Cultura/Espectáculos
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Los secretos de los "Viernes sin censura", la noche más salvaje de la TV

En días donde el humor ha estado cuestionado, el espacio de "Mentiras Verdaderas" (La Red) se convierte en un refugio para los chistes de grueso calibre. Un millón de visitas tiene un video donde el Profesor Rossa relata la historia de un "violador" en el Lejano Oeste. Aunque todos están de acuerdo: hay límites. 

por:  La Segunda / Juan Carlos Ramírez F.
viernes, 31 de mayo de 2013

Modelos, irreverencia, garabatos, un conductor cómplice y personajes reconocidos son las claves del éxito en TV e internet.


Cada viernes, desde hace un año, "Los viernes sin censura", de "Mentiras Verdaderas", se ha convertido en un auténtico refugio para la comedia más irreverente, subida de tono o -como sus mismos participantes lo reconocen- "con garabatos y pasada para la punta".

Un espacio donde han desfilado desde el Los Atletas de la Risa (antes de la etapa de humor blanco) hasta Claudio Reyes ("Charly Badulaque") y Gustavo Becerra ("El guatón de la fruta").

El programa ha crecido su audiencia en un 35.9%, pasando de 3.9 puntos promedio en 2012 a 5.3 puntos este año. Aunque donde mejor se puede ver el fenómeno es en internet. La rutina del Profesor Rossa llamada "chiste finito" (sobre un "cachero de las pampas" que arrasa con personas y animales y llega a enfrentarse a un sheriff) ya suma casi un millón de reproducciones.

Junto al resto de las rutinas, "Mentiras Verdaderas" ya acumula 38 millones de reproducciones, según la agencia Comscore y su aplicación Videometrix. Esto convirte a La Red en el canal chileno más visto en YouTube. El ritmo es de 2 millones de reproducciones mensuales. Sus más cercanos competidores, TVN y Canal 13, llegan a los 500.000 cada uno.

"Esto se ha convertido en la prolongación del living de tu casa", explica Iván Arenas (El Profesor Rossa), una especie de maestro de ceremonias del programa conducido por Jean Philippe Cretton.

"Un espacio de catarsis, donde efectivamente usamos mucho el doble sentido, pero donde tampoco decimos cualquier cosa. Yo mismo he aprendido, de tanto contar chistes, que algunos funcionan en una fiesta y otros no, dependiendo la gente que esté escuchando. Si hay más mujeres que hombres, no voy a andar contando chistes machistas", grafica Arenas.

-¿El tema del "Lagarto Murdock" obliga a una redefinición?

- Fue una torpeza. Pero él le puede sacar provecho a la situación, recordándole al público en lo que se metió. Yo estoy de acuerdo con que tener ciertos límites permite hacer todo lo demás.

Efectivamente, aunque el programa de La Red a ratos se vuelva un bombardeo de delirantes chistes sexuales, también hay una línea editorial que se ajusta a una idea sagrada: no pasar a llevar la dignidad de las personas. La productora Carolina Salinero recuerda que en septiembre del año pasado, el "Lagarto Murdock" también llegó como invitado, contando chistes que afectaban a afroamericanos y judíos. No volvió a ser invitado.

Tres meses después, el Consejo Nacional de Televisión formuló cargos contra el canal por esa rutina. Los descargos de la estación -donde pidieron disculpas por haber herido sensibilidades- fueron aceptados.

El director de "Mentiras Verdaderas", Juan Pablo Tapia , explica que en el programa se revisan todas las rutinas que se hacen. "Es verdad, hay un tono picaresco, a veces grosero, pero tiene una línea editorial marcada".

"Aunque también hay que entender que uno, a veces, se ríe de las situaciones y no de la persona. Por ejemplo, esa rutina de un tipo que se le quedó la silla de ruedas en el bar e intenta llegar gateando a la casa. Lo gracioso son las cosas que hace para que no lo pille su esposa y no su condición física", explica Arenas.

Todos los lunes al mediodía, el equipo se reúne. Aunque el director y la productora deben también preocuparse del programa "serio" que se hace durante la semana, el "sin censura" es el regalón.

"Falta el puro asado"

Además de las entrevistas, una de las responsabilidades que asumió Jean Philippe Cretton era conectar con los comediantes, tal como lo hacía el anterior conductor, Eduardo Fuentes. Si bien, su trabajo ha sido bien evaluado desde el principio, el conductor siente que es ahora donde ha logrado las confianzas necesarias con el equipo para hacer grandes rutinas.

"Para hacer humor es fundamental conocerse con los otros. Y en estos tres meses he logrado armar buenas migas. Es básico también reírse de uno mismo. Lo pasamos bien y tenemos una relación mejor y más fuerte", explica Cretton. "Siempre he sido de la idea de que cuando echas las tallas hay que aceptarlas. A los chiquillos, de hecho, les digo cosas mías para que se rían".

-¿Cuál es el aporte del espacio?

-Representar lo que pasa entre amigos tomando en la casa. La sorpresa no es el chiste, sino escucharlo en la tele. Como nos acostumbramos a una televisión pacata que no refleja la sociedad, nos causa sorpresa escuchar un chiste subido de tono en la tele. En serio, no nos sentimos haciendo televisión, sino estando en el patio. Falta el puro asado.

-¿Es verdad que cuando alguien se desubica en la rutina los otros lo corrigen?

- Es que hay que pensar que los humoristas que forman parte del programa son de vasta trayectoria. Ya se equivocaron antes y, por ende, ya saben los límites.

"El mejor humor se hace en el Congreso"

Uno de los invitados estables del programa es Claudio Reyes, personificando a Charly Badulaque. En rigor, este locutor de radio "chanta" no usa malas palabras. Sólo las insinúa y es el público quien las completa.

Y aunque su profesión es la de actor, cada viernes se pone su particular traje y ataca con un celebrado repertorio de chistes. "Me escudo en el personaje para actuar de una manera que jamás haría en la vida real", explica.

El siente que tener un show donde se habla distendidamente, con garabatos y sin temerle a la ridiculez o el doble sentido, es algo que la gente agradece.

"Reproducimos lo que se hace en cualquier asado del país. Y en ellos hay irreverencia, morbosidad y doble sentido. Pero en ambos lugares no se falta el respeto ni se denuesta. El concepto «sin censura» no significa que hagamos lo que queramos, porque también tenemos contenidos".

-Teniendo eso claro, ¿hay momentos donde se pierde el control del chiste?

- En el fragor del escenario, con la adrenalina y las ganas de querer ser más chistoso, uno se puede salir de madre. Incluso podemos ser más groseros de lo que somos en la vida real y salirnos del libreto, pero hay cosas de las que no podemos reírnos.

-¿Cómo se puede tener tan claro eso?

-Hay temas como el Holocausto, los Detenidos Desaparecidos, los pieles rojas, los onas, donde simplemente no se puede hacer humor. ¡Hay tanta tontera en el mundo para reírnos! La mayor competencia que uno tiene haciendo humor son los políticos. No hay chiste que compita con ellos. Y encima les pagan. El mejor humor se hace en el Congreso.

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