Gonzalo Valenzuela, de jeans y morral, camina por TVN, devolviendo el saludo con una sonrisa a todos los trabajadores del canal con los que se cruza.

Relajado, tras su jornada de grabación en "Socias", el actor dice que está muerto de sueño porque, aprovechando que su familia está en Argentina, estuvo trabajando hasta las 3 de la mañana en dos documentales encargados por National Geographic/Fox Latinoamérica, que serán exhibidos en 59 países.

Se trata de la segunda temporada de la serie "Viviendo positivamente", que busca, en nuestro continente, héroes que han enfrentado grandes desafíos ambientales, económicos y sociales.

Son ocho historias, divididas en cuatro capítulos. Tres de ellos serán dirigidos por cineastas -en la primera temporada estuvo Kátia Lund (codirectora de "Ciudad de Dios") y Carlos Carrera ("El crimen del Padre Amaro")- y el último tendrá a Valenzuela tras las cámaras.

"Cuando les pregunté por qué me llamaron, me explicaron que querían un punto de vista distinto, a alguien que no fuera director, que viniera con otra mirada. Ya les mandé el primer corte. ¡Esperemos que les guste!", se ríe. Así, Valenzuela viajó a Honduras y Colombia. Se puso las vacunas correspondientes y trató de absorber la mayor cantidad de información. No aparecerá en cámara. Tampoco será voz en off. Prefiere dejar que los propios protagonistas vayan narrando su historia.

"Lo único que les pedí a NatGeo era compartir la dirección de contenidos con Feisal Sukni. Como esta invitación me vino muy encima, necesitaba mucha preparación antes de hacer los documentales", cuenta porque incorporó a el que había sido director, dos temporadas, de "Humanos en el camino" (2008 y 2009), primera experiencia documental donde Valenzuela participó. El primer trabajo trata sobre los pobladores de una cuenca en Honduras que aprendieron a reforestar, dejando de quemar o cortar árboles sin control alguno.

" Se dieron cuenta de que estaban maltratando su entorno, afectando a un arrecife cercano. Los dos protagonistas que elegí no conocían el mar. Entonces los acompañamos para que lo conocieran y comprobaran cómo lo lograron salvar".

-¿Qué te pasó a ti con esto?

-Fue bien emotivo. Acompañarlos a ellos, desde una ingenuidad y sabiduría ancestral se enfrentaban a la posibilidad de mejorar su entorno.

-¿Y cómo fue la experiencia en Colombia?

-Allí tuve un encuentro con la comunidad de los arhuacos. Están metidos en la Sierra Nevada, en un sitio muy alto y aislado. El problema es que les llegaron cosas de la civilización, como cajas de leche y bolsas, que empezaron a tirar al suelo pensando que se iban a reciclar, como las cáscaras de plátano. Y esto empezó a afectar al río. Entonces armaron un sistema de reciclaje maravilloso en la aldea que ellos llaman "el corazón del mundo".

-Me impresionó cómo se conectan con la tierra. De repente, sonaba un trueno y me decían: "Es que la tierra está enojada"... Fue estremecedor. De verdad.

-¿Cuándo fue la última vez que te habías desconectado de esta manera?

-Siempre trato de viajar y buscar destinos que me den un poco de paz, para salir de esta vorágine. Si tengo que viajar no me voy a Nueva York.

"Estamos pasando por un muy buen momento creativo"

Valenzuela descubrió, profundamente, una nueva veta por explorar. "Me gustaría dirigir. Llega un momento en el que uno puede decir: Ya soy actor, no estoy empezando. Recorrí un camino. Es interesante dar un paso a la conducción, ya no desde un personaje, sino desde uno mismo".

-¿Cine o documental?

-Quiero dirigir documentales, me fascinan, pero también, a muy largo plazo, una película. Tengo escritos un par de guiones. Me falta madurez de dirección, más estudios, quiero meterme en eso.

Valenzuela dice que volver a instalarse en Chile le ha hecho bien. "Estamos pasando por un muy buen momento creativo. Hace diez años éramos una isla; ahora estamos mucho más conectados con el mundo, musical y artísticamente. ¡Están pasando muchas cosas!", dice y adelanta que está trabajando también en abrir nuevas salas del Centro Mori.

"Me acuerdo cuando partimos, todos decían: «¡Qué están haciendo estos tipos con este modelo de negocios que mezcla la cultura y los malls!» Ahora, en cambio, nos felicitan. No había nada. Tenemos que construir las cosas. No nos quedemos esperando solamente los fondos del gobierno, busquemos otras formas de financiamiento".

"Ahora soy medio fome, estoy más viejo"

El actor cuenta todo esto haciendo gestos y sonidos chistosos, para exagerar el ambiente "chaquetero" que había en Chile antes de que se fuera a Argentina. "Saquémonos una foto acá mejor", dice en un momento poniéndose al lado de una manguera de un extintor a la entrada de TVN. Riéndose a carcajadas.

-Se te ve feliz.

-Estoy súper contento con las experiencias que he vivido y las decisiones que he tomado en mi carrera.

-Pasaste varios momentos de sobreexposición en los años anteriores, sobre todo en Argentina.

-Sí, pero ahora soy medio fome, estoy más viejo, tengo tres niños... Cuando eres más joven está todo el mundo mirándote. Vendrán otros a los que les va a tocar... qué lástima.

-¿Qué consejos les darías?

-Que se rían y se lo tomen con humor. Hay que ser profesional y enfocarse en lo que uno quiere.

-¿Qué pasaba cuando abrías el diario y te veías, ya no por temas artísticos?

-Me he angustiado mucho al ver cosas tristes de mi vida salir en la sección "Entretención". Contar que se te murió un hijo... para que la gente se entretenga. ¿No te parece absurdo? Eso es maldad. Eso te hace no querer pertenecer. Puedo ser arisco, porque esto hace mal.

-Y ojo que no te preguntan tonteras. A veces son cosas bien profundas. Se meten en temas súper duros, pero lo abordan desde la tontera. Los temas son súper profundos. Ahí hay que tener cuidado. Soy una amante del periodismo, tengo un tío periodista, el trabajo me fascina. Pero con respeto e inteligente. El buen ejercicio, no el errado. ¡Ya!, ¿cambiemos de tema, mejor?

-Pero hace diez años, ¿te veías como ahora?

- Nooo, jamás. Mi vida ha dado demasiados giros. En la época de "Machos" vivía solo y feliz en El Cajón del Maipo, en una cabañita cerca del cerro. Y de repente estaba en Buenos Aires, en un departamento en Puerto Madero y grabando una serie que me llevaba a grabar a Brasil. Todo lo que ha pasado ha sido una locura.

Sus amigos: Charly y Fito

El actor entró de lleno al cine argentino: "Solo contigo", de Alberto Lecchi ("Nueces para el amor") llegará a Buenos Aires, tras su estreno en Madrid. En noviembre debuta en el Festival de Mar del Plata con "El amor a veces", de Eduardo Milewicz, donde actúa junto a Leticia Brédice y Malena Villa ("Una historia preciosa, sobre un deportista que tiene un romance con una adolescente"). Y se vienen dos más: "Olvídame", cinta fantástica de Aldo Paparella, y en abril entra a grabar en Marruecos y Nueva York una cinta de Daniel Barone ("El guión está buenísimo").

El actor, cuando habla de su experiencia en Buenos Aires, está lleno de anécdotas. Casi como un viejo sabio que aconseja a los más jóvenes en un bar.

"Me acuerdo que cuando llegué, Gastón Pauls me invitó a una fiesta. Y estaba Charly García sentado al piano. ¡No lo podía creer! Le tomé una foto, para mandársela a Diego Muñoz, cuando siento que me agarran cuatro guardias y me echan. Tuve que volver a llamar a Pauls para entrar. Ahora, lo chistoso, es que somos bien amigos con Charly, nos juntamos harto".

También con Fito Paéz, que lo convocó para protagonizar el clip de "Ne me quitte pas", su versión del clásico de Jacques Brel. "A los dos nos une afectivamente esa canción, por eso me invitó".