Mario Kreutzberger viaja por la carretera 195 hacia el este de Miami, con el aire acondicionado a full . "Voy a Univisión, a grabar las promociones de «Sábado Gigante» de esta semana y al lado tengo el mar. Hay 28, 29 grados... mucho calor. ¡Oh, me tocan la bocina! ¿La sentiste? Era un policía que quería pasar", cuenta por teléfono antes de darse el tiempo necesario para conversar.

El animador llega este miércoles a Chile para trabajar en "Las caras de la moneda", el programa de entrevistas en el que ahora abordará a los nueve candidatos presidenciales. Será en noviembre, en vivo, con 3 candidatos, en 3 capítulos. Se emitirán tres días seguidos, después de "Soltera otra vez".

Y el 8 de octubre estrena "Atrapa los millones", con 400 millones de pesos como premio. "Al programa le hicimos una modificación. Le pusimos el subtítulo: «La apuesta del amor», porque se trata de parejas de enamorados y pololos que tienen minutos contados para conseguir el premio", explica.

Esta temporada incluirá parejas del mismo sexo, con diferencia de edad o con vidas diametralmente distintas. El año pasado fue el séptimo programa más visto de la TV, con un promedio de 21.1 puntos de rating.

"A través de sus historias se crea una empatía. Hay un escenario propicio donde el público también participa", adelanta.

Serán 10 capítulos que ya grabaron. El conductor rompe así su ausencia de pantalla. Tras el 29 de diciembre -cuando "Sábado Gigante" dejó de emitirse en Chile- no había aparecido en la conducción.

-¿Cómo valora su regreso a la televisión dentro de la actual parrilla programática?

-Sinceramente, no te lo podría contestar. Como estoy ocasionalmente en Chile, por 4, 5 días... no sé. El espíritu de la gente está cambiando. La televisión ha cambiado y está mucho más... ¿cómo lo puedo decir? (piensa)... sensacionalista... Me preparé durante estos 51 años para hacer un programa familiar. Mi intención fue hacer un programa informativo, magazinesco, blanco, dentro de una historia amable. Me especialicé en eso y creo que ahí está mi ventaja.

-En un panel sobre televisión el 2012, en el GAM, usted proponía una especie de "ley de tránsito" para la TV chilena...

-No hay ninguna actividad que no se tenga que regir por un reglamento. A veces éste es superado por las circunstancias o al revés. Porque todas estas cosas tienen que irse adaptando con lo que ocurre en el país.

- Si la TV hoy es más agresiva y el público la consume, es porque el público de alguna manera está necesitando esa agresividad. Creo que siempre hay que tratar de volver a un equilibrio. El día que el público vuelva a un equilibrio, la televisión también lo va a hacer. Pero esto no es algo local; es un cambio mundial en las comunicaciones y las relaciones de la gente.

-¿En ese contexto actual podía entrar un nuevo canal a competir como lo intentó 3TV?

-Cuando estaba todo hecho en las plataformas digitales, a un muchacho de 24 años se le ocurrió Facebook y se hizo billonario. O sea: No hay nada en el mundo que sea imposible.

-La gente va a consumir la mejor idea que alguien tenga. Por lo tanto, cualquier canal, plataforma, negocio, actividad es posible que sea un suceso en horas, si es que lo que ofrecen lo quiere consumir mucha gente.

-¿El desafío es encontrar la clave?

-¡Es el desafío de todos! Esa es la dinámica. Recuerda que Canal 13 estaba en cuarto lugar y hoy está primero. Entonces tuvo un desafío y dio sus frutos.

-Dentro de la información que usted manejaba, ¿sospechaba que el canal no iba a funcionar?

-No, no. Yo no tuve ningún antecedente. No tendría por qué tenerlo.

"Quiero traspasar «SG» a una nueva generación"

Aún no está claro el futuro de "Sábado Gigante en Chile". "Pensé que este año iba a haber un ciclo, pero los cambios de programación, según me explicaron, no lo permitieron. Yo después de 51 años tengo dos sueños; uno con el programa y otro con la Teletón".

"Quiero traspasar «SG» a una nueva generación, tanto la marca como el formato", dice, aunque advierte que no quiere hablar en primera persona. "Y en tercera suena tonto, pero yo no soy el único... El programa no lo hago yo solo. Soy el representante de mucha gente. Lo mismo pasa con «Atrapa los millones». Represento el talento de muchas personas... Y en la Teletón, a un país entero. Yo no soy el dueño del programa. Ojalá este sueño de muchos pudiéramos traspasarlo. Pero eso pasa por un cambio profundo".

-¿Cómo sería ese cambio?

-Es un trabajo que venimos haciendo hace un año. Un programa de 27 horas donde todo el público se sienta partícipe y satisfecho. Hoy día eso se puede hacer. Piensa que teníamos telefonistas cuando todos hablaban por teléfono. Ahora eso se fue a otro medio y esa fórmula debemos incorporarla.

El conductor dice que, como no se maneja en temas de gestión y administración, no le gustaba opinar sobre esos temas. "Pregúntenme sobre la actividad, lo que yo sé, lo que estoy preparado. A mí me preguntan de política, gestión industrial... Y está bien. Tengo opinión de todo, pero uno no tiene por qué hacerlas públicas".

-¿Quién debería sucederlo en la conducción de "Sábado Gigante"? ¿Vivi?

-Para mí siempre ha sido un gran deseo compartir con ella, pero me interesa lo que ella quiera. Cuando hice el programa, me hice un traje a la medida. Yo estudié de técnico modelista. Y por lo que he hablado con Vivi, ella también quiere hacerse un traje a la medida. Hay cosas que le gustan más y cosas que le gustan menos. No me gustaría adelantarlas a mí... De todos modos, creo que ella tiene mucho talento, sobre todo en el campo de las entrevistas.

-¿No visualiza otro reemplazante?

- Es que creo que eso no existe. Las cosas se van dando. Por eso digo que uno no puede hablar por otros, siendo una cosa tan personal.

-¿Prefiere esperar lo que le depare el futuro?

-Eso es lo que estoy haciendo aquí en EE.UU. Y eso tiene mucho que ver con los deseos y cómo lo ve la empresa para la que uno trabaja.

-Al final son las reglas del juego de la industria...

-¡Claro! La permanencia mía en TV depende de muchos factores. Uno no deja la televisión, la televisión lo deja a uno. Lo dejan las capacidades físicas, intelectuales, el rating, el gusto popular, el tipo de televisión que se hace... son tantas variables. Pero uno ama este trabajo. Tengo una vocación. Cuando hice "Atrapa los millones" lo hice con el mayor empeño, con todo lo que podía dar. Me preparé junto a un equipo de muy buenos profesionales que me entregaron material, talento y traté de representarlos lo mejor posible. Pero esto es como el fútbol: nos preparamos, entrenamos, pero el día del partido, por diferentes razones e imprevistos, podemos ganar o perder.

"Darles las mismas oportunidades a todos los candidatos"

-¿Qué nos puede adelantar de "Las caras de las moneda"?

-Es un tremendo desafío entrevistar a los 9 candidatos. Queremos hacerlas desde un punto de vista humano y que lo lleve a la política. Pero no quiero dar más luces sobre el programa...

-¿La idea es usar la biografía para entender al político?

-No necesariamente. La idea es buscar una entrevista diferente. Con el equipo estamos en ese trabajo. No lo hemos resuelto aún, porque depende de muchos factores, como lo que ocurra con los debates. En base a eso debemos irnos actualizando todos los días. La intención es darles las mismas oportunidades a todos los candidatos.

-Usted es muy trabajador, ¿siente que si hubiera descansado su vida sería diametralmente distinta?

-¿Sabes? Eso me lo pregunto todos los días. Y no sé la respuesta. ...Con estos nuevos programas mis expectativas son las máximas, pero con el mayor susto.

-¿Susto?

-Claro, porque uno depende de tantos factores y uno no quiere fallarle al público, ni la empresa, ni a uno mismo.

 Su nuevo proyecto autobiográfico: "Lo que aprendí"

Kreutzberger publicó una autobiografía, "¿Quién soy?", en 1987, junto a Alfonso Alcalde. " Después saqué "Entre la espada y la tevé" (2002) y siempre he querido escribir una nueva autobiografía. El problema de trabajar con "co-writers" es que ellos interpretan a través de la palabra de uno. Hemos hecho dos libros de la manera más ineficiente posible (se ríe). Alcalde debió haber escrito cientos de páginas y yo leía, y no me veía reflejado. Entonces las hacíamos de nuevo. Y luego, él volvía a corregirle los motes y los errores ortográficos", cuenta.

"Ahora tengo un proyecto, hace un par de años. Quiero titularlo "Lo que aprendí" , sobre estos 50 años de oficio.

Y como uno siempre tiene un sueño, también el título de un libro que creo, no escribiré nunca: «Ahora que tengo tiempo, nadie me invita»".

-Pero escríbalo...

-Sí, pero primero tengo que terminar el primero.