nuestra ficción. No tienen ninguna relación con la realidad", insiste Ovalle.

"Nos inspiramos en varios crímenes, como en El asesino del Zodíaco, de EE.UU., y en el asesino en serie Emile Dubois, en Valparaíso, en 1900. También hacemos guiños a películas y novelas policiales".

Del caso de los Sicópatas, "lo único que extrajimos fueron hitos públicos que nos parecían interesantes, como que fuera en los 80 en una ciudad tan idílica como Viña. Nos parecía un súper telón de fondo para mostrar las cosas oscuras detrás".

En agosto pasado, el hijo de Luis Gubler interpuso una demanda de indemnización por daño moral por $200 millones contra Nelson Lillo, luego que en el documental "Pena de muerte", de Tevo Díaz, el ex comisario de la PDI declarara que Gubler padre sí estuvo implicado en el caso de los Sicópatas (ver recuadro).

Claro que Lillo no tuvo ningún acercamiento ni con la teleserie, ni con Pérez-Bannen, quien encarna al detective que lleva el caso.

"Inventamos nuestra historia, porque necesitábamos 100% de libertad creativa. Habernos basado o anclado en cualquier suceso real nos hubiera limitado".

Por su parte, Milostich aclara: "Mi papel no tiene nada que ver con Gubler. Quizás, la gente recordará estos hechos al ver la teleserie, pero se encontrará con que hay personajes que no existen de verdad".

Además, considera que este controversial caso fue "un aparataje de la inteligencia militar... Ocurrían cosas terribles. Pero, en ese tiempo, yo estaba preocupado de agarrarme a cornetes con los pacos en la calle, pidiendo que se fuera Pinochet".

El caso parecía ser una pantalla para bajarle el perfil al asesinato de Tucapel Jiménez: "Hicieron eso y un montón de cosas peores. La realidad de esa época era mentirosa y dolorosa".

-¿Cómo es trabajar con una temática tan fuerte? Ya estás acostumbrado a hacer teleseries cargadas...

-Sí, es que me gusta el leseo (se ríe). Le tengo un cariño súper especial al Gringo O'Ryan, porque deja la escoba. No porque sea malvado u oscuro. El hace justicia con sus propias manos.

-Guardándole todo el respeto y cariño a "El señor de la querencia", "Secretos en el jardín" es la gran teleserie que me ha tocado hacer en la vida. Es muy rico interpretar este papel.

-¿Cómo te preparas para que no te supere este personaje y no ocurra lo de "El señor de la querencia"?

-Ya no me pasa. Eso quedó en el pasado, con la inexperiencia. ¡Me sucedieron cosas que podrían haberle pasado a cualquier ser humano! Pero ya estoy más curtido con el tema. Lo que no dejo de hacer es vivir este nuevo personaje a concho. Aunque, si me dejo guiar así, ¡me volveré loco! (se ríe). Prefiero eso que hacer las cosas a medias... Lo otro sería no involucrarme mucho con el tema, pero prefiero sangrar siempre.

-¿Qué lecciones aprendiste tras el cúmulo de emociones de esa teleserie?

-Aprendí de mí mismo, porque me vi frente a un guión que era muy fuerte. Me preguntaba: "¿Cómo lo voy a hacer?". La única forma era siendo yo.

-¿Recurres a alguna terapia actualmente?

-No, pero sí converso con las personas que es necesario y contar lo terrible que estoy haciendo. Está involucrada mi familia y el círculo que me rodea. De repente, puedo llegar bajoneado a la casa por un par de escenas fuertes. Me pasó, de hecho, y estaba muy afectado... Uno se pregunta: ¿Cómo puedo hacer un personaje así? Sólo sacándolo de la carne viva. En la búsqueda me puedo ahogar o ataviar, pero hay que encontrar la forma de vivir el personaje, lo que es una locura. ¡Pero es lo que me fascina de esta profesión!

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