Apenas 10 canciones en una hora. Eso fue todo lo que Chuck Berry (86 años) dedicó el domingo a las casi 15 mil personas que agotaron las entradas en el Luna Park de Buenos Aires.

Incluye clásicos como "Roll over Beethoven" o "Sweet little sixteen"en el show que está programado para este martes, en el Movistar Arena (Puntoticket). El viernes pasado en Curitiba, Brasil tocó apenas... ocho temas.

Para su llegada a Chile ya solicitó mariscos y jugos naturales en su camarín, además de un Mercedes blanco para pasear por Santiago.

Pero no es sólo la mezquindad del setlist lo que preocupa, sino también -como puede chequearse en YouTube- que tocó fuera de tono sus solos e intervenciones de guitarra. También olvidó las letras, al punto que su hija y corista, Ingrid, debió cantar y hacer palmas y su hijo Charles, rellenar con su guitarra. Quizá el único momento de relajo fue cuando invitó a subir a mujeres al escenario y éste se repletó, al punto de que los guardias tuvieron que socorrer al músico.

Maximiliano Poter , de ESPN y Rolling Stone, fue uno de los que estuvieron allí y relató a La Segunda los pormenores. "Fue un show entre bizarro, triste e indignante: un verdadero «incendio» a su figura, nombre, leyenda y legado. El show fue corto, acompañado de una banda mediocre que hacía lo que podía ante las lagunas y despistes del músico... Su hija, sentada a un costado del escenario y con cartera en mano, se metía cada tanto, en los momentos más complicados, para pasarle letra, cantar, tocar la armónica y hacer palmas para distraer un poco la atención y salvar la poca dignidad que había".

Hacia el final, cuenta, dos personas lo acompañaron a retirarse del escenario mientras el músico intentaba hacer el célebre "paso del pato" con su guitarra. "Lo guiaron como quien lleva a un abuelo perdido de vuelta a su cama. Es muy triste. Todos sabíamos de los impedimentos físicos y mentales de Berry, pero hay límites. Se puede hacer perfectamente un show que, comprendiendo esas limitaciones, celebre su figura y legado con respeto y dignidad. Fue una falta de respeto no sólo al músico, sino para cualquier persona mayor".

Poter habla de una cadena de irresponsabilidades que parte por el propio Berry que "quizá por necedad o terquedad, no reconoce que debe retirarse". También de los familiares "que prefieren acompañarlo en esta vergüenza quizás con la excusa de cuidarlo", pero que terminan haciendo usufructo de su persona y mancillando su legado". Y también de los productores que saben que Berry no está en condiciones de dar espectáculos "respetables".

"No fue un show, fue un reality"

Lo primero que advierte el periodista subeditor de Radar de Página/12, Martín Pérez , es que no fue un show convencional. "Fue un reality. Uno que muestra los restos del padre del rock".

Y recuerda que el mismo Berry dijo el año pasado cuando el Salón de la Fama del Rock le entregó el premio American Music Masters: "Yo no puedo cantar, sólo puedo recitar", aclarando que si sigue activo en vivo es "gracias a la nostalgia".

"Celebro que el show no haya sido prefabricado, tipo La Vegas, con una banda que toque en su lugar, disimulándolo todo para que la gente sonría y se vaya feliz a casa. Lo que ves es lo que hay: un señor de 86 años que no sabía muy bien qué hacer con su guitarra, que no recordaba sus propios temas, que tenía destellos de lo que fue".

Chuck Berry: "Este negro no se sabe ni sus propias canciones"

"Vi a un Chuck humilde también, avergonzado, rodeado por sus hijos que no sabían muy bien cómo ayudarlo y que al final terminaron pidiendo casi perdón", continúa Pérez.

Cuenta que el público "jamás fue cruel", estuvo con la boca abierta "como si hubieran visto un choque", que coreó al final el "Johnny B. Goode", pero que se fue triste, sabiendo que era la última vez que veían al hombre que inventó el rock and roll. El mismo Chuck dijo despacito: "Este negro no se sabe ni sus propias canciones".

Además, Pérez recuerda que Berry toca todos los meses en su casa en Louisiana, junto a sus hijos, a 30 dólares la entrada. Algo que contrasta con esta gira que "es medio un despropósito, el viejo debe estar cansado, tiene que tocar todas las noches".

Peter Rock: "No hay ningún respeto"

Aunque una hora de show es el compromiso que Chuck Berry ha cumplido en todas sus presentaciones, esto es algo que dará que hablar. Para Peter Rock lo que ocurrió en Argentina es algo "macabro". "Indiscutiblemente marcó el comienzo del rock and roll con una carrera impecable, pero cuando una persona llega a ese punto los productores están cometiendo un fraude", señaló esta mañana el músico, uno de los precursores del rock local.

"Están presentando a alguien que no canta, se le va el tono, olvida la letra. Si lo advierten, no importa. Tienen que darse cuenta de que olvida la letra, entra en otra nota, pero les interesa llenar el estadio y ganar plata. No hay ningún escrúpulo, ningún respeto por un personaje que fue admirado por Los Beatles. Era el papá del rock".

"Puede tener la edad que tenga, pero tiene que hacer un trabajo bien hecho", concluye.

Para el locutor de la radio Futuro, Sergio "Pirincho" Cárcamo , hay que distinguir entre la figura histórica y el espectáculo en concreto. "No sé cómo estará físicamente, pero es lógico que a su edad tenga problemas. Pero es como ver al Apolo 13. ¡Imagínate que llegue a Chile! Habrá que verlos. Ver a Chuck Berry es como ver a una momia: un pedazo de la historia".

Pero por otro lado, si el show de Chile es igualmente corto, "será una lata y desde el punto de vista de las expectativas musicales me desilusionaría". Aunque, más que culpar a Berry, el problema estaría en los productores "al no advertir que el show sería así de breve".